Sus partidarios lo consideran un hombre de acción que intenta mejorar la vida de sus millones de votantes. Los críticos lo consideran un tirano incompetente. Combativo y propenso a la hipérbole, domina los titulares de los medios de comunicación contra los que arremete y es experto en entretejer hechos y ficción en teorías conspirativas para un electorado que pierde la fe en las instituciones con rapidez.
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Rafael López Aliaga, de 64 años, el alcalde de Lima que ha adoptado el apodo de “Porky” por su parecido con el personaje de dibujos animados Porky Pig, se ha declarado seguidor del presidente Donald Trump mientras se prepara para anunciar que se postula a la presidencia para las elecciones de Perú en abril del próximo año.
Al igual que Trump, López Aliaga se considera parte de una lucha mundial contra los peligros que plantea lo que él denomina una izquierda “mentirosa, asesina y ladrona”. También es un antiguo miembro de la orden católica conservadora Opus Dei, quien dijo que practica el celibato.
Aunque no es tan conocido como otros políticos latinoamericanos de derecha, como el presidente Javier Milei de Argentina y Jair Bolsonaro, expresidente de Brasil, López Aliaga parece ansioso por unirse al club al alinearse con el movimiento MAGA.
El año pasado intervino en una conferencia en Argentina organizada por la Conferencia de Acción Política Conservadora, un influyente grupo conservador estadounidense, se hizo selfis en la toma de posesión de Trump en enero y el sábado celebró un acto en memoria de Charlie Kirk en un parque de Lima, ante la perplejidad de algunos asistentes que nunca habían oído hablar del activista estadounidense asesinado.
López Aliaga, exconcejal de Lima y magnate ferroviario y hotelero, fue elegido alcalde de la ciudad de 10 millones de habitantes en 2022. Casi un tercio de la población de Perú vive en la capital, afectada por el tráfico, y muchos residentes han quedado impresionados por su trabajo para ampliar las carreteras y las vías férreas.
“Al menos hace el intento”, dijo Edison Mejía, artista de 31 años. “Lima necesita obras públicas. A otros políticos no les importa, no les importa ganar un sueldazo cuando todo sigue igual”.
López Aliaga, en una entrevista en el ornamentado palacio municipal de Lima, dijo que Perú, y el mundo en general, necesitan ser rescatados de los progresistas y de quienes, en su opinión, son corruptos y apoyan el derecho al aborto y el comunismo.
Mientras que Trump se refiere a quienes se oponen a él como “el Estado profundo”, López Aliaga utiliza el término “caviares” para describir a los progresistas que, según él, conspiran para mantener pobre al país.
“Les beneficia que la gente sufra, les beneficia que la gente esté reventada, porque ese público vota por ellos”, dijo. “Si una persona deja la pobreza, deja el sufrimiento, se olvida de la izquierda”.
Los peruanos conservadores han utilizado durante mucho tiempo el término para burlarse de las élites de izquierda, pero “caviar” ahora se ha convertido en un término omnipresente en el discurso político, lanzado como acusación tanto por la extrema derecha como por la extrema izquierda para desacreditar a progresistas y centristas.
“Es como limousine liberals, pero más extendido”, dijo Eduardo Dargent, politólogo que escribió un libro titulado Caviar. “Es como la necesidad populista de tener un gran enemigo”, y López Aliaga, añadió Dargent, dijo que quiere defender “al Perú de ese gran enemigo”.
López Aliaga, de cara a las elecciones del próximo año, ha pedido eliminar la mayoría de los ministerios, enviar presos peligrosos a El Salvador, aumentar la presencia de soldados en las fronteras de Perú y ordenar que los tribunales militares juzguen a los “terroristas urbanos”.
Dijo que apoyaba el bombardeo estadounidense de embarcaciones en el Caribe a los que Trump acusaba de transportar drogas y que Perú debía estrechar lazos con Washington para “balancear la ecuación” con China, el principal socio comercial de Perú.
“Admiro a Trump por lo que está haciendo”, dijo López Aliaga: “Habla muy claro, no te miente y lo que habla lo hace rápido”. Él es quizá más parecido a Trump en temperamento. Puede pasar rápidamente de las bromas y las expresiones de amor a la indignación contra los “parásitos” y los “especímenes” que frenan a Perú.
En 2021, pidió la “muerte” de dos políticos de izquierda y le dijo a una defensora de la muerte asistida médicamente que saltara de un edificio. López Aliaga siente especial aversión por un periodista de investigación, Gustavo Gorriti, cuya organización de noticias IDL-Reporteros ha investigado los negocios del alcalde y ha revelado que los fiscales están examinando posibles delitos financieros relacionados con empresas vinculadas al alcalde. Un día antes de que Kirk fuera asesinado, López Aliaga dijo: “Hay que cargárselo, de una vez, al caballero”.
López Aliaga dijo que solo quería decir que Gorriti debía ser juzgado, acusándolo de actuar como “el rey del Perú”. Gorriti, en una entrevista, dijo que los ataques de López Aliaga reflejaban un “libreto neofascista”. Añadió: “Toda esa idea de una conspiración sobre fuerzas oscuras, misteriosas, es muy antigua. Es la visión paranoica de la ultraderecha aplicada aquí”.
*Jack Nicas colaboró con la reportería desde Lima.
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Por Mitra Taj y Marco Garro | The New York Times
