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En muchos hogares donde conviven mujeres embarazadas y perros, se repite la misma escena: el animal comienza a comportarse de manera distinta, ya sea volviéndose más protector, más cariñoso o incluso más inquieto. Para algunas personas, estos cambios son tan notorios que llegan a sospechar que sus mascotas “sabían” del embarazo antes que ellas mismas.
Para entender esta posibilidad, conviene detenerse en una de las cualidades más sorprendentes de los canes: su sentido del olfato. Los especialistas de BMC Infect Dis calculan que los perros son capaces de oler entre mil y diez mil veces mejor que los humanos. Esa habilidad extraordinaria les permite detectar variaciones químicas casi imperceptibles para nosotros. Durante el embarazo, el cuerpo femenino atraviesa una auténtica revolución hormonal: aumentan los niveles de estrógeno, progesterona y otras hormonas que pueden modificar sutilmente el olor corporal.
Aunque no se tenga plena certeza de que los perros relacionen ese cambio con un embarazo, es muy probable que noten que algo diferente ocurre.
El olfato no es la única herramienta a la que recurren. Los perros también poseen un oído sensible y, sobre todo, una gran capacidad para percibir emociones. Estudios recientes han demostrado que pueden detectar incluso el olor del cortisol, la hormona del estrés, lo cual explica por qué suelen reaccionar cuando sus dueños atraviesan momentos de tensión emocional.
A pesar de estas observaciones, la ciencia aún no ha comprobado de manera concluyente que los perros sean capaces de detectar un embarazo. Algunos artículos especializados advierten que no existen estudios formales que lo prueben, aunque reconocen que la idea es plausible.
¿Por qué cambian de conducta?
Una explicación es que, si el olor de la mujer se transforma, el perro lo percibe y responde con curiosidad o cautela. Otra razón es que el embarazo modifica las rutinas de la dueña: menos paseos, horarios distintos, variaciones en el tono de voz o en los movimientos. A eso se suma el componente emocional: las gestantes suelen experimentar ansiedad, cansancio o cambios de ánimo que el perro puede detectar y acompañar, adoptando un rol más cercano o protector.
Los testimonios abundan y son tan variados como los propios animales. Algunas mujeres cuentan que sus perros comenzaron a dormir a los pies de la cama sin apartarse un solo minuto, que los seguían por toda la casa o que se instalaban junto al vientre como si lo vigilaran. Otras relatan que sus mascotas se mostraron más inquietas, ladrando con más frecuencia o reaccionando de forma inusual ante extraños.
Lo cierto es que, aunque las pruebas científicas aún sean insuficientes para afirmar con rotundidad que los perros “saben” que su dueña está embarazada, resulta evidente que sí son capaces de notar transformaciones en el ambiente, en los olores, en las rutinas y en las emociones. Para muchos, ese vínculo especial convierte a los perros en compañeros incondicionales que, de alguna manera, participan también de la espera de un nuevo miembro en la familia.
De esta manera, los perros probablemente no entienden el embarazo en los términos en que lo hace un ser humano, pero sí perciben que algo cambia en su entorno y en la persona con la que conviven. Esa percepción puede traducirse en conductas protectoras, afectuosas o incluso ansiosas. Lo más recomendable para las familias es acompañar a sus mascotas en ese proceso, prepararlas con tiempo para la llegada del bebé y mantener con ellas un vínculo estable y cariñoso.
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