“No sirve de nada quedarse en un bucle infinito de dolor”: hijo de Fabio Arismendy
Hace 15 años, Sebastián Arismendy prometió siendo apenas un niño asesinar a todo guerrillero responsable del secuestro y muerte de su padre, el diputado del Valle Fabio Arismendy. El tiempo y la comprensión de su dolor le ha permitido exteriorizar un mensaje de paz y perdonar a quienes esta semana ofrecieron disculpas ante la JEP.
Jhoan Sebastian Cote
jcote@elespectador.com / @SebasCote95
“Mi papá era muy alcahuete. Siempre nos llevaba dulces, nos compraba juguetes y nos llevaba a la calle a comer Frisby o chuleta, que le fascinaba. Escondía los dulces en el saco o nos ponía a nosotros a esconderlos. Entrábamos por la puerta, mi mamá nos miraba y pasábamos derecho con los dulces. También nos regalaba muchos juguetes. Yo guardaba especialmente de esos regalos un conejo de peluche, un muñeco de La-La, la teletubbie amarilla, y una cobija habana”.
Gracias por ser nuestro usuario. Apreciado lector, te invitamos a suscribirte a uno de nuestros planes para continuar disfrutando de este contenido exclusivo.El Espectador, el valor de la información.
“Mi papá era muy alcahuete. Siempre nos llevaba dulces, nos compraba juguetes y nos llevaba a la calle a comer Frisby o chuleta, que le fascinaba. Escondía los dulces en el saco o nos ponía a nosotros a esconderlos. Entrábamos por la puerta, mi mamá nos miraba y pasábamos derecho con los dulces. También nos regalaba muchos juguetes. Yo guardaba especialmente de esos regalos un conejo de peluche, un muñeco de La-La, la teletubbie amarilla, y una cobija habana”.
En contexto: La Nación, responsable del secuestro de los diputados del Valle
Así recuerda Sebastián Arismendy, administrador de empresas de 25 años, a su padre, el exdiputado departamental del Valle Fabio Arismendy. Cuando apenas tenía cinco años, en 2002, un comando de las Farc disfrazado de escuadrón del Ejército irrumpió en la Asamblea Departamental, llevándose a su papá y a otros 11 diputados para siempre. Hace 15 años, el 18 de junio de 2007, los mismos guerrilleros asesinaron a la mayoría de los secuestrados. Sepultaron las súplicas de un niño de 10 años que, entonces, acumuló cuanto odio pudo en su corazón.
Y no era para menos. Mientras sus pares crecían de la mano ese primer mejor amigo, Sebastián Arismendy se comunicaba con su padre a través de cartas y mensajes a emisoras locales. Las mismas misivas en las que acusaba a su madre de estricta y en las que esperó un mensaje de reencuentro con quien perdió su humanidad, encadenado en zona selvática durante cinco años. Hoy se conmemora la vida de Arismendy y de sus compañeros en la Asamblea del Valle. La fecha coincide con la histórica semana en la cual el exsecretariado de las Farc ofrece disculpas por su sombrío método de guerra y financiación, que arrebató momentáneamente la vida de más de 21 mil colombianos.
Le puede interesar: Hermana de diputado del Valle propone que se construya un museo como el de Ana Frank
Cuando Sebastián Arismendy vuelve a aquellos días de angustia, puede recordar con claridad el sentimiento de ira y venganza que se apoderó de sí. “El día que nos dieron la noticia de la muerte de mi papá, recuerdo haber dicho que quería matar y tenía sed de venganza estando en cuarto de primaria”, le dijo a El Espectador. Esa búsqueda jamás lo transformó de víctima a victimario, pues en su adolescencia se apersonó de un mensaje de paz. La única forma de cambiar ese horizonte gris era otorgar un perdón que, entonces, no había sido solicitado. Soltar el dolor, mucho antes de que siquiera se hablara de un gran Acuerdo con la guerrilla, que garantizara el reconocimiento de verdad y la búsqueda de no repetición.
“El punto más importante para mí sobre el tema del perdón tiene que ver con el futuro. Sobre lo que puede ser más adelante Sebastian Arismendy y lo que puedo inspirar. No sirve de nada quedarse en un bucle infinito de dolor y de rabia. Quiero que otras personas como yo puedan salir adelante. Desde los 12 años inicié un proceso de perdón propio, de salir adelante bajo mis propios medios y mi propio pensamiento. Mi vida empezó a crecer sin esperar un perdón de las Farc. Sin embargo, para mí es valioso lo que pasó esta semana”, agregó.
Lea también: Extorsiones y pescas milagrosas: reviva el segundo día de perdón de Farc en la JEP
La semana fue histórica. En un proceso fundamental para la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), antes de conocer las sanciones para la antigua cúpula guerrillera, excombatientes de la talla de Rodrigo Londoño Timochenko ofrecieron disculpas. Ante sobrevivientes y familiares de víctimas, reconocieron que los secuestros fueron crímenes de lesa humanidad. Repitieron que la culpa es suya por enviar un mensaje equivocado a sus rebeldes. Que tras el uniforme había seres humanos, con familia, sueños y un proyecto de vida suspendido en el tiempo. La vida pasó para todos, menos para ellos, y en el peor de los casos jamás volvieron a caminar sin ataduras.
Fabio Arismendy fue uno de ellos. Un hombre que antes de su vida política fue una estrella de salsa y cuya mejor composición, “Tu Amigo o Tu Amante”, recibió todos los laureles por ser escrita con el alma. Una dedicatoria a Consuelo Mesa, madre de Sebastián Arismendy, el “universo entero” de un músico de nacimiento que sustituyó la guitarra por los escritorios en 1992, cuando inició su carrera política en el concejo de Cartago. Fueron más de 20 años de trabajo social, el cual tiene su eco todavía en 2022, cuando el joven administrador recibe los elogios por un trabajo que lleva su apellido.
Lea: Preguntas y cadenas: reviva la audiencia de perdón de las Farc por secuestro
“Mi papá antes de ser político era artista. Él fue el creador de la orquesta La Sabrosura. Ellos tienen canciones famosísimas. Él amaba la música, era salsero, gran padre. Eso duele. Cuando yo vengo a Cartago (Valle), siempre la gente se me queda mirando porque me parezco mucho a él. La gente me saluda y a mi padre lo recuerdan mucho, porque tendió la mano allí. Él no era para nada malo. Aunque la política sea cochina, corrupta. Él lo que hacía, lo hacía por convicción”, explicó Sebastián Arismendy.
La primera vez que Sebastián Arismendy escuchó que un guerrillero mencionara la palabra perdón fue en La Habana, Cuba, en 2016. Allá llegó junto a su madre con la promesa de conocer un grupo de criminales que, por primera vez en décadas, se iba a someter al Estado. Recuerda haberle dicho a los ojos a Pablo Catatumbo como pensó en matarlo teniendo solo 10 años. Lo mismo a Iván Márquez, quien hoy se esconde probablemente en la selva venezolana cercana a Cúcuta. Más allá de eso, les dejó claro que habían traicionado su ideología. Le respondieron que la muerte de su padre había sido un error, que supuestamente se confundieron y avisaron que había un plan sorpresivo de rescate. Esa es la teoría que perdura en el tiempo y que, por ahora, no ha sido controvertida.
En video: Sigifredo López increpa a la exguerrilla de las Farc: “Me jodieron la vida”
Pablo Catatumbo intervino al igual que Timochenko en la audiencia de reconocimiento de responsabilidad de esta semana. “Nunca imaginé que la guerra podría llegar a alcanzar tales extremos de crueldad como los que hemos oído en estas y otras audiencias”, dijo tras escuchar historias como las del sargento (r) Cesar Lasso, a quien le quitaron la vida libre por 13 años y que llevó unas cadenas a la diligencia judicial. O el mismo Sigifredo López, el único diputado sobreviviente, quien increpó a los desmovilizados por presuntamente esconder dinero mal habido y manchado de sangre en cuentas en el extranjero y, además, por no reparar a las víctimas de secuestro.
Sebastián Arimendy recuerda que durante años lo llamaron “víctima de cuello blanco”, como si su dolor valiera menos por ser hijo de un diputado. Explica, de hecho, que la condición de su padre le permitió tener más oídos para expresar su dolor y experimentar esa catarsis de la denuncia pública. “Es el primer paso hacia el perdón”, dice. Fue una semana intensa emocionalmente. Este 22 de junio cumplió 25 años, una semana después del aniversario de la muerte de su padre y en la misma semana que los rostros visibles de las antiguas Farc oficializaron su ofrecimiento de disculpas.
“Me parece interesante que las palabras del secretariado de las Farc no se queden en reconocer, sino en invitar a salir de la violencia. Esto ayuda a las demás sociedades a la memoria y a que no haya repetición. Personas que estén con ese pensamiento se dan cuenta de que la cagaron, que van en contravía de lo que se esperaría para la sociedad. Yo solamente pude compartir con mi padre cinco años. Ha pasado tres veces más tiempo de no conocernos, de no hablar y no tener ningún recuerdo”, concluyó Sebastián Arismendy.
Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.