Marco Rubio, el nuevo secretario de Estado de la segunda administración de Donald Trump, comenzó un tour por cinco países centroamericanos el miércoles. Su gira incluye una parada en El Salvador, liderado por Nayib Bukele, con quien tiene afinidades en el estilo de gobernanza, especialmente frente a las políticas contra el crimen y la violencia.
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Rubio, hijo de inmigrantes cubanos que llegaron a Estados Unidos en la década de los 50 y exsenador por el estado de Florida, habla un español fluido y es una figura fuerte de la derecha. Es un acérrimo crítico de las políticas de acercamiento entre Washington y la isla de sus padres. Es, además, el representante de los intereses de las nuevas políticas y visiones inamovibles que Donald Trump ha demostrado desde el primer día de su presidencia.
En este viaje oficial, Rubio visitará Panamá, Guatemala, El Salvador, Costa Rica y República Dominicana, marcando un interés especial en estos países, antes, en cierta medida, desatendidos por el país norteamericano en otras administraciones.
Entre los temas en la agenda del secretario de Estado habrá asuntos clave de la política exterior de Trump, como la reducción de la migración irregular, que sube por el cuello de Centroamérica hasta la frontera sur de Estados Unidos, y la cooperación económica, en momentos en los cuales los recursos de asistencia están congelados por 90 días, excepto los de Israel y Egipto.
La medida busca revisar si los recursos entregados a los países estarían alineados con los intereses de Washington y su actual política exterior, marcada, en gran medida, por el asunto migratorio, a través de la declaratoria de emergencia en la frontera y de vuelos de deportación, como se ha visto en los últimos días en varios países latinoamericanos.
Apoyo del círculo cercano de Trump a Bukele
La relación entre el republicano y el salvadoreño ha sido cercana, según explica la profesora Olga Illeras, decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano y doctora en ciencia política. “Tanto Bukele como Javier Milei, presidente de Argentina, participaron durante la campaña electoral de Donald Trump en encuentros del Comité de la Acción Conservadora en Estados Unidos, mostrando el modelo de la derecha latinoamericana”, apunta.
El año pasado, Bukele recibió en su ceremonia de investidura de su segundo mandato a una delegación de la línea política de Trump. Estuvieron su hijo, Donald Trump Jr., Matt Gaetz, entonces representante de Florida, y Mike Lee, senador por Utah, todos miembros del Partido Republicano. Ahí se demostró la proximidad ideológica, que también se hizo pública a través de videos en los que se les ve participando de una conversación amistosa.
La investidura también contó con la presencia del excomentarista de Fox News, Tucker Carlson, conocido trumpista, quien aprovechó el momento para hacer una entrevista. El presidente salvadoreño le preguntó a Carlson: “¿Tú por qué decidiste venir?”, a lo que Carlson respondió: “Porque pienso que hay algo extraordinario que está pasando aquí, por eso vine”.
Illeras resalta el papel central de Rubio en esta relación: “Él ya había visitado El Salvador en 2023, donde elogió el estilo de gobierno de Bukele, destacando su política de ‘tolerancia cero’ hacia el crimen y las pandillas, usándolo como un modelo de medidas efectivas contra la reducción de la criminalidad”. En esa visita, Rubio manifestó que, “para el futuro de nuestras relaciones bilaterales, es esencial que las instituciones democráticas en El Salvador se mantengan fuertes”.
La gran alianza de la derecha: ¿un interés estratégico compartido?
En cuanto a los intereses estratégicos de la alianza entre Estados Unidos y El Salvador, “el objetivo es muy claro. Tiene que ver con un eje de la derecha conservadora que haga contrapeso (a los actuales gobiernos de izquierda en América Latina) y que justifique buena parte del discurso contra el medioambiente, los migrantes y, sobre todo, el tema de seguridad (...). Para Bukele ese asunto es el centro de todo: las prisiones, el punitivismo”, dice Mauricio Jaramillo, profesor de la Universidad del Rosario, experto en geopolítica y relaciones internacionales: “Ahí uno se da cuenta de que efectivamente hay una sintonía de intereses. Eso es lo que está detrás de esta alianza”.
Esta relación está profundamente vinculada a las políticas de seguridad implementadas por Bukele: “La idea de ‘tolerancia cero’ frente a la criminalidad y las pandillas se presenta como un modelo efectivo, aunque genera críticas por la erosión democrática, el exceso de encarcelamientos y restricciones en derechos humanos”, dice Illeras.
De hecho, se estima que, tras la declaratoria del estado de excepción del líder salvadoreño, implementado desde marzo de 2022, hay unas 80.000 personas detenidas, de las cuales el 10 % podría ser inocente, según se lee en un informe de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) que cita fuentes oficiales. El Salvador es el país con mayor tasa de encarcelamientos en el mundo.
La importancia del secretario de Estado en los próximos diálogos tiene que ver con su discurso “anti-Cuba, anti-Nicaragua y anti-Venezuela. Bukele se ha sentido identificado un poco con esta andanada de Rubio contra Nicolás Maduro y la elección”, afirma Jaramillo, que también cree posible que por ese lado se forme una alianza.
Cabe destacar que una relación firme con la región de Centroamérica y el norte de Sudamérica podría disminuir significativamente los números de paso irregular por la frontera entre México y Estados Unidos, si además la cooperación internacional se suma a dicho esfuerzo, o al menos eso cree Diego Chaves, gerente senior para América Latina y el Caribe del Migration Policy Institute.
Hay que tener en cuenta que para el año fiscal 2024, que finalizó el 30 de septiembre, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP) reportó 2.1 millones de encuentros a lo largo del borde suroeste. También que la administración de Trump estaría en negociaciones con Bukele sobre un acuerdo de asilo que permitiría deportar migrantes que no son de ese país a territorio salvadoreño, según fuentes de CBS News. Este “Acuerdo de Tercer País Seguro” les impediría solicitar asilo en Estados Unidos, obligándolos a hacerlo desde Centroamérica. Aunque aún no se ha concretado un pacto, su discusión demuestra nuevamente otro posible vínculo en esta alianza.
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