El concejal de Bogotá, Julián Sastoque, dio a conocer que la Policía Nacional finalmente empezó a ejecutar procesos de contratación para obtener el químico herbicida conocido como glifosato, para la aspersión terrestre de cultivos de uso ilícito en Colombia. El primer contrato se firmó por $2.673 millones.
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Según se lee en el proceso contractual, la beneficiaria del acuerdo público es la empresa Del Monte Agrosciences SAS, representada por el ciudadano Iván Ramírez García Peralta. El contrato se ejecutó bajo la resolución 0522 del pasado 28 de mayo, y su responsable es la dirección de antinarcóticos de la Policía.
El contrato conocido por este diario establece que la Policía Nacional adquirió 100 canecas de 200 litros de glifosato y 130 bidones de 20 litros. Además, que la estrategia se enmarca exclusivamente en el Programa de Aspersión Terrestre (PECAT).
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El contrato establece que será una estrategia nacional, pues el lugar de entrega contempla los siguientes departamentos: Cesar, Cauca, Caquetá, Tolima, Boyacá, Guaviare, Putumayo, Meta, Casanare, Antioquia, Santander, Vichada, Nariño, Chocó, y Norte de Santander.
“El contratista presentó certificación del Registro Único de Infractores Ambiental RUIA donde consta que no cuenta con sanciones ambientales. El contratista, debe entregar la etiqueta, hoja de seguridad o ficha de datos de seguridad, donde se evidencie que el producto ofertado tiene aprobación para ser usado en el control de coca (Erythroxylum coca) con una dosis mínima de 10 litros por hectárea”, se lee en el acuerdo público.
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El proceso contractual se enmarca dentro de las acciones que está adelantando el Estado para mantener la certificación antidrogas de Estados Unidos, cuya decisión se espera en septiembre próximo. Conservar la certificación permitirá el ingreso de recursos para combatir el narcotráfico.
En diálogo con El Espectador, en abril pasado, la exministra de Justicia, Ángela María Buitrago, explicó que “la máquina que se usa para la erradicación terrestre tiene una configuración diferente a la aérea. Cuando utilizamos la máquina que denominamos “cacorro”, que es la fumigadora que se utiliza en campo, tiene una concentración menos amplia, más dirigida a la mata y no al contexto general. Aquí hay una confusión mortal porque jamás se ha pensado la aspersión aérea".
Y concluyó: “Si Estados Unidos no nos certifica, grupos criminales internacionales presentes aquí podrían verse favorecidos. Desde luego que la descertificación trae consecuencias para el mundo, no solo para Colombia. La asistencia se invierte, entre otros rubros, en capacidad técnica. Mucha de la ayuda para el tema del control del tráfico y del combate con organizaciones criminales, también viene de esa cooperación con Estados Unidos”.
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