El precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, quien fuera precandidato presidencial para las elecciones de 2026, murió en la madrugada de este 11 de agosto. Hace dos meses, un sicario menor de edad le disparó en varias partes del cuerpo, tras lo cual terminó internado en cuidados intensivos, a la espera de una respuesta que nunca llegó y cuya esperanza terminó en las últimas horas. Los detalles que rodean el crimen sitúan el caso como otro de los magnicidios sucedidos en Colombia.
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En contexto: Murió Miguel Uribe Turbay tras dos meses del atentado en su contra
La Real Academia Española define la palabra magnicidio como la “muerte violenta dada a persona muy importante por su cargo o poder”. En este caso, Miguel Uribe Turbay era el senador más votado del país, y uno de los líderes más visibles del partido Centro Democrático, de las banderas de Álvaro Uribe Vélez. Asimismo, la víctima ya estaba en carrera por la presidencia y viene de una familia de políticos y personalidades reconocidas, entre quienes se encuentran el expresidente Julio Cesar Turbay Ayala (1978-1982).
Para el presidente del Colegio de Abogados Penalistas, Francisco Bernate, “en el mundo jurídico colombiano no existe la palabra magnicidio. La palabra es una expresión que utilizamos más en el lenguaje común que en el lenguaje jurídico. En el lenguaje jurídico solo tenemos homicidio o tenemos feminicidio o tenemos genocidio. Magnicidio, en su lugar, es una expresión para hacer referencia a un hecho de gran calado o de gran relevancia”, señaló en entrevista.
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Por otro lado, el exministro de Justicia y procurador delegado para los derechos humanos, Néstor Osuna, el asesinato consumado de la víctima es una “grave violación de derechos humanos. El hecho afecta a la sociedad, afecta a la democracia y a las instituciones. Para la Procuraduría y la sociedad colombiana es una atrocidad. Ahora, debemos estar concentrados en que el próximo año se lleven a cabo las elecciones con toda la regularidad. Trabajaremos porque todos los colores políticos y las tendencias tenga protección suficiente por parte del Estado, para que puedan desarrollar un debate libre, abierto y con tranquilidad”.
Para el politólogo Armando José Mercado, magíster en conflicto social y columnista de RazónPública, el caso de Miguel Uribe Turbay puede enmarcarse dentro de la teoría del magnicidio político: “Este es el asesinato o intento de asesinato de mandatarios, candidatos a elecciones, dirigentes de partidos o movimientos sociales, congresistas y demás integrantes de las elites o contra-élites políticas”, señaló en un reciente artículo,
Asimismo, el catedrático explica que hay otro tipo de magnicidios. Entre ellos el genocida, relacionado con el asesinato o intento de asesinato de un líder político, económico o cultura, que ocurre en el contexto de una campaña genocida en contra de una población o grupo. De otro lado, está el magnicidio ejemplarizante, relacionado con la muerte de una figura muy importante en sociedad, cuya muerte es buscada como golpe en sociedad. Un ejemplo es el de Jaime Garzón (1999), asesinado por paramilitares en compañía de altos agentes del Estado, dada su aguda crítica a las elites nacionales.
Diferencia entre magnicidio y homicidio
La diferencia entre un magnicidio y un homicidio tiene que ver con quién es la víctima y el impacto del hecho. Cuando se trata de un homicidio, la muerte generalmente no está relacionada con la condición de figura pública de la víctima. En su lugar, el magnicidio sí tiene en cuenta la conexión de la víctima con su estatus como figura política o social. En todo caso, en términos jurídicos, el hecho se investiga y se juzga como un homicidio, de acuerdo con el Código Penal colombiano.
Estos son otros magnicidios recordados en Colombia
Jorge Eliécer Gaitán
El candidato presidencial del liberalismo, Jorge Eliécer Gaitán, fue asesinado en abril de 1948, en el centro de Bogotá. Falleció luego de que Juan Roa Sierra le disparara tres veces a quemarropa, cuando salía de su oficina ubicada en la carrera séptima con avenida Jiménez. Su muerte es considerada un magnicidio dado que el líder político era visto como una esperanza para unir al país y ponerle fin a la cruda guerra política entre liberales y conservadores de las décadas anteriores.
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El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán desató el denominado Bogotazo, un estallido social que dejó decenas de muertos, incendios y saqueos en la capital del país. Este hecho también agudizó el conflicto bipartidista y abrió el camino a una etapa prolongada de violencia en el campo, conocida como “La Violencia”.
Luis Carlos Galán
Luis Carlos Galán también era candidato presidencial y líder natural del movimiento del Nuevo Liberalismo, cuando en agosto de 1989 fue asesinado en el parque principal de Soacha (Cundinamarca). Galán representaba la promesa de unidad nacional, bajo el contexto marcado por la violencia de las masacres, los asesinatos selectivos y el sicariato, en un país doblegado por el Cartel de Medellín. Sicarios al servicio de Pablo Escobar lo fusilaron en público, con la ayuda de agentes del Estado.
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La muerte de Galán, según ha reconocido la academia, fue un golpe devastador para la democracia colombiana. Era el candidato favorito en las encuestas y un férreo opositor del narcotráfico, especialmente de Escobar. Su asesinato evidenció hasta qué punto el narcotráfico había infiltrado la política y las instituciones del Estado. También provocó una oleada de indignación ciudadana. El puesto que seguramente Galán iba a ocupar en la presidencia fue tomado por César Gaviria, quien fue máximo mandatario entre 1990 y 1994.
Bernardo Jaramillo
Bernardo Jaramillo Ossa, uno de los rostros más visibles del partido político de la Unión Patriótica (UP), fue asesinado en marzo de 1990 en el aeropuerto El Dorado de Bogotá, cuando se disponía a abordar un vuelo con destino a Santa Marta. Fue baleado cuando estaba con su esposa, a manos de un sicario de tan solo 16 años. La historía judicial del magnicidio dicta que el agresor fue detenido por las autoridades en el mismo lugar del hecho, pero luego murió en extrañas circunstancias bajo custodia policial.
Jaramillo era candidato presidencial por UP y uno de los líderes más visibles de la izquierda en Colombia. Había asumido el liderazgo del partido tras el asesinato de Jaime Pardo Leal en 1987 y denunciaba constantemente la violencia sistemática contra militantes de la UP, que para entonces ya sumaba miles de víctimas entre concejales, alcaldes, congresistas y activistas. La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en 2023, condenó al Estado por la violencia sistemática padecida por los miembros del movimiento político.
Carlos Pizarro Leongómez
Carlos Pizarro Leongómez, uno de los líderes más conocidos de la guerrilla del M-19, fue asesinado en abril de 1990 mientras viajaba en un avión que cubría la ruta entre Bogotá y Barranquilla. Un sicario que se había infiltrado como pasajero le disparó a quemarropa poco después del despegue. En esos instantes de angustia, la escolta del líder político asesinó al victimario, ocultando la verdad de lo ocurrido de viva voz del sicario.
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El asesinato de Pizarro Leongómez fue un golpe al acuerdo de paz que la antigua guerrilla del M-19 había firmado con el Estado meses antes, a través del cual, justamente, el grupo ofreció dejar las armas para participar en la política tradicional. La víctima, para entonces, era candidato presidencial y representaba una alternativa política distinta a la de los partidos conocidos históricamente. Su muerte fue tomada como un mensaje intimidatorio para esos movimientos guerrilleros que pensaban dejar la guerra para entrar en la política.
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