Los Caparros pueden estar fortaleciéndose pese a múltiples golpes
La reciente muerte en combate de “Caín”, máximo líder de este grupo que delinque en el Bajo Cauca antioqueño, se suma a las 40 capturas y cuatro muertes en operativos de miembros de este facción en 2020. Ellos aún no ceden y ya hay dos en fila para suceder a su difunto exjefe.
David Escobar Moreno
Felipe Morales Sierra
Los Caparros -o Bloque Virgilio Peralta Arenas- se quedaron esta semana sin su máximo jefe, alias Caín. Se trata de uno de los grupos armados más violentos del Bajo Cauca antioqueño, a quienes se les atribuyen desplazamientos forzados, homicidios selectivos y masacres, como la ocurrida en Nechí (Antioquia) el pasado 4 de noviembre. La Fiscalía los señala de haber asesinado a por lo menos seis líderes sociales. Herederos del paramilitarismo, han consolidado su dominio sobre el narcotráfico y la minería ilegal, así como un control de las carreteras, asociándose con la insurgencia, bandas criminales y hasta un cartel mexicano. Todo a pesar de ser blanco constante de las autoridades.
Gracias por ser nuestro usuario. Apreciado lector, te invitamos a suscribirte a uno de nuestros planes para continuar disfrutando de este contenido exclusivo.El Espectador, el valor de la información.
Los Caparros -o Bloque Virgilio Peralta Arenas- se quedaron esta semana sin su máximo jefe, alias Caín. Se trata de uno de los grupos armados más violentos del Bajo Cauca antioqueño, a quienes se les atribuyen desplazamientos forzados, homicidios selectivos y masacres, como la ocurrida en Nechí (Antioquia) el pasado 4 de noviembre. La Fiscalía los señala de haber asesinado a por lo menos seis líderes sociales. Herederos del paramilitarismo, han consolidado su dominio sobre el narcotráfico y la minería ilegal, así como un control de las carreteras, asociándose con la insurgencia, bandas criminales y hasta un cartel mexicano. Todo a pesar de ser blanco constante de las autoridades.
(En contexto: Murió en combate alias Caín, máximo líder de Los Caparros)
Emiliano Alcides Osorio, como realmente se llamaba Caín, fue hallado en una vivienda en zona rural del municipio de Tarazá (Antioquia). Luego de que la Fiscalía interceptara más de 60 líneas telefónicas y realizara 10 allanamientos, dieron con el escondite de este hombre, quien por lo menos desde 2017 venía comandando el grupo armado, que inicialmente fue una facción del Clan del Golfo -o Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc), autodenominación que rechaza la familia de Jorge Eliécer Gaitán-. Caín llegó al mando después de que las autoridades capturaran a Seis-Siete y, como en toda organización criminal, en un vacío de poder como el que se acaba de crear siempre hay un sucesor.
Según el organigrama del grupo criminal construido por la Fuerza Pública, hay dos personas que podrían quedar al mando de esta disidencia de las Agc. Se trata de Róbinson Gil Tapias, alias Flechas, quien comanda el frente Carlos Mario Tabares de este grupo armado, y Jhon Freddy Miranda, alias el Evangélico, cabeza del frente Norberto Olivares. El primero de ellos empezó a estar en el radar de las autoridades en julio de 2018, cuando el entonces fiscal general, Néstor Humberto Martínez, lo señaló como uno de los determinadores del asesinato de la líder social Ana María Cortés en el municipio de Cáceres, Antioquia.
(Lea también: Los detalles de la guerra a muerte entre el Clan del Golfo y Los Caparros)
El segundo, el Evangélico, según el Ejército, es uno de los hombres que está encargado de la cruda confrontación que sostienen los Caparros con los hombres de las Agc bajo el mando de Otoniel. Fuentes del Ejército señalan que al mando de Flechas quedan entre 150 y 180 hombres en armas. “El peligro es que en estas regiones, donde no hay oportunidades, a los pelados los reclutan muy fácil para que campaneen (es decir, para que avisen sobre movimientos de la Fuerza Pública o de los enemigos), muevan armas o droga e incluso perpetren homicidios”, dijo una fuente de la Policía cercana a las investigaciones contra este grupo.
Pero a la muerte en combate de Caín se suman otros 11 golpes estratégicos que las autoridades le han dado a este grupo armado durante 2020, según información de la Fiscalía. Han sido capturados, por ejemplo, 27 presuntos miembros del ala armada, siete de las redes de apoyo, cinco del ala financiera y dos con algún tipo de vinculación política. A todos les han imputado, dependiendo de su rango en la organización, cargos por concierto para delinquir, tráfico o porte de armas, tráfico o fabricación de estupefacientes y homicidio, y a la mayoría los enviaron a la cárcel. Cuatro supuestos integrantes más han muerto en enfrentamientos.
En febrero, por ejemplo, fue capturado Falcao, señalado de ser reclutador y entrenador de la organización, a quien vincularon directamente al asesinato del líder social Norberto Alonso Gutiérrez, perpetrado en octubre de 2018. Al supuesto jefe de los Caparros lo condenaron en agosto pasado a 11 años de prisión. Al mismo crimen fue relacionado el Político, capturado en marzo pasado y quien, según El Tiempo, le estaba disputando el poderío a Caín y al parecer servía de intermediario entre este grupo y las disidencias de las Farc con las que terminaron aliándose. Fue sentenciado en septiembre pasado a seis años de cárcel.
(Lea: Frustran plan de fuga de internos vinculados a Los Caparros en Montería)
Asimismo, hacia mediados de este año murió en combates Evier Antonio Ortega, alias Romaña, supuesto miembro del estado mayor de los Caparros y quien al parecer llegó a estar a cargo de 60 hombres para combatir al Clan del Golfo. Según dijo la Fiscalía en su momento, “las investigaciones dan cuenta de que este hombre era el encargado de un plan de expansión criminal en Antioquia, en el que se habrían ordenado agresiones de diferente tipo contra defensores de derechos humanos de la región del Bajo Cauca antioqueño y el sur del departamento de Córdoba”. Fue señalado responsable, junto a Caín, del homicidio de los líderes de sustitución Jáder Polo Baltazar y Jáder Pertuz Polo.
Aunque las disputas entre las Agc y los Caparros se remontan a 2017, según una alerta temprana de agosto pasado de la Defensoría del Pueblo, este año hubo un cambio sustancial que aumenta el riesgo en el Bajo Cauca antioqueño: “Durante 2020 se observa el interés de atacar lo que se consideran las sedes de mando del enemigo, provocando masacres y desplazamientos forzados. Se trata de una estrategia de aniquilación del enemigo que comporta graves riesgos para la población civil, por cuanto el repertorio de violencia de dichos actores se ha dirigido de forma directa en contra de los habitantes del municipio que consideran colaboradores de su contraparte”.
(Vea: Dos masacres en menos de 48 horas, ¿qué esta pasando en Córdoba?)
El enfrentamiento es por el narcotráfico y, para expandirse, cada grupo contaría con mexicanos detrás: por un lado, las Agc estarían aliados con los de Sinaloa, y, por otro, Flechas y sus hombres con los de Jalisco Nueva Generación. De la alianza criminal también serían parte el frente Héroes y Mártires de Tarazá de la guerrilla del Eln, así como las disidencias del frente 36 de alias Cabuyo, uno de los hombres que junto a Gentil Duarte lideran el proyecto de unificación de las disidencias de las Farc. Las alianzas han permitido equilibrar la balanza del negocio, controlado en esta región por el hombre más buscado en Colombia: Otoniel .
El origen de los Caparros o Caparrapos
Flechas ha sido testigo directo del paramilitarismo en Colombia y sus posteriores mutaciones durante las últimas dos décadas. Primero, hizo parte del Bloque Mineros de las Autodefensas Unidas de Colombia, comandadas por alias Cuco Vanoy, quien se encuentra en Estados Unidos cumpliendo una pena por narcotráfico desde 2008. Fue durante esos años que Flechas conoció a Caín y luego, de la mano de este, pasó a integrar las Agc, grupo que en un inicio lideró Don Mario y que ha sido rotulado por las autoridades con distintos nombres: los Urabeños, Clan Úsuga y ahora Clan del Golfo.
Una de las versiones sobre el origen de los Caparros es que en 2009, tras la desmovilización del bloque Mineros, Virgilio Peralta Arenas, alias Víctor Caparrapo (oriundo de Caparrapí, Cundinamarca) se consolidó un grupo disidente de los paramilitares, pero que no tuvo gran influencia, terminó aterrizando en la estructura de Don Mario y luego resultó subordinado a los hermanos Úsuga David, es decir, de alias Otoniel. En 2017, con la salida de las Farc del escenario de la guerra, el frente Virgilio Peralta Arenas -como se autodenominan los Caparros- se expandieron por el Bajo Cauca y se fueron alejando de Otoniel.
<De acuerdo con alias Macaco, exjefe del bloque Central Bolívar de las Auc, quien regresó a Colombia en 2019 (luego de 11 años preso en los Estados Unidos) los Caparros fueron creados en 1996. De acuerdo con Macaco, Víctor Caparrapo reclutó a varios hombres de su tierra para integrar un grupo paramilitar al que se le denominó los Caparrapos. Ese año, Vicente Castaño, una de las cabezas del paramilitarismo a nivel nacional, le propuso a este y otros grupos crear las Autodefensas Unidas de Córdoba y Urabá (Accu). Caparrapo se unió al bloque Mineros de Cuco Vanoy, quien a su vez pactó con Macaco repartirse el Bajo Cauca antioqueño para no generar disputas internas.
Según una alerta temprana de agosto de 2020, “la excarcelación de algunos exintegrantes de las Auc, en el marco de los procesos de Justicia y Paz, ha servido para avivar la llama de la violencia en la subregión en los últimos dos años y medio, pues la tendencia es que mandos medios de estos bloques recuperaran los territorios que estaban bajo su control antes de la extradición de mayo de 2008”. Incluso, ese organismo señala que el inicio de la confrontación entre Otoniel y los Caparros fue una masacre en enero de 2017 en el corregimiento de Piamonte, en Cáceres, cuando un antiguo miembro de las Auc llegó a liderar el frente Virgilio Peralta Arenas.