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“Miedo no les tengo”, desafiaba el pasado junio José Antonio Yépez, mejor conocido como el Marro, líder del cartel mexicano Santa Rosa de Lima, cuando el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) detuvo a su mamá y a su hermana. El pasado fin de semana, sin embargo, en un operativo coordinado entre la Secretaría de la Defensa y la Fiscalía estatal en Santa Cruz, Guanajuato, fue capturado y trasladado a un penal de máxima seguridad en el estado de México. Se trata del primer gran golpe a los carteles que da AMLO, aunque todavía muchos se preguntan sobre el impacto que pueda tener, teniendo en cuenta que la violencia en el país está en uno de sus peores momentos.
El cerco sobre Yépez se había estrechado en los últimos meses. El 24 de julio fue detenido José Guadalupe, alias el Mamey, uno de sus lugartenientes, y el mes anterior a unos 30 miembros del grupo. De hecho, por esas fechas el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, afirmó: “Ya no está en su casa con alberca, ya está en una casa a medio construir, batallando hasta para cubrir la nómina de su gente”.
La injerencia del cartel en la región no es de poca monta, teniendo en cuenta que se dedica esencialmente a perforar ductos por los que corren combustibles para luego venderlos en el mercado negro. El robo de estos representa para la estatal Petróleos Mexicanos pérdidas anuales de unos US$3.000 millones.
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El resultado ha sido devastador para un estado como Guanajuato, que vio crecer la violencia en su territorio de forma abrumadora durante los últimos años. En 2016, la región registró 1.056 homicidios, mientras que el año pasado la cifra escaló a 3.540. Según el último informe de la organización Semáforo Delictivo, en el primer semestre de 2020 Guanajuato tuvo una tasa de 28,6 homicidios por cada 100 mil habitantes, ubicándose entre los primeros cuatro estados más violentos del país.
Javier Olivares, profesor e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) afirmó a este diario: "Una de las causas de lo anterior es que “la actividad criminal de la organización es despiadada. No hay criminales buenos o malos, pero la diferencia con otros carteles es que esta actúa en contra de la población civil”.
Al asumir la presidencia en diciembre de 2018, López Obrador orientó su política de seguridad a combatir principalmente el delito del robo de combustibles, equiparado ya con el tráfico de drogas. “¿Cómo fue que creció tanto este cartel a grado tal que Guanajuato se convirtió en el estado más violento del país?”, cuestionó López Obrador en su videomensaje de este domingo. Según el mandatario, todo fue resultado de la corrupción y las complicidades de criminales con autoridades locales.
Francisco Rivas, experto en seguridad y director de la organización Observatorio Ciudadano, comentó por su parte a la AFP que la captura de Yépez es algo positivo, pero ahora habrá que ver si fue “construida de tal modo que no haya una reacción del cartel que propicie más violencia. Para que se consolide como un triunfo de la estrategia de López Obrador, también es necesario que se logren desarticular las capacidades del cartel, que Yépez informe de todas sus actividades y de sus redes de corrupción”.Un líder cruel
Según la prensa local, Yépez sobornaba tanto a efectivos de seguridad como a funcionarios de Pemex. “Su crueldad y la violencia con la que actúa lo hicieron un objetivo prioritario, término que utiliza el gobierno mexicano para denominar a los líderes de las organizaciones criminales más importantes”, anotó Olivares.
Nació el 3 de julio de 1980 en la localidad de San Antonio de Morelos, en el estado de Guanajuato. A los 25 años, en 2005, empezó su carrera delictiva en actividades relacionadas con el narcotráfico. En 2008 hasta fue detenido, pero pagó una fianza y salió libre unos meses después. Así, poco a poco, empezó a ganar terreno, especialmente entre 2011 y 2015, cuando logró consolidar alianzas con bandas criminales y empezar a robar combustible.
En 2016 su nombre ya era reconocido en todo el país y tenía operatividad en numerosos municipios de Guanajuato. Fue por esos años que empezó su brutal lucha contra el cartel Jalisco Nueva Generación. Algunos reportes de 2018 afirman que los enfrentamientos entre ambas organizaciones duplicaron la tasa de homicidios en la región. Con ellos también llegaron otros delitos, como los secuestros y las desapariciones de miembros rivales. “A partir de 2017, más o menos, empezó a saquear los ductos de Petróleos Mexicanos, la empresa paraestatal más importante en la historia de México”, afirmó Olivares.
La pregunta es qué tanto servirá la detención de Yépez, pues mientras unos afirman que puede calmará los índices de violencia, otros dicen que va a empeorar. Olivares afirmó: “Cuando se detiene uno de estos objetivos prioritarios la tendencia predominante es que haya una fragmentación. En ella los distintos subgrupos luchan entre sí de manera muy violenta por imponerse. Sin embargo, con el robo de combustibles, una actividad mucho más específica, veo poco probable que la haya. Creo que puede haber una recuperación importante de la pacificación en Guanajuato, siempre y cuando las autoridades estatal, municipal y federal hagan lo propio con la organización”.