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“Todo eso por un pinche perro”: la frase que marcó el rescate de Sol y Luna

Dos perritas fueron rescatadas en Nuevo León, México tras sobrevivir al abandono y la indiferencia. Una frase escuchada durante su rescate evidenció el desprecio que aún enfrentan miles de animales.

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La Red Zoocial
04 de septiembre de 2025 - 08:21 p. m.
Sol y Luna, las dos cachorras rescatadas, ahora reciben atención veterinaria tras sobrevivir al abandono y la indiferencia.
Sol y Luna, las dos cachorras rescatadas, ahora reciben atención veterinaria tras sobrevivir al abandono y la indiferencia.
Foto: Facebook Adopta un Amigo
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En un paraje solitario de la Sierra de Santiago, en Nuevo León, México, dos perritas hermanas sobrevivían como podían: entre la basura, bajo el sol, la lluvia y sin un ser humano que se hiciera cargo de ellas. Estaban completamente solas. Una de ellas tenía un ojo severamente infectado, posiblemente perdido. Ambas fueron abandonadas sin contemplaciones, hasta que alguien decidió actuar.

Una rescatista de Adopta un Amigo, plataforma de adopciones ubicada en Monterrey, México, encontró a las dos cachorras y no dudó en auxiliarlas. Pero durante el rescate, un comentario la dejó helada: “Todo eso por un pinche perro”, soltó con indiferencia un habitante del lugar. Esa frase tan cruda resume la realidad que enfrentan miles de animales abandonados: el desprecio, la insensibilidad y la falta de empatía hacia otras formas de vida. “¿Qué tan vacío debe estar el corazón para restarle valor a una vida de esa forma?”, se preguntó la rescatista.

Para muchos, “solo eran perros”. Para quienes trabajan en el rescate, eran dos vidas con derecho a ser protegidas, atendidas y queridas. “La empatía no debería depender de la especie”, afirman desde la plataforma Adopta un Amigo, quienes se encargaron de difundir la historia a través de redes sociales.

Como si fuera poco, cuando la rescatista explicó que una de ellas tenía el ojo podrido y requería atención médica urgente, alguien le preguntó: “¿Qué raza es?”. Una pregunta fuera de lugar, pero habitual en estos procesos. Como si la vida de un animal dependiera de su raza y no de su historia, su necesidad o su capacidad de amar.

Las perritas, llamadas ahora Sol y Luna, dejaron atrás ese lugar donde fueron abandonadas y se encuentran en el refugio. Están a salvo, pero su historia aún no termina: siguen esperando una oportunidad real, un hogar que las quiera por lo que son y no por cómo lucen.

La organización insiste en que este caso no es aislado. A diario, cientos de perros y gatos en condiciones similares enfrentan no solo el abandono físico, sino la apatía de una sociedad que, muchas veces, prefiere ignorarlos.

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