Dentro del inmenso universo de violencia de género hay varias etapas que explican un patrón en la forma en que las mujeres son violentadas en razón de su género. Al menos así lo han explicado varias expertas en la materia, quienes han hablado en muchas ocasiones sobre cómo identificar estas violencias que se repiten.
Décadas atrás, académicas que han dedicado sus estudios a los temas de género concuerdan con que la violencia contra las mujeres hace parte de un ciclo que se repite entre uno u otro caso de agresión. Esto se debe a una teoría expuesta por Leonore Walker, psicóloga estadounidense y fundadora del Instituto de Violencia Doméstica en ese país, en la que explica que los patrones de abuso son iguales entre casi todos los casos que observó.
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Walker, que tiene más 30 años de experiencia en asuntos de género, propuso un ciclo de tres etapas donde se puede explicar la violencia de género. Después de estudiar más de 1.500 casos de violencia doméstica en Estados Unidos, concluyó que entender cada una de las fases es casi tan importante como saber qué hacer cuando ya se está inmersa en el ciclo.
Viviana Rodríguez, coordinadora jurídica de la Corporación Humanas, opina que el ciclo de violencia debe ser entendido como una herramienta psicológica pensada en analizar cómo se repiten escenas de violencia. “El ciclo propone puntos donde se presenta la violencia y en los cuales también explota (...) Detectar los ciclos significa acciones de autoprotección por parte de las mujeres, incluida la búsqueda del acceso a la justicia”, aseguró a este diario.
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Alejandra Coll, asesora de Incidencia del Centro de Derechos Reproductivos, aunque reconoce lo útil de hablar de etapas de violencia, lo considera contraproducente en algunos casos. Para ella “no todos los casos se ven iguales. Eso es un gran problema porque las normas y medidas de protección se basan en algunos casos y asumen que todos los casos de violencia se ven igual. Pero no es necesariamente así”.
La fase de acumulación de tensión
“Aquí pasa algo”: así explica Rodríguez el primer eslabón de la violencia contra las mujeres. Cuando se está en una relación sexoafectiva, dice la experta, empiezan a surgir escenarios donde hay desacuerdos, sarcasmo, maltratos leves o iras inexplicadas por parte de la pareja. Estos hechos, uno tras otro, se empiezan a acumular hasta que se inicia el ciclo de violencia.
Alejandra Coll, en cambio, asegura que esta primera etapa viene acompañada del control por parte del agresor. “La pareja quiere controlar todos los aspectos de la vida de la mujer; esto resta su autonomía y la aleja de círculos de apoyo (familia o amigos). En muchos casos está acompañado de violencia económica (manipular y controlar los recursos) o hacerla dependiente del dinero”, dice.
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Este es el eslabón más difícil de identificar, cuenta Cindy Jeanet Caro, especialista en género e inclusión de la Universidad del Rosario. La experta, en diálogo con El Espectador, confirmó que en este panorama convergen muchos factores. Por un lado, la idea del “amor romántico”: tener un compañero sentimental que hace mucho daño y es una génesis de la violencia. Aquí entran los “mitos del amor romántico que ahora los jóvenes llaman tóxicas; se empieza a idealizar cosas nocivas y aquí se ven patrones cotidianos que demuestran este tipo de violencia”.
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Descarga o explosión
En la segunda fase del ciclo empieza a haber agresiones verbales, psicológicas y físicas por parte del agresor. Estas agresiones, sobre todo las físicas, como golpes o maltratos, son las que las autoridades han alertado con mayor frecuencia durante los últimos años. La Procuraduría, por ejemplo, reseñó que en 2022 hubo 47.000 mujeres agredidas dentro de sus propios hogares bajo la categoría de “Violencia intrafamiliar”. Este eslabón, aseguran las expertas, es el ideal para denunciar que se es víctima de violencia de género, ya que hay pruebas tangibles que pueden ser recopiladas por parte de las instituciones para emitir una medida de protección.
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Coll asegura que este ciclo de violencia, que también es apropiado por varias instituciones (Fiscalía, Policía, Defensoría) para dar respuesta a las denunciantes, no siempre es claro. Sobre esto asegura: “No todos los casos se ven iguales y eso es un gran problema porque muchas veces las normas y medidas de protección están pensadas en ciertos tipos de casos o asumen que todos los casos de violencia se ven igual y responden a ciertos ciclos. Pero no es necesariamente así”.
La luna de miel
Luego de las agresiones, Cindy Caro explica que viene la etapa de las promesas y la reconciliación. “El agresor asegura que hizo todo por el bien de la relación y empieza a apelar los mitos del amor románticos, como el de ‘no puedo estar sin ti´ para enmendar la agresión y dar un plazo más de tiempo”. Viviana Rodríguez asegura que, en este escenario de promesas y un supuesto arrepentimiento, el agresor saca a la luz los “buenos momentos” de la relación para intentar lograr la reconciliación. “Esto no tiene un efecto real en la violencia, sino que da un tiempo de calma seguido de disculpas, promesas, perdón y promesas de no repetición”.
El ciclo se repite
Como todo ciclo, una vez que se cumplen las tres etapas de agresiones, este vuelve y se repite. Pero en este punto las expertas discrepan sobre qué sucede después de la etapa de luna de miel. Rodríguez considera que hay escenarios en que no es cíclica la violencia, sino una espiral que a medida que pasa el tiempo se escala y se vuelve más violenta.
“Todo va empeorando y puede desembocar en un feminicidio, un ataque con agente químico contra la mujer, el suicidio por parte de quien es agredida (...) Hay casos también donde las mujeres asesinan a su agresor”, explica la coordinadora de Humanas.
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