Magnicidio de Galán: el testimonio de la hija de Julio Peñaloza, la otra víctima
Marcela Peñaloza sabe quién era su padre a través de su propia búsqueda, estaba muy pequeña cuando a él lo mataron para poder recordarlo. Ella es la hija del político y concejal soachuno asesinado durante el mismo atentado que mataron al candidato presidencial Luis Carlos Galán, hace 34 años, el 18 de agosto de 1989.
Valentina Arango Correa
El primer recuerdo de Marcela Peñaloza Rojas es su lugar de origen: Soacha (Cundinamarca). Aunque por un tiempo vivió en Bogotá, de niña, seguía viajando a estudiar allí, a un colegio de su familia, un espacio grande y viejo, donde temía cruzar para salir a una tienda. Tenía apenas un año de vida cuando en ese mismo pueblo le dispararon a su padre, el político, docente, líder social, y concejal, Julio César Peñaloza. Sobre su brazo derecho lleva un tatuaje del rostro de Peñaloza y la frase “digna rabia”. No tiene memoria del asesinato y todo lo que conoce de su papá ha sido por las fotos, las anécdotas de su madre, de sus colegas y de su hermana mayor.
Gracias por ser nuestro usuario. Apreciado lector, te invitamos a suscribirte a uno de nuestros planes para continuar disfrutando de este contenido exclusivo.El Espectador, el valor de la información.
El primer recuerdo de Marcela Peñaloza Rojas es su lugar de origen: Soacha (Cundinamarca). Aunque por un tiempo vivió en Bogotá, de niña, seguía viajando a estudiar allí, a un colegio de su familia, un espacio grande y viejo, donde temía cruzar para salir a una tienda. Tenía apenas un año de vida cuando en ese mismo pueblo le dispararon a su padre, el político, docente, líder social, y concejal, Julio César Peñaloza. Sobre su brazo derecho lleva un tatuaje del rostro de Peñaloza y la frase “digna rabia”. No tiene memoria del asesinato y todo lo que conoce de su papá ha sido por las fotos, las anécdotas de su madre, de sus colegas y de su hermana mayor.
Lea además: Familiares de político asesinado en el magnicidio de Galán luchan por reparación
Cuando le dispararon a Peñaloza, el 18 de agosto de 1989, al lado estaba el candidato presidencial del Nuevo Liberalismo Luis Carlos Galán. “Sé que el objetivo no era mi padre, pero el hecho de que él fuera el maestro de ceremonia y estuviera con el micrófono cuando lo atravesaron las balas, significa que asesinaron también a un proyecto político, el que tenía en Soacha”, relata Marcela Peñaloza. Desde 2008, cuando llegó al pregrado de ciencias sociales, supo del liderazgo de su papá, allí comenzó su encuentro con el pasado, entre lecturas de sus poemas y discursos.
La guerra la obligó a hacer memoria, dice, porque ella misma se ha encargado de reconstruir y narrar quién era él. “Yo terminé pariendo la lucha de mi padre”, afirma al contar cómo se reconoce desde esa historia que le antecede, con el fin de evitar el olvido de ese proyecto de país que fue silenciado. Fue así que dignificó su dolor, uno donde su construyó un activismo, como cuando fue candidata al concejo de Soacha.
Lea: General (r) Carlos Rodríguez sigue vinculado al caso de Luis Carlos Galán
Cuenta que su madre no pudo vivir un proceso de adaptación de la pérdida, tras el magnicidio tuvo que asumir toda la carga del hogar. “Desde que mataron a mi papá, mi mamá no puede dormir”. El cuidado de Marcela Peñaloza pasó a ser el cargo de su hermana, y su mamá se convirtió en la única proveedora del hogar. Creció entonces sin una figura paterna, y su madre sin su compañero. “De ahí los vacíos emocionales”, cuenta, porque casi todo el tiempo se preguntan en su casa si él estuviera vivo, ¿cómo sería la vida hoy?
La fecha que declararon el crimen de su padre como de lesa humanidad, en julio de 2012, representó un alivio para ella, así como la condena de 2016 contra el general (r) de la Policía Miguel Maza Márquez, señalado como uno de los responsables del crimen. De esta manera, el proceso judicial ha estado entre esperanzas y desilusiones.
Lea además: ¿Quiénes son los generales (r) llamados a juicio por magnicidio de Luis C. Galán?
A inicios de 2022, su familia ganó una demanda de reparación en la que el Tribunal Administrativo de Cundinamarca condenó a la Nación, al Ministerio de Defensa y a la Policía, por los daños causados en la muerte de Julio César Peñaloza. Sin embargo, no reconocieron a su madre como víctima ni se brindaron medidas de reparación simbólica, las de mayor importancia para su familia. Por eso, presentaron un recurso para ir a segunda instancia y mantener la batalla para conmemorar a su padre, y que en Soacha no se olvide el impacto de su trabajo político.
Mientras la familia Peñaloza espera un segundo pronunciamiento de la justicia ordinaria, sus ojos también están puestos en el infructuoso proceso de sometimiento a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) del general (r) Maza Márquez, con la esperanza de que el condenado alto oficial entregara nuevos detalles del crimen de Galán y Peñaloza. Sin embargo, en diciembre de 2022, la Sala de Definición de Situaciones Jurídicas de la JEP negó su sometimiento al concluir que no entregó verdad sobre el magnicidio.
En febrero de 2023, la JEP devolvió el expediente de Maza Márquez a la Corte Suprema, ya que el alto oficial le pidió al alto tribunal que revisara, en segunda instancia, por su condena en el caso Galán. Es decir, 34 años del asesinato del candidato presidencial y del concejal soachuno Peñaloza, Maza Márquez insiste en su inocencia. Ahora, la Sala Penal de la alta corte tiene en sus manos determinar si confirma una de las pocas decisiones que ha tomado la justicia colombiana en este complejo expediente o, por el contrario, absuelve al cuestionado general (r) de la Policía, en este emblemático expediente de la violencia política y la lucha contra el narcotráfico que hoy sigue estando en casi total impunidad.
Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.