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El perro que inspiró una fundación y cambió miles de vidas: Por Amor a Rocky

Lo que empezó con el rescate de un perro herido en las calles de Bogotá dio origen a la fundación Por Amor a Rocky, una promesa de vida que ha salvado la vida de cerca de dos mil animales.

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Laura Tatiana Vargas Lizarazo
16 de agosto de 2025 - 05:00 p. m.
Titán es un perro viejito sobreviviente del cáncer. Fue rescatado por la fundación Por Amor A Rocky cuando protegía a una mamita con sus crías.
Titán es un perro viejito sobreviviente del cáncer. Fue rescatado por la fundación Por Amor A Rocky cuando protegía a una mamita con sus crías.
Foto: Por Amor A Rocky
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Lo que comenzó con el deseo de ayudar a un solo perro, hoy se ha convertido en un refugio de esperanza para casi dos mil animales. Desde 2012, la fundación Por Amor a Rocky ha crecido gracias al compromiso y amor incondicional de una familia decidida a cambiar vidas. Al frente está Sheryl Saiz, su directora, liderando una causa que nació del instinto de cuidar y ha evolucionado en una verdadera misión de vida.

Todo empezó con Rocky, un labrador viejo, herido y solitario que Sheryl encontró en las calles de Bosa, en Bogotá. Sin contar con los recursos ni el espacio adecuado, ella, su madre y sus hermanas decidieron cuidarlo. El diagnóstico no fue alentador: el animal tenía un tumor en una de sus patas. Aun así, reunieron el dinero para su operación y lo acompañaron en su recuperación. Rocky volvió a correr, a ladrar y a comer con alegría hasta que finalmente partió. Pero su paso dejó huella.

“Era un labrador viejito, precioso. No sabíamos que eso marcaría el comienzo de todo”, cuenta Sheryl. Fue entonces cuando hizo una promesa: salvar a tantos animales como fuera posible, en honor a Rocky. Así nació la fundación que lleva su nombre.

Aunque la fundación Por Amor a Rocky obtuvo su reconocimiento legal en 2018, su labor comenzó varios años antes, impulsada por la vocación y formación de Sheryl Saiz, administradora de empresas y especialista en marketing. Desde el inicio, este proyecto ha sido profundamente familiar: su madre, padre, una tía y otras personas cercanas se han sumado activamente, asumiendo distintas funciones y convirtiendo el compromiso por el bienestar animal en un trabajo colectivo.

Gracias a ese esfuerzo continuo, la fundación ha rescatado a cientos de animales, desde perros y gatos hasta conejos, gallos, minipigs e incluso una serpiente sabanera, demostrando que no hay especie pequeña cuando se trata de salvar una vida.

Un refugio que no deja de crecer

Actualmente, la sede física de Por Amor a Rocky se encuentra en una casa ubicada en el barrio Los Andes, en Bogotá, donde conviven gatos, perros, dos gallos y un mini pig, todos rescatados de condiciones vulnerables.

Anteriormente, los perros estaban alojados en una sede ubicada en el barrio Álamos, en Bogotá, pero esta fue cerrada para reducir costos. Hoy en día, todos los esfuerzos se concentran en el espacio de Los Andes, mientras la organización trabaja por conseguir una sede propia que no dependa del pago de arriendo.

La fundación Por Amor a Rocky tiene bajo su cuidado cerca de 180 animales, la mayoría ubicados en Bogotá, aunque algunos también se encuentran en hogares de paso en ciudades como Santa Marta y Barranquilla. De ese total, 74 están listos para ser adoptados, mientras que los demás continúan en proceso de recuperación física o emocional, tras haber sido víctimas de abandono, maltrato o negligencia.

Entre ellos está Oreo, un perro que no puede mover sus patas traseras debido a una condición genética provocada por la cría irresponsable, una práctica común en criaderos ilegales. Oreo no puede correr, pero su espíritu no se rinde. A pesar del daño irreversible, es un símbolo viviente de resistencia y una poderosa razón para no guardar silencio ante el maltrato animal.

El proceso de adopción en “Por Amor a Rocky” es cuidadoso y estructurado. Todo inicia en Instagram, a través de la cuenta @rockyadopcion, donde se publica la información de los animales disponibles. Desde ahí, los interesados pueden acceder a un formulario y comenzar el proceso.

“No buscamos que sea difícil, sino riguroso”, explica Sheryl. “Ellos han pasado por mucho, y queremos garantizar que lleguen a un lugar donde serán realmente amados”.

Luego del formulario, se programa una videollamada con el equipo de adopciones. Si el hogar es aprobado, se realiza la entrega oficial: el animal se entrega esterilizado, con microchip, historia clínica y el “Diario de mi mejor amigo”, un pequeño álbum con fotos y datos del animal rescatado.

Formas de ayudar más allá de la adopción

Adoptar no es la única manera de apoyar. Existen otras formas igual de valiosas:

Voluntariado: Las personas pueden ayudar en tareas como aseo, organización y cuidado de los animales. “Aquí todos hacemos de todo, desde bañar perros hasta lavar cobijas. Se trata de mantener el espacio digno y bonito para ellos”, cuenta Sheryl.

Plan Padrino: Con un aporte mensual de 25 mil pesos, se puede apadrinar a un animal. Los padrinos reciben actualizaciones mensuales sobre el bienestar de su apadrinado.

Hogares de paso: En este momento, la fundación busca hogares temporales, especialmente para gatos positivos a inmunodeficiencia felina, con el fin de darles un espacio digno y evitar la sobrepoblación en el refugio.

La lucha desde la raíz: esterilizar es salvar

Una de las estrategias más poderosas de la fundación es la esterilización masiva. En mayo pasado realizaron 615 procedimientos y ahora se preparan para una nueva jornada en septiembre en Santa Marta, con el objetivo de alcanzar 500 esterilizaciones.

“Esterilizar es la mejor forma de prevenir el abandono. Una perrita puede tener hasta 12 cachorros en un año; una gata, casi 20. Es urgente cortar ese ciclo”, advierte Sheryl.

“Por Amor a Rocky” no es solo un lugar donde se cuidan animales, es un espacio donde la vida se restaura. En cada historia de recuperación, en cada adopción, en cada ladrido o ronroneo agradecido, vive el espíritu de Rocky. Lo que comenzó como un gesto de amor por un solo perro, hoy se ha convertido en una causa que no descansa.

Adoptar es cambiarle la vida a un ser que ha sufrido, pero también cambia la tuya”, afirma Sheryl. Y en ese cruce de caminos entre humanos y animales, esta fundación ha logrado construir un verdadero hogar.

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Laura Tatiana Vargas Lizarazo

Por Laura Tatiana Vargas Lizarazo

Comunicadora social y periodista con interés en temas sociales, culturales, de conflicto y construcción de paz. Ganadora del Premio Nacional de Periodismo, Mujeres, Paz y Seguridad 2021.@Tatiana71765621lvargas@elespectador.com

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