Así viven los militares rusos que llegaron hace un mes a Venezuela
El 23 de marzo dos aviones cargados con equipos y militares rusos aterrizaron en Caracas. Aunque su presencia es vista como una intervención extranjera por EE. UU. y la oposición, ellos ya conviven con los venezolanos: juegan fútbol los domingos, van a fiestas y son clientes frecuentes de costosos restaurantes.
Daniela Rojas Díaz / Caracas
Los 99 rusos que llegaron hace un mes a Venezuela, a bordo de dos aviones militares, se pasean a sus anchas por las calles de Caracas. Tienen fama de puntuales y rutinarios, según describen los habitantes de Las Mercedes, un barrio al sureste de Caracas, una de las zonas más costosas de la capital venezolana, donde se les ve frecuentemente. “Juegan fútbol todos los domingos, hablan ruso entre ellos pero con el grupo de venezolanos con los que se reúnen sí hablan español, aunque con acento ruso”, dice Nicole Hernández, empleada de uno de los lugares en donde alquilan canchas.
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Los 99 rusos que llegaron hace un mes a Venezuela, a bordo de dos aviones militares, se pasean a sus anchas por las calles de Caracas. Tienen fama de puntuales y rutinarios, según describen los habitantes de Las Mercedes, un barrio al sureste de Caracas, una de las zonas más costosas de la capital venezolana, donde se les ve frecuentemente. “Juegan fútbol todos los domingos, hablan ruso entre ellos pero con el grupo de venezolanos con los que se reúnen sí hablan español, aunque con acento ruso”, dice Nicole Hernández, empleada de uno de los lugares en donde alquilan canchas.
La presencia rusa ya parece haberse vuelto parte del paisaje de los venezolanos. Aunque hace un mes, cuando llegaron a bordo de dos aviones militares al Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, causaron inquietud entre la población, hoy pasan casi que desapercibidos. No es para menos, los habitantes del país ya tienen que lidiar con la escasez, la violencia, el desempleo, la falta de efectivo y los racionamientos de energía como para preocuparse por los rusos.
De acuerdo con la vocera de la cancillería rusa, María Zajárova, los rusos estarán en Venezuela el tiempo que sea necesario, en el marco de un Acuerdo de Cooperación Técnico-Militar suscrito en mayo de 2001 por los gobiernos de ambos países. Aunque desde Estados Unidos, Colombia y otros países condenaron la presencia rusa en territorio venezolano y dijeron que era una “invasión extranjera”, el Kremlin dejó claro su respaldo al gobierno de Nicolás Maduro, a pesar de que su presencia no haya sido aprobada por la Asamblea Nacional del país, como dicta la Constitución del vecino país.
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“Mi papá ha venido siguiendo la noticia sobre los rusos en el país. Ha visto imágenes del armamento militar que han enviado para acá y el otro día llegué tarde a clases, cuando él me llevaba, porque tenían toda la vía trancada por una especie de tanquetas que estaban en todo el hombrillo como si estuvieran esperando algo. La cola (el trancón) era porque las personas en sus carros bajaban la velocidad para verlas y mi papá las reconoció”, dijo una joven estudiante, quien prefirió no dar su nombre. Ella se refirió, de acuerdo con las imágenes que tomó, a unos S-300 que, según expertos, son misiles antiaéreos de los más potentes del mundo.
Para los venezolanos que han visto a los uniformados rusos, principalmente en Caracas y zonas aledañas a la capital, no ha sido tan difícil reconocerlos. Primero por su fenotipo e idioma, y segundo porque la posibilidad de ver extranjeros en el país ha mermado desde hace varios años. Atrás quedaron los tiempos en los que europeos, estadounidenses y gente de distintas latitudes visitaban Venezuela.
Según declaraciones recopiladas por este medio, los militares rusos suelen concurrir el sureste de la capital, principalmente en Las Mercedes, una zona muy similar a la Zona T de Bogotá. Ahí los han visto en panaderías, comiendo en el restaurante de un lujoso y reconocido hotel. También le dijo a El Espectador una persona que recientemente trabajó en los 15 años de la hija de un miembro de un alto funcionario de uno de los cuerpos de seguridad del Estado venezolano, los rusos fueron parte del callejón de honor de salida de la quinceañera. Sin embargo, agregó que por motivos de seguridad no le permitieron tomar fotos.
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“Rusia está jugando con América Latina. La presencia de ellos en Venezuela me recuerda mucho a la época de la pugna Moscú-Washington y en cierta medida es una especie de retaliación de la geopolítica rusa en la que trata de manipular la acción de respaldo a Maduro, por el respaldo que los Estados Unidos le han dado a Ucrania, Crimea o Siria. Es lamentable que Rusia manipule a Venezuela”, indicó Milos Alcalay, exviceministro de Relaciones Exteriores de ese país y exembajador de la ONU.
Hay otros analistas que consideran que lo que está haciendo Rusia es hacer mucho más cara la salida de Maduro, para que les cueste aun más a EE. UU. y al resto de la comunidad internacional que han reconocido a Juan Guaidó, autoproclamado presidente interino de Venezuela. “Rusia tiene muy bien medido al gobierno de Trump, seguramente van a meter más soldados al país para controlar a los militares venezolanos de cualquier posible alzamiento”, expresó Ana María Salazar, internacionalista y exsecretaria adjunta de Defensa de EE. UU., en una entrevista.
Ya lo intentó. Hace apenas dos días otros dos aviones rusos intentaron llegar a Venezuela, pero el gobierno de Malta les prohibió el ingreso a su espacio aéreo y por eso las aeronaves no pudieron cruzar el Atlántico. El Departamento de Estado aplaudió la acción del gobierno de Malta por “no permitir que Rusia siga abasteciendo al brutal gobierno de Venezuela”.
La llegada de los rusos en marzo sería su segunda visita pública a Venezuela, pues en diciembre del 2018, hicieron ejercicios aéreos en las costas venezolanas para, según ellos, “defender al país suramericano”. En ese primer arribo fueron recibidos por Vladimir Padrino López, quien envió un mensaje a los ciudadanos pidiendo que no “tuvieran miedo por la presencia de estos aviones logísticos, bombarderos y cazabombarderos estratégicos, que han pisado territorio venezolano”.
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Sin embargo, aunque las relaciones de ambos países constan de al menos 17 años, desde los gobiernos de Hugo Chávez, principalmente por ser Venezuela el país que más le ha comprado armamento, según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri, por sus siglas en inglés), los militares rusos no se atrevían a pisar suelo venezolano, de manera pública, en años anteriores.
Entre el 2005 y 2015, los gobiernos de Hugo Chávez y luego el de Nicolás Maduro destinaron más fondos de los ingresos del petróleo para la compra de armas que para la educación y la salud, de acuerdo con Sipri. En armamento gastaron US$6.900 millones y asignaron US$2.600 millones para los otros dos ámbitos. Y es que en los últimos 17 años, Venezuela se ha ubicado en el puesto 21 del ranking mundial de los países que más han destinado recursos para armamento bélico, manteniéndose en el primer lugar de Latinoamérica.
“Cada vez que en el Consejo de Seguridad de la ONU se ha hablado sobre la ayuda humanitaria o de la lucha contra la corrupción en Venezuela, Rusia se ha negado (a hablar del tema) por señalar que hay una injerencia militar por parte de los Estados Unidos. Sin embargo, la única presencia militar que hay aquí es la rusa, acompañada de la cubana. Es muy llamativo que acusan a EE. UU. de que van a intervenir militarmente y quienes intervienen son ellos, alegando que se trata de compromisos de cooperación militar, mismo argumento que se da cuando estableces cualquier signo ideológico en los países del mundo (...) Yo no creo que los rusos están aquí para controlar a los militares venezolanos, porque ese trabajo ya lo hace el G2 cubano. Considero que esa injerencia es en contra del gran deseo de los venezolanos que es tener un Estado democrático”, agregó Alcalay, diplomático venezolano.
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Ante esto, la respuesta de Donald Trump, presidente de EE. UU., ha sido exigirle al gobierno de Vladimir Putin sacar a sus uniformados de Venezuela, por considerarlo una provocación, pese a que su respuesta inmediata ha estado dirigida a más sanciones políticas y económicas que afectan la relación entre Cuba, Nicaragua y Venezuela.
“Las sanciones no son una muestra de debilidad, lo que creo es que se debe empezar a sancionar a gente muy allegada a Vladimir Putin. Lo que buscaba el gobierno interino de Juan Guaidó, EE. UU. y la comunidad internacional era darles un espacio a los militares, que siguen del lado de Maduro, para que reconocieran a Guaidó, pero el problema es la presencia militar rusa protegiendo a Maduro, es por eso que debe continuar la presión a los militares”, indicó Salazar.
Pero algo cambió la presencia rusa en Venezuela frente a las amenazas de EE. UU. Mientras que hace poco Trump y varios funcionarios de su gobierno hablaban de intervención militar, hoy Elliot Abrams, representante especial de Washington para Venezuela, dice que “todavía no es el momento para intervenir militarmente”.