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Incluso si los felinos suelen ser seres apacibles que disfrutan de su espacio, algunas situaciones pueden perturbar su tranquilidad y provocar reacciones que evidencien su disgusto. De hecho, los gatos enojados suelen ser animales que experimentan temor ante una situación específica, percibiendo que no pueden eludirla.
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Es en ese momento en donde consideran al ataque como una opción eficaz para defenderse. Los cambios en la rutina son comunes, desencadenantes de irritación en los gatos, ya que los hacen sentir amenazados en su posición privilegiada.
Carolina Alaguna, médica veterinaria y etóloga, le comentó a La Red Zoocial que los gatos suelen ser muy buenos poniendo límites; de hecho, suelen ser los mejores animales lográndolo. Cuando ellos expresan su malestar, lo suelen desarrollar con vocalizaciones fuertes. “Ellos pueden mandar manotazos, lanzar advertencias con pequeños mordiscos, para poder alejar a las personas”, explica la experta.
Alaguna también afirma que los gatos pueden volverse territoriales cuando introducen otro animal a su hogar. Por ello, existen felinos que tienen personalidades dominantes, por lo que pueden buscar que les respeten su espacio. “Ellos pueden hacerlo con marcaje, es decir, frotándose en todo el lugar, para dejar su olor en todos lados y que las personas se vayan. Pueden hacer su marcaje con uñas, dejando el olor mientras arañan. También, pueden comenzar a orinarse alrededor de toda su casa, para advertir a otros gatos que ese es su espacio”, explica la experta.
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La agresividad en los felinos puede ser causada por otros motivos diferentes. Gatos que experimentan desnutrición, estrés o son separados prematuramente de su madre pueden desarrollar comportamientos agresivos. La veterinaria Paola Cardona explica que la principal causa de agresividad en gatos suele ser la separación temprana de la madre, alterando su temperamento y comportamiento, incluso si inicialmente eran cariñosos.
Otras razones para la agresividad incluyen la soledad al llegar a un nuevo hogar, el molesto comportamiento de las personas al cargar, acariciar o jugar bruscamente, generando ansiedad en el gato. Paola Cardona destaca que una infancia difícil y un trato invasivo pueden llevar al gato a expresarse con garras y dientes, viendo a las personas como presas.
Además, la genética también juega un papel; un gato con predisposición genética agresiva puede desarrollar este comportamiento. La influencia positiva de una madre tranquila y un entorno seguro en los primeros tres meses de vida puede contribuir a un crecimiento seguro y afectuoso.
Los gatos ferales o callejeros, sin contacto humano, pueden percibir a las personas como amenazas. La agresión territorial es otro factor, ya que los gatos son extremadamente territoriales y reaccionan negativamente ante intrusiones en su espacio.
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La irritabilidad y agresión también pueden ser consecuencia de enfermedades físicas o dolor, mientras que el entorno, con factores como ruido constante, construcciones cercanas o malos olores, puede influir en su comportamiento. La experta subraya la importancia de un ambiente amoroso, tranquilo y cuidadoso para fomentar un desarrollo positivo en los felinos.
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