En este momento nuestra democracia está bajo un asalto sin precedentes; diferente a todo lo que hemos visto en los tiempos modernos. Un asalto en la ciudadela de la libertad, la capital en sí misma. Un asalto a los representantes de los pueblos. Un asalto al estado de derecho como pocas veces lo hemos visto.
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Permítanme ser muy claro: las escenas de caos de la capital no reflejan lo que es Estados Unidos, no representan lo que somos. Un pequeño número de extremistas dedicados al desorden no es disensión, es desorden, es caos. Hice un llamado a esta turba para que retroceda y permita trabajar a la democracia. Lo he dicho antes: las palabras de un presidente importan. No importa que tan bueno o malo sea ese presidente. En el mejor de los casos, las palabras de un presidente pueden inspirar. En el peor de los casos, pueden incitar.
Through war and strife, America has endured much. And we will endure here and prevail now. pic.twitter.com/OvNOV0ogWG
— Joe Biden (@JoeBiden) January 6, 2021
Por lo tanto, le pedí al presidente Trump que salga a la televisión nacional para cumplir su juramento y defender la Constitución, y exigir el fin de este asedio. Irrumpir en la capital, romper ventanas, y ocupar oficinas no es protestar, es insurrección.
El mundo está observando, así como los estadounidenses, y en general estoy conmocionado y triste. Durante las guerras y las luchas, Estados Unidos soportó mucho y prevaleceremos nuevamente. El trabajo del momento, y el trabajo de los próximos cuatro años, debe ser la restauración de la democracia, la decencia, el honor, el respeto, el estado de derecho, y la decencia. La renovación de la política se trata de resolver problemas, cuidándonos unos a otros, sin avivar las llamas del caos.
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Como lo he dicho, Estados Unidos se trata de honor, decencia, respeto, tolerancia, eso es lo que somos, en realidad siempre lo hemos sido. Se supone que la certificación, y el voto del Colegio Electoral, es un ritual sagrado para afirmar la majestuosidad de la democracia estadounidense. Pero el recordatorio de hoy, que es muy doloroso, es que la democracia es frágil y para preservarla se requieren personas de buena voluntad; líderes que tengan el coraje de ponerse de pie y que se dediquen no a la búsqueda del poder, sino a la búsqueda del bien común.