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En Colombia, se estima que alrededor de tres millones de perros y gatos viven en situación de calle. Estos animales, desprovistos de un hogar, son víctimas de abandono, maltrato, indiferencia y de un crecimiento poblacional descontrolado.
Ante esta realidad, diversas fundaciones, rescatistas y personas comunes hacen todo lo posible por salvar a estos animales y brindarles una oportunidad de vida. Sin embargo, aunque sus intenciones son buenas, muchas veces los rescates no se realizan de forma adecuada, lo que puede poner en riesgo tanto a los animales como a quienes los rescatan.
Por eso, algunas organizaciones han desarrollado metodologías de rescate responsable, que buscan asegurar que cada intervención sea segura, efectiva y sostenible. Una de estas guías es la metodología R.E.S.C.A.T.E.S., creada por la fundación Rescatadogs, que desde 2019 se ha dedicado a rescatar, rehabilitar y dar en adopción a animales de todo el país. Para explicar cómo funciona, la fundación ejemplifica cada etapa con el caso de Salvador, su rescate más icónico.
- Rescate: Esta fase consiste en la acción inmediata para salvar la vida del animal. Se evalúa dónde se encuentra, si su riesgo es inminente y si requiere la intervención de autoridades. Antes de intervenir, el equipo realiza un registro fotográfico y de video para comprender la situación. En el caso de Salvador, rescatado a las afueras de Bogotá con una herida de bala en la pata, esta evaluación inicial fue clave, ya que mostraba agresividad.
- Estabilización: Una vez rescatado, el animal es trasladado a un espacio seguro, normalmente dentro de un vehículo, donde se realizan primeros auxilios básicos: revisión de heridas, hemorragias y estado neurológico. Se aplican medidas de seguridad, como el uso de bozal si es necesario, y se establece un entorno controlado para proteger al rescatista y al animal. En Salvador, esta fase permitió evaluar su agresividad y condición física antes de llegar a la clínica.
- Socialización: Paralelamente, se observa el estado emocional del animal. Esta interacción inicial ayuda a identificar comportamientos como agresividad, timidez o dominancia. Salvador se mostró alfa, agresivo con otros perros y cauteloso con los humanos. Esta fase permite a los rescatistas comprender cómo manejar al animal de forma segura y sienta la base para futuras intervenciones conductuales.
- Clínica veterinaria: El animal es llevado a un centro veterinario, donde se realizan exámenes integrales: hemograma, pruebas infecciosas, desparasitación y otros procedimientos según el estado del perro. Esto protege tanto al animal rescatado como a otros en el refugio. Salvador fue evaluado de inmediato en una clínica de atención 24 horas, asegurando un manejo seguro y evitando la propagación de enfermedades.
- Adaptación progresiva: Una vez fuera de la clínica, el animal inicia su adaptación en una guardería, hogar de paso o clínica, aplicando un protocolo de enriquecimiento ambiental. Se establecen rutinas de comida, paseos y descanso, esenciales para animales que han vivido en la calle sin estructura. Para Salvador, estas rutinas fueron clave para superar traumas y mejorar su estado físico y emocional.
- Trabajo etológico y rehabilitación: Esta fase aborda traumas, miedos, fobias y conductas agresivas mediante un plan individualizado de rehabilitación. Salvador pasó casi cinco meses usando bozal y más de un año en proceso de integración social con otros perros y humanos. Un experto en comportamiento canino guía al animal, ajustando rutinas y aplicando técnicas de socialización progresiva, con el objetivo de recuperar confianza y adaptabilidad para un futuro hogar.
- Entrega responsable en adopción: Cuando el animal está listo y su comportamiento es estable, se inicia la adopción. No es solo entregar el animal: se selecciona cuidadosamente la familia, evaluando tiempo, recursos y capacidad de cuidado. Salvador fue un caso de adopción difícil; un primer intento falló, pero finalmente se encontró una familia adecuada. La fundación acompañó todo el proceso, firmó contratos que detallan responsabilidades y aseguró su bienestar a largo plazo.
- Seguimiento post-adopción: El trabajo no termina con la entrega. El seguimiento post adopción asegura que el animal se adapte correctamente a su nuevo hogar y continúe su desarrollo físico y emocional. La fundación mantiene contacto con la familia adoptante, resolviendo dudas y ofreciendo orientación sobre manejo, rutinas y cuidados.
Los protocolos de rescate, rehabilitación y adopción responsable son esenciales para garantizar la seguridad y el bienestar de los animales y fortalecer la labor de los rescatistas. Cada caso, como el de Salvador, demuestra que un rescate exitoso requiere planificación, paciencia y acompañamiento profesional.
Quienes deseen conocer más sobre la metodología R.E.S.C.A.T.E.S. o colaborar con la fundación pueden comunicarse directamente con Rescatadogs para recibir orientación sobre cómo apoyar un rescate seguro y responsable.
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