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Zulma Guzmán Castro, mujer señalada por la Fiscalía General de la Nación de, presuntamente, haber coordinado la entrega de unas frambuesas con talio que consumieron dos menores de edad, quienes fallecieron por envenenamiento en abril de este año, habló en medios de comunicación sobre las acusaciones en su contra.
La mujer, sobre quien pesa una circular roja de Interpol, aseguró al medio digital Focus Noticias que: “La estrategia se nota que era, básicamente, destruirme antes de cualquier proceso judicial, destruir mi imagen y dar una versión que acaba conmigo, sin ningún proceso o ninguna garantía de un juicio justo”.
Guzmán Castro reconoció haber sido la amante de Juan de Bedout, padre de una de las niñas envenenadas con talio, por aproximadamente seis años. Sin embargo, aseguró que la relación culminó con el inicio de la pandemia de 2020.
Asimismo, indicó que desde hace algunos años trabajaba entre Argentina y Colombia en un proyecto de una empresa de financiamiento de vivienda. “Quería estar en otro ambiente y en otra ciudad. Estuve planeando cómo hacer esa transición”, señaló, al justificar sus constantes viajes fuera del país.
Según lo que se conoce del caso, tras las indagaciones del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía y los análisis realizados por Medicina Legal, el envenenamiento de las menores ocurrió tras ingerir las frutas contaminadas con el metal. Estas habrían sido enviadas a través de una empresa de mensajería, haciéndolas pasar por un regalo, versión que al parecer no sería cierta.
En la mañana de ese 5 de abril, tres menores de edad y un adulto fueron trasladados a la Fundación Santa Fe de Bogotá e ingresaron de urgencia a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). En ese momento se creía que se trataba de un caso de intoxicación. Sin embargo, ese mismo día, en horas de la tarde, una de las menores falleció. Cuatro días después, el 9 de abril, murió otra de las niñas.
El dictamen forense de Medicina Legal determinó que la causa de la muerte de las dos menores fue la ingesta de talio. Este es un metal que se encuentra de forma natural en la corteza terrestre y que se libera al medioambiente a través de actividades como la quema y fundición de carbón o la producción de cemento. Su contacto con la piel es tóxico y su consumo puede afectar el sistema nervioso, los pulmones, el corazón, el hígado y los riñones.
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