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Con la cola entre las patas, tembloroso y orinándose al menor contacto, así fue devuelto Cachaco, un perro rescatado por la Fundación Doggy In Home, en Bogotá, tan solo dos meses después de haber sido adoptado. El caso ha causado profunda tristeza e indignación en el equipo que lo salvó, debido al escaso compromiso demostrado por la familia adoptante.
Cachaco es uno de los varios cachorros que sobrevivieron a una compleja camada afectada por parvovirus y moquillo, dos enfermedades caninas altamente peligrosas. Aunque ninguno de los cachorros falleció, la recuperación fue larga y exigente. Durante meses no pudieron socializar ni salir, lo que afectó su desarrollo emocional.
“Sabemos que hay procesos que definitivamente no se dan, pero hay otros donde simplemente vemos el desinterés y el poco compromiso que tienen hacia estos seres”, expresó la fundación en una publicación compartida en sus redes sociales.
Desde el momento de la adopción, explican, la fundación insistió en que Cachaco requería una educación basada en paciencia, amor y respeto. No era un perro con un pasado fácil, pero sí con potencial de recuperarse emocionalmente si encontraba un hogar estable. Así fue para varios de sus hermanos, quienes hoy viven en familias que perseveraron en el proceso de adaptación.
Sin embargo, la familia adoptante de Cachaco decidió devolverlo argumentando que el perro no hacía sus necesidades afuera, sino dentro de la casa. Según denunció la fundación, además de regresarlo, solicitaron que se les devolviera el valor aportado durante el proceso de adopción, asegurando que “van a comprar otro perrito”.
“Esto no es justo. Nos duele ver a Cachaco así, porque otros de sus hermanitos sí tuvieron la suerte de que su familia persistiera. Esto no es un mueble ni un objeto que se devuelve porque no funcionó”, manifestaron.
Desde Doggy In Home recordaron que los aportes de adopción no son un “pago por el perro”, sino una contribución para continuar con los rescates, tratamientos médicos y cuidados de decenas de animales que dependen de la labor diaria de la fundación. “No somos un banco que guarda dinero, cada peso que ingresa se usa para la operación”, aclararon.
Finalmente, hicieron un llamado urgente a la responsabilidad y conciencia a la hora de adoptar. “Un perro no es un juguete ni una decoración. Es un ser vivo que siente, que sufre cuando lo maltratan o lo abandonan. Por favor, piénselo muy bien antes de tomar esta decisión”, concluyeron.
Cachaco vuelve a esperar lo que siempre mereció: un hogar de verdad, donde lo amen, lo cuiden y no lo abandonen cuando más necesita compañía y comprensión. Quienes deseen brindarle una segunda oportunidad pueden comunicarse con la Fundación Doggy In Home a través de sus redes sociales: @doggyinhome.
*Este artículo es informativo y se basa en datos proporcionados por las fuentes. El medio de comunicación no participa en procesos de adopción ni se responsabiliza por acuerdos entre particulares.
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