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                                                                                                                              Historia de una demanda al Ejército por tres niños muertos por una granada

                                                                                                                              Hace más de seis años en Cumaribo (Vichada) murieron tres menores en un polígono del Ejército. Las familias volvieron a pedir celeridad en la investigación.

                                                                                                                              Juan Sebastián Lombo / @JuanLombo

                                                                                                                              El 13 de noviembre de 2013 cuatro niños fueron víctimas de un artefacto explosivo en un polígono. / Gustavo Torrijos - El Espectador

                                                                                                                              Desde hace seis años, las familias de Edwin Obed González y los hermanos Nelson y Jesús Grajales Granados buscan que el Estado reconozca su responsabilidad por el accidente en que dos de ellos —y un amigo más— perdieron la vida. Ocurrió en un polígono de tiro ubicado en el Batallón de Infantería N.° 43 en Cumaribo, Vichada. Pero no han tenido suerte. Su demanda ha pasado por tres tribunales (Antioquia, Cundinamarca y Meta) y nada que arranca. Es más, de acuerdo con el abogado de las víctimas, José Ramón Parra, el caso está engavetado en el Tribunal Administrativo del Meta: llegó allí en 2016 y, a pesar de tres solicitudes de celeridad, la última de este año, ni siquiera han llamado a conciliación.

                                                                                                                              (Lea también: Las demandas contra Colombia en tribunales de arbitramento)

                                                                                                                              El accidente por el que se inició el proceso judicial ocurrió el 13 de noviembre de 2013 en Cumaribo. Cuatro niños (Eric Leonardo Mosquera Duarte, catorce años; Edwin Obed González, once años; Nelson Grajales Granados, ocho años, y su hermano Jesús Bernardo, seis años) salieron del colegio y fueron a jugar a las afueras del pueblo. En el expediente se lee que, según habitantes de ese municipio, los jóvenes comenzaron a lanzarles piedras a unas vacas hasta llegar a las cercanías del Batallón de Infantería. Allí entraron al polígono de tiro largo, una amplia explanada que no tenía cercas ni avisos que advirtieran de las actividades que se realizaban allí.

                                                                                                                              Read more!

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                                                                                                                              (Le puede interesar: Condenan a la Nación por ejecución extrajudicial de joven de 15 años a manos del Ejército)

                                                                                                                              “Cuando la bala se rompió yo me fui solo para el caño caminando, porque los otros niños se murieron, yo estaba en el caño y llegó Cristian (otro joven) y dijo: ‘Se le salió (sic) las tripas’”, fue el testimonio del único sobreviviente. La familia del niño no entiende todavía cómo quedó con vida: estaba en el radio de letalidad de la granada, al igual que sus amigos fallecidos, y se fue con una herida amplia, pues se le perforó el abdomen y los intestinos quedaron expuestos, hasta una pequeña quebrada a lavar su camiseta porque había quedado manchada de sangre. El pequeño Jesús fue llevado a un centro asistencial de Cumaribo y luego trasladado de emergencia en un avión ambulancia hasta Villavicencio.

                                                                                                                              Read more!

                                                                                                                              La recuperación fue difícil y su principal huella es una cicatriz larga en el abdomen. No obstante, hoy el menor tiene doce años y, además de un leve problema para procesar los alimentos, la única secuela considerable es un temor a que lo vean sin camisa o en pantaloneta, pues no le gusta mostrar sus heridas. Por otro lado, ante la pérdida de sus seres queridos, las familias de Obed González y de los hermanos Grajales Granados emprendieron una lucha legal contra el Ministerio de Defensa y la Presidencia. Para ellos, la suerte de sus hijos la marcó una clara omisión de los hombres del Ejército que operaban allí.

                                                                                                                              (Lea también: Cierran filas para pedirle a la Corte Constitucional que amplíe vigencia de la ley de víctimas)

                                                                                                                              De acuerdo con la demanda interpuesta por los familiares de las víctimas de la explosión, el Ejército cometió una grave omisión debido a que el polígono, ubicado cerca al Batallón de Infantería N.° 43 y en el que se hacían ejercicios de tiro y lanzamiento de granadas, estaba en “un terreno abierto al público”, que permitía el libre tránsito de personas, sin ninguna señalización, cercado ni advertencia. Además, según los accionantes, la granada de fragmentación sin explotar habría sido abandonada por los uniformados, por lo que habrían llegado a cometer una infracción directa contra el derecho internacional humanitario, al poner en peligro a los civiles que pasaban por allí con regularidad.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              (Le puede interesar: Las 10 cartas del Estado para combatir la corrupción de Odebrecht)

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              (Le puede interesar: La disputa interna de la JEP por el manejo de su presupuesto)

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              El 13 de noviembre de 2013 cuatro niños fueron víctimas de un artefacto explosivo en un polígono. / Gustavo Torrijos - El Espectador

                                                                                                                              Desde hace seis años, las familias de Edwin Obed González y los hermanos Nelson y Jesús Grajales Granados buscan que el Estado reconozca su responsabilidad por el accidente en que dos de ellos —y un amigo más— perdieron la vida. Ocurrió en un polígono de tiro ubicado en el Batallón de Infantería N.° 43 en Cumaribo, Vichada. Pero no han tenido suerte. Su demanda ha pasado por tres tribunales (Antioquia, Cundinamarca y Meta) y nada que arranca. Es más, de acuerdo con el abogado de las víctimas, José Ramón Parra, el caso está engavetado en el Tribunal Administrativo del Meta: llegó allí en 2016 y, a pesar de tres solicitudes de celeridad, la última de este año, ni siquiera han llamado a conciliación.

                                                                                                                              (Lea también: Las demandas contra Colombia en tribunales de arbitramento)

                                                                                                                              El accidente por el que se inició el proceso judicial ocurrió el 13 de noviembre de 2013 en Cumaribo. Cuatro niños (Eric Leonardo Mosquera Duarte, catorce años; Edwin Obed González, once años; Nelson Grajales Granados, ocho años, y su hermano Jesús Bernardo, seis años) salieron del colegio y fueron a jugar a las afueras del pueblo. En el expediente se lee que, según habitantes de ese municipio, los jóvenes comenzaron a lanzarles piedras a unas vacas hasta llegar a las cercanías del Batallón de Infantería. Allí entraron al polígono de tiro largo, una amplia explanada que no tenía cercas ni avisos que advirtieran de las actividades que se realizaban allí.

                                                                                                                              Read more!

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                                                                                                                              (Le puede interesar: Condenan a la Nación por ejecución extrajudicial de joven de 15 años a manos del Ejército)

                                                                                                                              “Cuando la bala se rompió yo me fui solo para el caño caminando, porque los otros niños se murieron, yo estaba en el caño y llegó Cristian (otro joven) y dijo: ‘Se le salió (sic) las tripas’”, fue el testimonio del único sobreviviente. La familia del niño no entiende todavía cómo quedó con vida: estaba en el radio de letalidad de la granada, al igual que sus amigos fallecidos, y se fue con una herida amplia, pues se le perforó el abdomen y los intestinos quedaron expuestos, hasta una pequeña quebrada a lavar su camiseta porque había quedado manchada de sangre. El pequeño Jesús fue llevado a un centro asistencial de Cumaribo y luego trasladado de emergencia en un avión ambulancia hasta Villavicencio.

                                                                                                                              Read more!

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                                                                                                                              (Lea también: Cierran filas para pedirle a la Corte Constitucional que amplíe vigencia de la ley de víctimas)

                                                                                                                              De acuerdo con la demanda interpuesta por los familiares de las víctimas de la explosión, el Ejército cometió una grave omisión debido a que el polígono, ubicado cerca al Batallón de Infantería N.° 43 y en el que se hacían ejercicios de tiro y lanzamiento de granadas, estaba en “un terreno abierto al público”, que permitía el libre tránsito de personas, sin ninguna señalización, cercado ni advertencia. Además, según los accionantes, la granada de fragmentación sin explotar habría sido abandonada por los uniformados, por lo que habrían llegado a cometer una infracción directa contra el derecho internacional humanitario, al poner en peligro a los civiles que pasaban por allí con regularidad.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              (Le puede interesar: Las 10 cartas del Estado para combatir la corrupción de Odebrecht)

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              Además de la negativa del Estado, los familiares han tenido que afrontar un proceso paquidérmico. En 2015 fue radicado en el Tribunal Administrativo de Antioquia, bajo el argumento de que varios de los familiares de las víctimas vivían en ese departamento. Sin embargo, tras las objeciones de una de las partes, el caso fue remitido al Tribunal Administrativo de Cundinamarca, porque en Bogotá está la sede del Ministerio de Defensa, principal demandado. Ya en la capital, una nueva objeción envió el proceso al Tribunal Administrativo del Meta, debido a que esta era la corporación más cercana por territorialidad al lugar de los hechos.

                                                                                                                              (Le puede interesar: La disputa interna de la JEP por el manejo de su presupuesto)

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              En el Meta, el caso ni siquiera ha comenzado. Además de tomar más de un año para ser admitido, el despacho a cargo del proceso no ha citado a las partes para una conciliación, paso básico para que siga su debido camino en la vía legal. El afán de las familias de las víctimas las ha llevado a presentar tres solicitudes de celeridad, la última en julio de este año, pero no ha generado mayores efectos. Ante esta situación, el abogado de las víctimas le confesó a este medio que está buscando herramientas legales que saquen del letargo a este proceso, pues van seis años entre la vía penal y administrativa y nada ha pasado. Los niños murieron en un polígono militar y no hay aún responsables.

                                                                                                                              Por Juan Sebastián Lombo / @JuanLombo

                                                                                                                              Ver todas las noticias
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