Los presidentes Joe Biden y Guillermo Lasso se reunieron este lunes en la Casa Blanca para hablar de migración y de la violencia provocada por el crimen organizado transnacional en Ecuador, que pide que Estados Unidos comparta “la factura” de la lucha contra el narcotráfico.
La reunión de aproximadamente una hora “fue muy cercana, muy amable y muy afectuosa” y en ellas se trató la lucha contra la violencia narco y los temas migratorios “como consecuencia de la economía en muchos países en América”, declaró Lasso.
En la lista de prioridades de Lasso en Washington figura buscar ayuda para un problema que desangra al país: la criminalidad vinculada a los narcotraficantes que luchan a sangre y fuego por el control del tráfico de droga en las calles e incluso desde las cárceles.
Una lucha que se ha saldado con cientos de muertos y llevó en noviembre a declarar el estado de excepción en parte de Ecuador, situado entre Colombia y Perú, los mayores productores mundiales de cocaína.
Cada quien sus objetivos
Justo antes de partir a Estados Unidos Lasso estimó “justo compartir la factura” de esta batalla, para la que calcula que necesita 5.000 millones de dólares.
Pero ni rastro de cifras multimillonarias en el comunicado emitido por la Casa Blanca, en el que Biden se compromete a desembolsar 13,5 millones de dólares para préstamos de microfinanzas, incluidas empresas dirigidas por mujeres, cinco millones contra la desnutrición infantil y otros 20 millones para ayudar a reducir las emisiones de carbono.
“Coincidimos en fortalecer la cooperación para la estrategia de seguridad del Ecuador”, tuiteó, no obstante, Lasso.
Sentado junto a su homólogo, al lado de la chimenea del Despacho Oval, Biden aseguró que examinarían cómo “profundizar” la asociación económica.
Se hará, según la Casa Blanca, a través de un acuerdo bilateral y de la Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas, una iniciativa lanzada en junio para movilizar la inversión, fomentar las energías limpias y fortalecer las cadenas de suministro.
Pero el gobierno conservador ecuatoriano aspira a mucho más: quiere un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos.
Como otros países latinoamericanos, Ecuador intenta esquivar la rivalidad entre las dos grandes potencias manteniéndose en buenos términos con Washington y aprovechando la disponibilidad de Pekín a sacar la billetera. De hecho tiene “prácticamente cerrado” un acuerdo de libre comercio con el coloso asiático.
Pero la prioridad de Biden es la crisis migratoria en la frontera con México, donde las autoridades han interceptado a más de dos millones de migrantes desde octubre de 2021, en su inmensa mayoría latinoamericanos, según datos oficiales.
El número de ecuatorianos es bajo, pero se ha multiplicado en lo que va de año, desde unos 600 en enero hasta más de 5.000 en septiembre.
La reunión, la segunda bilateral entre ellos, tuvo lugar antes de que la Corte Suprema de Estados Unidos bloqueara el levantamiento, previsto a partir de este miércoles, de una norma sanitaria que permite expulsar de inmediato a la inmensa mayoría de los migrantes en la frontera con México.
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Estados Unidos considera que Ecuador ha dado ejemplo con la regularización de migrantes venezolanos, y alaba su “liderazgo moral”, en palabras de Biden, por su condena de la invasión de Ucrania.
Lasso presumió de que Ecuador fue el primer país latinoamericano en condenar y lamentó que después de una pandemia haya que lidiar con una guerra.
La conversación permitió consolidar a ambos países como “aliados para luchar por la democracia, la paz y la justicia, tanto en nuestra región, como para apoyar los esfuerzos del gobierno estadounidense por alcanzar esos valores en el mundo”, informó la presidencia ecuatoriana en un comunicado.
En este sentido los dos líderes exploraron oportunidades de colaboración cuando Ecuador asuma su mandato en el Consejo de Seguridad de la ONU para el bienio 2023-2024.
Crítica a Pedro Castillo
Por la tarde Lasso pronunció un discurso ante el Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA), su órgano ejecutivo.
Allí afirmó que el destituido presidente de Perú Pedro Castillo “violentó el orden constitucional y legal” al decidir disolver el Congreso y deseó “éxito” a su sucesora, Dina Boluarte.
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“No se trata de legitimar o no a gobiernos y mucho menos a gobernantes, se trata de respetar a cada país miembro, su soberanía y su institucionalidad democrática”, sostuvo en un momento en el que Argentina, Bolivia, Colombia y México optaron por apoyar a Castillo.
Días antes de la visita, Ecuador recibía buenas noticias de Washington. El Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó el desembolso de unos 700 millones de dólares para el país tras concluir la sexta y última revisión del acuerdo alcanzado con Quito.
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Y en el Congreso de Estados Unidos se aprobó una ley bipartidista de asociación para el año fiscal 2023 que amplía la cooperación.
Aunque esta visita pone el broche de oro a su relación con Estados Unidos, a nivel interno Lasso navegó por aguas turbulentas este año, marcado por las manifestaciones antigubernamentales lideradas por el movimiento indígena Conaie. Acabaron enterrando el hacha de la discordia, pero las discrepancias persisten.
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