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Roscow alguna vez fue el cachorro ideal: de raza, blanco, peludo y encantador. Pero cuando creció, la familia que le había prometido cuidado y compañía decidió dejarlo atrás. Lo encerraron y olvidaron, hasta que la soledad y el abandono apagaron su alegría. Así lo hallaron los voluntarios de Patitas de la Protesta, un refugio de animales ubicado en Bogotá, que compartió su historia en redes sociales con la esperanza de darle una nueva oportunidad.
El rescate, según contó la organización, ocurrió en el municipio de Zipaquirá, en Cundinamarca. Allí, Roscow, una mezcla de samoyedo y malamute de alaska, fue hallado en condición de abandono.
“Como muchos cachorros de raza, fue comprado siendo pequeño, amado al principio hasta que creció, empezó a botar pelo, a necesitar tiempo, cuidados y paciencia. Entonces fue más fácil dejarlo solo que asumir la responsabilidad”, compartió el equipo del refugio en su publicación.
Patitas de la Protesta decidió actuar y darle una mejor vida a este canino. Hoy tienen cerca de tres años, está castrado, vacunado, desparasitado y se encuentra en óptimas condiciones para ser adoptado. Según el refugio, necesita una familia responsable y amorosa que entienda que adoptarlo no es por su belleza, sino por la historia de abandono que carga y por todo lo que aún tiene para dar.
Roscow es un perro de gran tamaño, fuerte y majestuoso. Al principio puede mostrarse desconfiado con las personas, probablemente como resultado del maltrato que sufrió, pero cuando logra sentirse seguro, se transforma en un compañero noble, dulce y muy cariñoso. Se lleva bien con perritas, aunque no siempre con otros machos, por lo que su nuevo hogar ideal sería uno tranquilo, con humanos pacientes y comprometidos.
Debido a su tipo de pelaje, necesita cepillado diario, baños profesionales, ejercicio regular y una alimentación adecuada. Por eso, Patitas de la Protesta insiste en que la adopción debe ser consciente, informada y responsable. “Roscow requiere mantenimiento constante y mucho amor. No queremos que vuelva a pasar por un abandono”, subrayan desde el refugio.
El equipo también invita a quienes no puedan adoptarlo a ofrecerle un hogar de paso o a apadrinarlo mientras llega su familia definitiva. Además, recuerdan que no entregan animales en zonas de alta sobrepoblación como Bosa, Usme, Soacha o Ciudad Bolívar, ni para vivir en fincas.
“Roscow merece un hogar donde nunca más lo dejen solo”, concluyen los voluntarios, que gestionan adopciones tanto nacionales como internacionales. Su esperanza es que este noble perro encuentre, por fin, un lugar donde ser amado por quien es y no por su apariencia.
*Este artículo es informativo y se basa en datos proporcionados por las fuentes. El medio de comunicación no participa en procesos de adopción ni se responsabiliza por acuerdos entre particulares.
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