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Los correos de Epstein: ¿búsqueda de verdad o espectáculo político?

Correos entre Jeffrey Epstein y sus allegados reavivan el vínculo con Donald Trump, desatan una nueva batalla política en Washington y reabren el debate sobre la justicia pendiente para las víctimas de la red de trata.

Laura Henao Arévalo y Juliana Valentina Vélez

13 de noviembre de 2025 - 05:00 p. m.
Partidarios de las sobrevivientes del escándalo de tráfico sexual de Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell se reúnen frente al Capitolio de Estados Unidos, en Washington D. C., el 3 de septiembre de 2025.
Foto: EFE - JIM LO SCALZO
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“Por supuesto que [Trump] sabía de las chicas”, decía uno de los correos del fallecido convicto sexual y millonario Jeffrey Epstein, donde mencionaba al presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Estos correos fueron revelados por el Partido Demócrata en el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes.

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La noticia surge en un contexto fuerte: la relación del jefe de Estado de Estados Unidos con un delincuente sexual que gestionó una red de explotación de menores. Trump negó cualquier implicación con el magnate, quien se suicidó en 2019 tras haber sido condenado a prisión.

Lo publicado por el Legislativo fueron tres intercambios de correos electrónicos ocurridos después del año 2000, tras el supuesto distanciamiento que Trump aseguró haber tenido con Epstein.

El primer correo fue enviado a Ghislaine Maxwell, socia y expareja de Epstein, en 2011. En este, el magnate le escribió: “Quiero que te des cuenta de que ese perro que no ha ladrado es Trump”.

En 2015, Epstein advirtió por correo a Michael Wolff, autor de libros políticos sobre Trump y la élite, que CNN preguntaría al ahora presidente sobre su relación con él. Epstein aconsejó no involucrarse y dijo: “Creo que deberían dejar que se hunda solo”.

En 2019, Epstein le dijo a Wolff que “por supuesto que [Trump] sabía de las chicas, ya que le pidió a Ghislaine que parara”.

“Los correos reflejan un mundo que muchos ya conocieron. Personas muy poderosas, de ambos partidos, formaban parte del círculo de Epstein: algunos por interés social o económico, y otros por motivos mucho más oscuros. La esperanza es que estas revelaciones ayuden a esclarecer, al menos en parte, cómo funcionaba realmente ese mundo”, afirmó Lawrence J. Gumbiner, exdiplomático norteamericano y consultor internacional.

Pero ¿y las víctimas?

Si bien los demócratas aseguran que la revelación de estos correos presiona al gobierno para que, de una vez por todas, haga públicos los archivos que delatarían a los involucrados en la red de trata de Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell, la realidad es que parece una pelea bipartidista sin fin, marcada por gritos, insultos y acusación de ambas partes que, al final del día, no benefician a las víctimas.

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“La divulgación de este tipo de materiales sí puede contribuir a la verdad. Denunciar, expresar la justa rabia y rechazar la indiferencia o el silencio son pasos fundamentales tanto para los procesos de justicia como para la reparación emocional de las víctimas. Sin embargo, cuando esta información se convierte en un instrumento político, su impacto depende en gran medida del enfoque con el que se comunica y del propósito que haya detrás”, afirmó Mariana Castro, socióloga especialista en género de la Universidad Javeriana.

Mientras tanto, Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, afirmó durante una conferencia en la residencia presidencial que la difusión de los correos electrónicos es “una maniobra inventada por el Partido Demócrata” con el fin de desviar la atención sobre la reapertura del gobierno.

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En contraste, en un comunicado, el congresista Robert García, miembro de mayor rango del Comité de Supervisión, afirmó que cuanto más intenta Donald Trump ocultar los documentos vinculados a Epstein, más información sale a la luz. Según señaló, los nuevos correos y correspondencias generan serias interrogantes sobre lo que la Casa Blanca podría estar ocultando y sobre la naturaleza de la relación entre Epstein y el presidente.

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“Cuando la conversación se centra por completo en las carreras políticas o profesionales de los agresores, el tema deja de ser una búsqueda de verdad y se convierte en un instrumento político. En ese punto, las experiencias traumáticas de las mujeres terminan siendo utilizadas para perjudicar o favorecer a un candidato o una figura pública, en lugar de servir para avanzar en la justicia o la reparación”, agregó la socióloga.

Por otro lado, el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes ya había solicitado en agosto de este año al Departamento de Justicia la entrega de documentos relacionados con la investigación del caso Epstein. Los legisladores consideran que esos documentos podrían revelar vínculos de altos funcionarios, incluido Donald Trump. Además, solicitaron declaraciones bajo juramento de figuras demócratas importantes, como Bill y Hillary Clinton, según The Associated Press.

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“Hoy el escándalo tiene más de política que de justicia. Cuando los demócratas estaban en el poder, evitaron divulgar la información porque existía la sospecha de que el círculo de Epstein incluía a varias figuras influyentes de su partido, entre ellas los Clinton. En ese momento, fueron los republicanos quienes presionaron por hacer los documentos públicos, también con multas políticas”, aseguró Gumbiner.

“Incluso durante la campaña de Trump, los republicanos prometieron revelar todo si llegaban al poder. Pero ahora la situación se ha invertido: los republicanos saben que en la red de Epstein también aparecen nombres importantes de su propio partido —incluido el del expresidente Trump—, por lo que su incentivo político es, esta vez, mantener la información bajo control”, añadió el exdiplomático.

¿Qué dicen las víctimas?

Una de las más visibles fue Virginia Giuffre, quien no solo denunció los abusos de Epstein y Maxwell, sino que también afirmó haber sido agredida sexualmente a los 17 años por el príncipe Andrés, quien perdió su título real este año a raíz de esas acusaciones. Su testimonio fue decisivo para exponer el funcionamiento de la red y llevar la discusión al ámbito público.

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Sin embargo, en abril de 2025, su familia anunció que Giuffre había fallecido por un presunto suicidio a los 41 años. De acuerdo con el testimonio de su madre, “el costo del abuso fue tan alto que para Virginia se volvió insoportable”.

Poco después, varias víctimas de Jeffrey Epstein hablaron públicamente por primera vez en septiembre de este año para pedir al gobierno la aprobación de un proyecto de ley que ordene revelar todos los documentos relacionados con el caso. Durante la reunión que tuvo lugar frente al Capitolio, en Washington DC Entre lágrimas y con la voz entrecortada, muchas de ellas relataron los abusos que sufrieron a manos de Epstein y de su socia, Ghislaine Maxwell, actualmente encarcelada, según El País.

Aunque ninguna de ellas acusó directamente al presidente Donald Trump de haber tenido conocimiento o de haber participado en la red de trata del millonario, sí fue mencionada por una de las víctimas, Chantae Davis, quien aseguró que Epstein se codeaba con personas muy poderosas y que “de lo que más presumía era de ser un buen amigo” del mandatario.

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“Todavía falta mucha información para conocer todos los detalles sobre la red criminal de Epstein. Pero sabemos que implicó a mucha gente de ambos partidos y de distintas partes del mundo. Lo consistente en todos es que eran hombres ricos y poderosos. Desgraciadamente, esta no fue la primera red de esta naturaleza ni será la última”, aseguró Gumbiner.

Por su parte, Trump ha negado sistemáticamente haber estado involucrado en esta red y, hasta el momento, no existen pruebas suficientes que lo vinculen, según The Guardian. Aun así, lo único cierto es que aún hay muchas víctimas que no han obtenido justicia por los abusos que sufrieron y que han tenido que luchar durante años para ser tomadas en serio.

“En casos tan gráficos e impactantes, el morbo suele imponerse sobre la reflexión. Nos enfocamos más en los detalles de la violencia que en entender las causas estructurales que la permiten. Eso demuestra una falta de conciencia y de enfoque de género tanto en los medios como en la sociedad”, concluyó Castro.

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Así funcionaba la red de trata

La estrategia de Epstein para acorralar a las víctimas y mantener a las personas conocedoras sobre la violencia calladas era el dinero y la persuasión (pues tenía gran influencia sobre personas de élite que pudieron ser cómplices de la red de trata).

Los pasos que seguía este delincuente sexual con apoyo de Maxwell para atrapar a sus víctimas eran: contratar a mujeres jóvenes de bajos recursos para que le realizaran masajes, luego las abusaba, y finalmente, les pedía que llevaran a otras mujeres y así repetía el ciclo.

Haley Robson, una de las víctimas, citada por El País, resaltó que cuando ella tenía 16 años Epstein le dijo que le pagaría por un masaje USD 200. Ella relató que cuando fue a realizar el trabajo el delincuente sexual se desnudó. Me hizo “hacer cosas que no puedo contar”, dijo Robson haciendo referencia a agresiones sexuales.

Ella aseguró que Epstein le ordenó llevar a una joven diferente cada que él la contactara. Robson dijo que accedió por el miedo que le tenía a este convicto sexual. Esto fue respaldado por Joseph Recarey, un detective de la policía de Palm Beach.

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En vez de atacar el problema, las autoridades la revictimizaron: “Me trataron como si fuera el depredador, cuando era una víctima”, relató Robson al contar que la criminalizaron por contar su historia.

Aunque el caso estalló en los 2000, la criminalidad de Epstein se remonta a las denuncias por abuso sexual de menores desde mediados de los años 90. En 2006 el delincuente fue procesado, hasta que los abogados del magnate lograron llegar a un acuerdo con la fiscalía, por el que pasó solo 13 meses en prisión.

La historia de Jeffrey Epstein no solo dejó una estela de horror, sino también de profunda injusticia. Las víctimas, que deberían ser el centro de cualquier proceso de verdad y reparación, han sido convertidas una y otra vez en piezas de un tablero político.

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Por Laura Henao Arévalo

Periodista de la Pontificia Universidad Javeriana. Actualmente integra la sección internacional, donde cubre y analiza conflictos globales con un enfoque en género y derechos humanos.@lauraaahenaolhenao@elespectador.com

Por Juliana Valentina Vélez

Estudiante de Relaciones Internacionales y Estudios Políticos.jvelez@elespectador.com
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