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Tu perro te mira, mueve la cola y, de pronto, apoya una pata sobre tu pierna o tu brazo. Puede parecer un gesto simple, pero detrás de esa acción hay todo un lenguaje de emociones, instintos y comunicación. Poner la pata no es solo un “toque” cariñoso: es una forma de comunicarse.
De acuerdo con el American Kennel Club (AKC) —la organización sin fines de lucro más antigua y reconocida dedicada al bienestar canino desde 1884—, cuando un perro coloca la pata sobre su dueño está enviando un mensaje.
La doctora Mary Burch, especialista en conducta animal aplicada, explica para la AKC que los perros utilizan su cuerpo para expresar necesidades: hambre, ganas de salir o simple deseo de atención.
“Los perros usan el lenguaje corporal para decir: ‘Tengo una necesidad’”, señala Burch.
A veces esa pata sobre el brazo solo busca una caricia, del mismo modo en que una persona extiende la mano para saludar o abrazar.
En otras ocasiones, el toque puede ser una petición más específica: salir, comer o simplemente sentirse acompañado. Como dice Burch para el AKC, este contacto representa un vínculo auténtico entre humano y perro, un equivalente canino al gesto humano de decir “estoy aquí contigo” o “te quiero”.
Según PetMD, portal veterinario fundado en 2008 y avalado por especialistas en salud animal, poner la pata es un comportamiento instintivo y evolutivo. Desde cachorros, los perros tocan con sus patas para llamar la atención de su madre, por ejemplo, para alimentarse.
Con el tiempo aprenden que esa misma acción también funciona con los humanos: es una forma eficaz de obtener algo que desean.
El sitio explica que este comportamiento puede tener distintos significados:
- Atención o cariño: el perro busca afecto, juego o cercanía.
- Necesidad fisiológica: quiere salir o tiene hambre.
- Ansiedad o estrés: en momentos de miedo o incomodidad, la pata puede ser un pedido de consuelo.
- Refuerzo aprendido: si cada vez que pone la pata recibe atención o dulces, el perro entenderá que esa acción le da resultados.
PetMD advierte que no siempre es una señal de “mimos”: si el toque se repite con insistencia o se combina con posturas tensas (cola baja, jadeo, orejas hacia atrás), puede indicar ansiedad. En esos casos, es importante ofrecer calma y, si es necesario, consultar con un veterinario o especialista en conducta.
Ya sea por hambre, ansiedad, cariño o costumbre, el toque con la pata resume la esencia del vínculo entre humanos y perros: una comunicación que no necesita palabras.
Entender el contexto —el momento, el cuerpo y la mirada del animal— es clave para saber si se trata de una petición o simplemente de una expresión de afecto.
Como resume el AKC, “la conexión con tu perro es real”. Y esa pata, que a veces pesa más de lo que parece, es una manera sencilla pero poderosa de recordarlo.
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