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“La economía brasileña muestra señales de resiliencia”: embajador de Brasil

Brasil ha sido uno de los países más castigados por la pandemia en el mundo. Luís Antonio Balduino Carneiro, embajador en Colombia del gobierno de Jair Bolsonaro, explica lo que ha hecho ese país para enfrentar la crisis; defiende la alianza entre Colombia y Brasil en temas como Venezuela y la elección del presidente del BID.

07 de septiembre de 2020 - 02:13 a. m.
Luís Antonio Balduino, embajador de Brasil en Colombia desde finales de 2019.  / Archivo particular
Luís Antonio Balduino, embajador de Brasil en Colombia desde finales de 2019. / Archivo particular

¿Cómo está Brasil en este nuevo aniversario de la independencia?

Brasil conmemora sus 198 años este año y se acercan las conmemoraciones del bicentenario, en 2022. on fechas muy oportunas para que reflexionemos sobre nuestro pasado y nuestro futuro. Avanzamos, en nuestra historia, mucho: desarrollamos una economía que está entre las diez mayores del mundo, somos una democracia sólida, con buenas instituciones y una sociedad civil activa. Pero también vivimos con la permanencia de desafíos importantes de desarrollo, combate a la pobreza y reducción de desigualdades. El gobierno de Brasil tiene compromiso con la transformación de nuestra sociedad, hacia una vida mejor y más justa. Estamos trabajando y sabemos que la cooperación internacional y la integración con nuestros vecinos sudamericanos es esencial y oportuna para el desarrollo común. La pandemia es un gran choque de un virus que nos llegó desde afuera y nos presentó un nuevo desafío: proteger la sociedad en todas sus dimensiones: la salud, el empleo, la vida y las oportunidades. Pero estoy seguro de que, con mucho esfuerzo y compromiso, saldremos más fuertes de esa crisis.

¿Cómo afectó la pandemia los proyectos bilaterales con Colombia?

Está claro que la pandemia exigió cambios incluso en los procesos políticos y económicos internacionales, pero no hubo paralización de los trabajos y contactos bilaterales. Todo lo contrario: fuimos demandados a crear nuevas maneras de trabajar en conjunto y a tratar nuevos temas, cambiando tal vez algunas prioridades en nuestro diálogo. Con Colombia, tenemos una alianza cada vez más estratégica. Nuestras relaciones avanzaron mucho en los últimos años y fueron consolidados los mecanismos de diálogo bilateral. Si por una parte los proyectos culturales y algunos temas de cooperación tuvieron que aplazarse, los contactos en temas sanitarios y de medio ambiente se intensificaron, por ejemplo en los esfuerzos de coordinación para la instalación de una sala binacional de monitoreo epidemiológico en las ciudades de Leticia y Tabatinga o en la II Cumbre Presidencial del Pacto de Leticia, realizada por videoconferencia.

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Colombia y Brasil están unidos para respaldar al candidato de EE. UU. para el BID; sin embargo, hay muchas críticas de la región. ¿Qué piensa de las muchas voces, incluido un expresidente brasileño, que piden aplazar la elección?

De hecho, Brasil y Colombia, así como muchos otros países de la región, defienden que la elección del presidente del BID debe realizarse el 12 y 13 de septiembre, como fue aprobado por el Directorio Ejecutivo del Banco el pasado julio, de acuerdo con los requisitos previstos en el propio reglamento del BID. Hay que cumplir con los plazos y decisiones ya aprobados por el Directorio y por los gobernadores de los países. Se trata de una elección sumamente importante para la región, pues el futuro presidente conducirá el Banco en un momento en que la región enfrenta el más grande desafío de la era contemporánea, en el que el BID podrá desempeñar un papel relevante para su superación.

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Los gobiernos de Duque y Bolsonaro están unidos también en la estrategia frente a Venezuela. ¿Ha funcionado?

La situación en Venezuela es un desafío para nuestra región. En el ámbito del Grupo de Lima, Brasil y Colombia han trabajado conjuntamente para denunciar a la comunidad internacional las violaciones sistemáticas a los derechos humanos en dicho país e incrementar el cerco diplomático al régimen ilegítimo de Nicolás Maduro. La mayoría de los países de las Américas y de Europa hoy reconocen a Juan Guaidó como presidente encargado y defienden la pronta solución de la crisis venezolana. En la última reunión de cancilleres del Grupo de Lima, nuestros gobiernos, junto a otros integrantes del bloque, expresaron su firme rechazo a la celebración de elecciones parlamentarias el mes de diciembre, sin que haya garantías mínimas de legitimidad del pleito. Brasil seguirá actuando en estrecha coordinación con Colombia y demás socios regionales en aras de abrir camino a la transición democrática en Venezuela, con la realización de elecciones libres y transparentes, y la recuperación económica y social.

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Prosur, creada entre otros países por Colombia y Brasil, no logró articular una respuesta unida frente a la pandemia. ¿Es muestra de la división de la región?

La creación de Prosur ha sido un paso primordial para que la región tuviera un nuevo espacio de concertación de posiciones y fomento a la integración. Gracias a su estructura flexible, el mecanismo regional facilita la toma de decisiones y permite la acción coordinada en pro de los valores compartidos por sus miembros, como la defensa de la democracia y de las libertades fundamentales. Frente a los retos generados por la pandemia, Prosur se consolidó como una importante plataforma de intercambio de información y promoción de iniciativas de cooperación, aunque cada país enfrente una realidad propia. En la cumbre virtual del 27 de agosto, realizada por iniciativa del Gobierno colombiano, se avanzó en las tratativas sobre temas centrales para la actual coyuntura, como el acceso compartido a datos epidemiológicos, la reapertura coordinada de fronteras, la reaundación de los vuelos regionales, la adquisición de insumos médicos y de futuras vacunas, y los esfuerzos de reactivación de la vida productiva en nuestros países.

Brasil ha sido destacado por ser uno de los países que ha reconocido el mayor número de refugiados venezolanos en América Latina. ¿Cómo ha sido la estrategia?

El número de refugiados es uno de los efectos más atroces del régimen venezolano. Brasil ha hecho un gran esfuerzo para recibir, conceder refugio e integrar a los inmigrantes provenientes de la crisis humanitaria en Venezuela. En marzo de 2018 arrancó la Operación Acogida, con el liderazgo de las Fuerzas Armadas, en el estado de Roraima, la principal puerta de entrada de los venezolanos a Brasil. La iniciativa involucra las más distintas áreas para posibilitar la mejor recepción de los inmigrantes, que son llevados a diferentes ciudades del país, donde pueden contar con ofertas de empleo previamente identificadas. El Comité de Asistencia de Emergencia de la Operación está formado por once ministerios. Además de la movilización de recursos por parte del gobierno federal y de los gobiernos locales, su éxito, reconocido internacionalmente, se debe a una sinergia de esfuerzos con sociedad civil, organizaciones religiosas, filantrópicas y humanitarias, y agencias de las Naciones Unidas. Destaco las recientes decisiones del Comité Nacional para los Refugiados de Brasil (Conare) de reconocer, en bloque, a miles de solicitantes de asilo venezolanos como refugiados prima facie, por medio de procesos simplificados.

Brasil es uno de los países más castigados por la pandemia, con 122.000 muertos y cerca de cuatro millones de casos, pero el presidente Bolsonaro sigue siendo un negacionista del coronavirus. ¿Qué ha hecho para enfrentar esta crisis?

La pandemia impuso grandes desafíos a todos los países, sin que hubiera un camino conocido para enfrentarlos y sin que se pueda hacer un balance claro de los escenarios nacionales hasta que la crisis sea superada. Desde el inicio, el gobierno del presidente Jair Bolsonaro ha hecho un enorme esfuerzo no solamente en los aspectos sanitarios y epidemiológicos, sino también en la mitigación de las consecuencias económicas y sociales de la pandemia, particularmente entre los grupos más vulnerables. Al mismo tiempo que se llevó a cabo, en coordinación con los estados y municipios, una fuerte ampliación de la infraestructura hospitalaria.

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En marzo, Brasil tenía cerca de 46.000 camas de UCI. En julio, bajo la coordinación del Ministerio de Salud y esfuerzos de diversas empresas brasileñas, llegamos a 66.000. Brasil tiene uno de los mayores sistemas públicos de salud de acceso universal en el mundo, el cual se mostró muy fuerte durante la pandemia. Se adoptaron numerosas medidas destinadas a sostener la actividad productiva, mantener los empleos y preservar los ingresos básicos de la población más pobre. Entre ellas está el Auxilio de Emergencia, que ha beneficiado a más de 66 millones de ciudadanos con el pago de aportes mensuales. Brasil hoy se encuentra en una etapa de estabilización del número de nuevos casos y ya muestra señales de reactivación económica. El reconocimiento de la sociedad a la respuesta del gobierno se refleja en la aprobación al presidente Jair Bolsonaro, que llegó a los más altos niveles desde el inicio de su mandato, según encuestas de opinión recientes.

Con 210 millones de habitantes y el virus en circulación, Brasil ha pasado a ser un referente para los ensayos clínicos contra la COVID-19 y actualmente se experimentan en el país cuatro de las posibles vacunas. ¿Cómo ha sido este proceso de probar las vacunas en tierra brasileña?

Brasil está comprometido con el desarrollo de vacunas eficaces, seguras y accesibles contra el COVID-19. Ha puesto su capacidad científica y tecnológica y todas las instituciones competentes para colaborar con el desarrollo de inmunizantes efectivos. Además, cuenta con una industria farmacéutica potente (son más de 400 empresas), programa de referencia internacional de inmunización de adultos y niños y gran capacidad de producción de vacunas (somos el principal productor de la vacuna de fiebre amarilla, por ejemplo). Este contexto estimula a que laboratorios internacionales nos busquen para hacer ensayos clínicos y también producción conjunta. Nuestro Ministerio de Salud aportó cerca de US$300 millones al acuerdo que se firmó con AstraZeneca y con la Universidad de Oxford. Con esos recursos, Brasil participa del riesgo de desarrollo de la vacuna, amplía su capacidad de producción y asegura la transferencia integral de la tecnología. Se estima que llegaremos a cien millones de dosis fabricadas por Fiocruz solo de esta vacuna.

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Nuestra Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) está trabajando con el sector productivo y con los institutos de investigación para autorizar con celeridad solicitudes de ensayos clínicos de vacunas, además de haber creado un protocolo especial para facilitar el registro de los inmunizantes cuando ya estén listos para su uso. Hasta el momento, ha autorizado ensayos clínicos para las vacunas en desarrollo por AstraZeneca-Oxford, Pfizer-Biontech, Johnson & Johnson y Sinovac Biotech (este proyecto también promoverá producción nacional en alianza con el Instituto Butantan). Otras iniciativas ya han manifestado también el interés en hacer ensayos clínicos o desarrollo conjunto con instituciones brasileñas. Recuerdo que hay también investigaciones muy importantes para el desarrollo de vacunas y tratamientos contra el COVID-19 realizadas por instituciones brasileñas. Nuestro país, además, fue uno de los primeros en hacer la secuenciación genética del coronavirus. Queremos colaborar con nuestra región para que logremos facilitar la inmunización de nuestras poblaciones de forma segura y célere.

Tras la operación Lava-Jato comienza la Operación Placebo, que destapó una red ilegal con los recursos de la pandemia. ¿En qué va la lucha contra la corrupción en el país?

La lucha contra la corrupción es una prioridad irrenunciable no solo del gobierno, sino también de toda la sociedad. El resultado de las elecciones de 2018 lo demostró de forma clarísima. La Policía Federal, el Ministerio Público y el poder Judicial siguen actuando con independencia para investigar y responsabilizar a los agentes públicos o privados involucrados en actos de corrupción. De hecho, las distintas operaciones anticorrupción demuestran, al mismo tiempo, la autonomía de las instituciones, la vigencia del pleno Estado de derecho, la vitalidad de nuestra democracia y la capacidad técnica de nuestros agentes, porque los crímenes de “cuello blanco” son a veces difíciles de investigar. Todos estos ingredientes van de la mano con la modernización del Estado, porque suponen la no tolerancia hacia la impunidad, además de normas claras, integridad y transparencia. Esta es una elección muy clara de la sociedad brasileña, y una senda en la cual no hay vuelta atrás. Brasil ha avanzado mucho en ese tema en los últimos años. Y seguimos avanzando.

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La pandemia hizo caer la economía brasileña a cifras de 2009. ¿Qué planes hay para reactivarla?

Aunque los datos económicos del segundo trimestre del año hayan sido duros, con caída fuerte del PIB frente al primer trimestre, sorprendieron positivamente muchos analistas y fueron mejores que las expectativas de mercado. La economía brasileña muestra señales de resiliencia y capacidad de absorción de un choque exógeno bastante relevante. Hubo indicaciones de que estamos rumbo a una recuperación “en V” en Brasil, frustrando las previsiones más pesimistas del inicio de la pandemia. El sector agropecuario, por ejemplo, creció 0,4 % en el período, mientras las exportaciones crecieron 1,8 %. Es importante notar que el gobierno brasileño adoptó políticas monetarias (la tasa de interés del 2 % es la más baja de la historia) y fiscales (amplio programa emergencial de apoyo social) expansionistas, que fueron fundamentales para enfrentar los desafíos.

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Por otro lado, el marco macroeconómico sólido —con cambio fluctuante y reservas internacionales robustas, metas inflacionarias y el compromiso de largo plazo con el manejo responsable de las cuentas públicas— sin duda habrá contribuido positivamente. Asimismo, la agenda de reformas estructurales sigue avanzando. La semana pasada, el gobierno presentó al Congreso su propuesta de reforma administrativa con miras a modernizar el Estado brasileño.

Lo que vemos hoy son las expectativas del mercado para el desempeño económico convergiendo para -5 % en 2020 (y no de más del 9 %, como decían algunos al principio de la pandemia), y para 4 % en 2021. Vemos también la aceleración de procesos de incorporación tecnológica en muchos sectores que puedan traer resultados muy interesantes de aumento de productividad de nuestra economía en el largo plazo.

Qué pueden hacer las grandes economías de la región, como Brasil, para impulsar la activación económica tras la pandemia.

Como región, se debe tener claro que en momentos como este hay que reforzar nuestra integración. El aumento de las inversiones recíprocas y de los intercambios comerciales, así como la integración de las cadenas regionales de valor, es esencial para apalancar nuestro crecimiento tras la pandemia. Las grandes economías de la región, como Brasil y Colombia, tienen el rol de darle el ejemplo. Seguimos trabajando para fortalecer la relación económica y comercial con Colombia. Deseamos concluir el acuerdo para evitar la doble imposición, negociar un acuerdo de compras públicas y profundizar nuestro TLC, por ejemplo. Eso va a generar oportunidades para nuestras empresas y beneficios recíprocos para nuestros pueblos, y con esto estaremos contribuyendo a fomentar una dinámica positiva para la región.

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