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La historia de una desaparición intrafilas del Ejército que está ante la CorteIDH

Los familiares del soldado profesional Óscar Iván Tabares Toro buscan tener información sobre lo que ocurrió con el uniformado que desapareció en diciembre de 1997. El militar había tenido altercados con algunos de sus superiores y había mencionado que quería abandonar el Ejército por el maltrato al que se enfrentaba.

08 de noviembre de 2022 - 11:26 a. m.
María Helena Toro, madre de Óscar Tabares, enseña fotografía de la víctima de desaparición forzada.
María Helena Toro, madre de Óscar Tabares, enseña fotografía de la víctima de desaparición forzada.
Foto: Julián Ríos Monroy

El soldado profesional Óscar Iván Tabares Toro, en diciembre, completa 25 años desaparecido. Sus familiares le perdieron el rastro cuando hacia parte de la compañía Tigre de contraguerrilla del Ejército que se ubicaba en la jurisdicción de San Juanito, en el departamento de Meta. La búsqueda para dar con su paradero, que no ha cesado por parte de sus seres queridos, este martes tiene un capítulo nuevo. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH), en audiencia, escuchará por primera vez lo sucedido respecto de su desaparición y la falta de investigación de las autoridades colombianas en el caso.

La familia Tabares Toro llevó el proceso a instancias internacionales porque, paradójicamente, las únicas investigaciones que se adelantaron en territorio nacional en el caso del soldado oriundo de Eliconia, Antioquia, fueron en su contra y desviaron la atención de lo que fue su desaparición. No obstante, este martes, en audiencia pública ante la CorteIDH, la familia del soldado, en compañía del abogado David Iregui, miembro de la Comisión Colombiana de Juristas, expondrán no solo la falta de celeridad en las investigaciones, sino los hostigamientos que ha recibido una vez se perpetró el crimen.

Óscar Iván ingresó al Ejército cuando apenas tenía 20 años. Su sueño era ser uno de los mejores militares como algunos de sus familiares, pero todo empezó a desdibujarse cuando llegó a la compañía Tigre en donde, según le dijo a su familia, tuvo problemas con el entonces teniente Iván Ramiro Rodríguez que, para la época, era su comandante. El uniformado, quien visitó a su familia en octubre de 1997, en Medellín, le dijo a su mamá que las cosas en la unidad militar no iban bien, a su juicio, era hostigado por el teniente Rodríguez.

La situación, según su dicho, se agravó con el pasar de los días. De acuerdo con el testimonio que reposa en la CorteIDH, el uniformado le hizo una llamada a su madre durante los primeros días de noviembre y en ella le decía que debía comprar una carpa nueva porque la que tenía el teniente la quemó con una vela que tenía prendida. Para el 14 de diciembre, es decir, 14 días antes de su desaparición, Óscar Iván se comunicó con su mamá y le dijo que se moverían hacia San Juanito a cumplir una misión, pero que tenía intención de retirarse del Ejército porque no toleraba el supuesto maltrato que recibía por parte de su superior.

Desde esa fecha, la madre del soldado no volvió a tener noticias de su hijo sino hasta el 6 de enero de 1998. La mujer se comunicó con un amigo y este le dijo que lo mejor era que se comunicara directamente con la Escuela de Artillería, pero la llamada, además, le generó suspicacia porque alguien de fondo dijo: “dígale la verdad”. Sin saber nada de Óscar Iván, sus familiares se acercaron a la Cuarta Brigada del Ejército, ubicada en Medellín, y al pedir información les dijeron que Tabares Toro había lanzado una granada contra el teniente Rodríguez y el cabo Ernesto Rodríguez y había huido.

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Por parte de la institución castrense, esa fue la única respuesta que obtuvieron del soldado, por lo que no dudaron en presentar una denuncia por desaparición, y empezar a indagar con los compañeros del pelotón lo que había ocurrido. La mayoría coincidieron en que Tabares Toro había sido asesinado. Lo que trascendió es que tras la supuesta explosión hubo una discusión y enfrentamiento con el teniente y el cabo, y minutos más tarde, se escucharon unos disparos.

Con información difusa de lo que había ocurrido con Óscar Iván, sus familiares empezaron todos los procesos penales y disciplinarios, pero ninguno daba resultados, por lo que decidieron empezar la búsqueda por sus propios medios. Llegaron hasta San Juanito, en Meta, y allí unos campesinos les indicaron el lugar en el que habían acampado los soldados y, además, revelaron que había una carpa ensangrentada y perforada por esquirlas. Al moverse a la zona hallaron lo que sería la ropa interior y un medicamento que usaba Óscar Iván.

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Hasta el momento, el Ejército siempre ha dicho que, el soldado antioqueño que, supuestamente, tenía una adicción a las drogas y era parte de una estructura ilegal que delinquía en Medellín, atacó con granada a sus superiores. No obstante, esa hipótesis se desdibujo porque ni el teniente ni el cabo tuvieron heridas ni laceraciones producto de esa explosión. Ausente y sin saberse de su paradero, Óscar Iván fue procesado por el delito de tentativa de homicidio en la Justicia Penal Militar, pues lo que sostenían era que el soldado agredió a sus superiores y posterior a ello desertó del Ejército dejando su fusil y su equipo en el lugar donde estaban alojados.

En 2006, la Penal Militar absolvió a Óscar Iván porque consideró que no había pruebas suficientes en su contra para determinar culpabilidad en la tentativa de homicidio al cabo y al teniente Rodríguez. El proceso en esa materia quedó ahí, pero hoy, a punto de cumplirse 25 años de su desaparición los familiares del soldado desconocen de su paradero y de si está con vida o no. Su madre en su lucha incansable por hallarlo llegó hasta un frente de la guerrilla de las Farc para preguntar si se había enlistado en sus filas, pero recibió una negativa, esa misma que ha tenido por parte de las autoridades colombianas que se han rehusado a adelantar investigaciones.

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El proceso en materia penal está en indagación, y hasta el 2017, solo se habían vinculado en forma de instrucción a tres oficiales. El Estado, en su defensa, le ha dicho la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y a la CorteIDH que “a la obligación de esclarecimiento, juzgamiento y sanción de los hechos, no existe un retardo injustificado, ya que las conductas de las autoridades investigativas han sido diligentes y constantes en cuanto al impulso y gestión y que la complejidad radica en las características del crimen”. De momento, la audiencia ante la CorteIDH es el primer paso para que el órgano internacional defina si hubo o no falla del Estado en la desaparición y posible muerte de Óscar Iván.

Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.

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