Sergio Moro, escudero de Bolsonaro, renuncia al Ministerio de Justicia de Brasil

El exjuez, conocido por liderar la investigación que envió a la cárcel a Luiz Inácio Lula da Silva, priva al presidente Jair Bolsonaro de uno de sus colaboradores estrella. La renuncia fue anunciada por el propio Moro, quien sugirió que existen "interferencias políticas" en la lucha contra la corrupción.

redacción internacional con información de agencias
24 de abril de 2020 - 03:40 p. m.
El ministro de Justicia, Sergio Moro, anuncia su salida del gobierno este viernes, durante una conferencia de prensa, en Brasilia (Brasil).  / EFE
El ministro de Justicia, Sergio Moro, anuncia su salida del gobierno este viernes, durante una conferencia de prensa, en Brasilia (Brasil). / EFE

El ministro de Justicia de Brasil, Sergio Moro, conocido por llevar a prisión a Luiz Inácio Lula da Silva como juez, renunció este viernes después de que el presidente Jair Bolsonaro destituyó al director de la Policía Federal, principal fuerza de investigación judicial, subordinada a su cartera.

"No tengo cómo perseverar en los compromisos que asumí, sin condiciones de trabajo, sin tener cómo preservar la autonomía de la PF" o "forzado a concordar con la interferencia política en la PF", explicó Moro en una declaración ante la prensa en Brasilia.

Moro, quien gracias a dirigir el proceso contra el expresidente Lula se convirtió en una suerte de "paladín" de la justicia, condujo la operación Lava Jato y la mayor parte de la derecha lo recibió como una garantía de lucha contra la corrupción cuando Bolsonaro llegó al poder y lo nombró ministro.

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"Voy a comenzar a empaquetar mis cosas y a preparar mi carta de renuncia", dijo Moro a los periodistas, tras hacer un repaso de su actuación como ministro y subrayar que Bolsonaro había asumido con él un "compromiso" de que "no habría interferencias políticas" en los organismos de combate a la corrupción.

De acuerdo con el ahora exministro, las "presiones políticas" en torno a esta decisión que forzó su salida del Gobierno pasan por investigaciones que están en curso, sobre las que no reveló detalles, pero que según diversas fuentes pueden salpicar a dos de los hijos del mandatario, el senador Flavio y el concejal de Río de Janeiro Carlos.

Moro acusó a Bolsonaro de tomar la decisión de destituir al director de la Policia Federal, Maurício Leite Valeixo, "sin ninguna razón técnica". El exjuez dijo que el mandatario brasileño "incumplió sus promesas", pues al ofrecerle el cargo en 2018, Bolsonaro aceptó que Moro tuviera plena autonomía en el manejo de su cartera.

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"El presidente me prometió carta blanca para nombrar a todos mis asesores y a los responsables de los organismos del ministerio y lo dijo públicamente", pero "lamentablemente no ha cumplido", declaró.

El exmagistrado, que durante años comandó la mayor operación anticorrupción de la historia de Brasil (Lava Jato) y envió al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva a prisión, sigue gozando de una alta popularidad, pese a que el año pasado su reputación se vio manchada por la filtración de mensajes que cuestionaron su imparcialidad en el proceso contra el líder de izquierda.

Es el segundo ministro clave que sale del gobierno en las últimas semanas. El titular de Salud, Luiz Henrique Mandetta, cayó tras insistir en la necesidad de mantener medidas de cuarentena para enfrentar la pandemia de nuevo coronavirus, contrariando el parecer de Bolsonaro.

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Un popular y cuestionado juez

El "juez estrella" de Brasil nació hace 47 años en Maringá, en el sureño estado de Paraná, en una familia de clase media, estudió derecho en su ciudad natal y se especializó en el combate al lavado de dinero en un programa de Harvard.

Fascinado por descifrar los caminos del dinero sucio, siguió con atención la histórica operación "Mani Pulite" (Manos Limpias), que desarticuló una compleja red de corrupción en la Italia de los 90.

Importando ese modelo a Brasil, como juez de primera instancia de Curitiba (sur), ganó su notoriedad y prestigio: con la Operación Lava Jato ('lavadero de autos'), se propuso erradicar la corrupción en la principal potencia económica latinoamericana.

Desde 2014, esta megacausa puso al descubierto una vasta red de sobornos pagados por constructoras a políticos para obtener contratos con la estatal Petrobras.

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Las investigaciones desembocaron en la condena de decenas de políticos de prácticamente todo el espectro ideológico y de empresarios de primer plano. 

Su mayor trofeo fue Lula, a quien condenó por corrupción y lavado, y envió a prisión en abril de 2018. 

Pero al mismo tiempo que sus allegados lo definían como un magistrado rápido para decidir, preparado y resuelto, sus detractores apuntaban abusos en el uso de las prisiones preventivas, de las delaciones premiadas y en la filtración de los casos a la prensa para conquistar a la opinión pública. 

Su incorporación a las filas del gobierno también dividió a los brasileños: mientras unos celebraron el pasaje de su "héroe" al Ejecutivo, otros interpretaron su fichaje como una confirmación de sus intenciones políticas. 

Este discurso se vio reforzado en junio del año pasado, cuando el portal The Intercept Brasil reveló supuestos mensajes entre Moro y los fiscales de Lava Jato, que sugieren cierta intimidad entre las dos partes.

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Esto puso en duda la imparcialidad de Moro al juzgar a Lula, que se vio impedido de participar de las elecciones en 2018 en virtud de su condena. 

El líder histórico de la izquierda, de 74 años, fue liberado en noviembre de 2019 tras una decisión de la corte suprema que permitió a los condenados en segunda instancia, como él, aguardar en libertad el veredicto de cortes superiores. 

La conducta de Moro también fue a parar al máximo tribunal del país, que debe decidir aún si actuó con imparcialidad. Si consideran que no, la condena de Lula podría verse anulada y su caso debería ser juzgado nuevamente. 

A pesar de estas manchas en su reputación, muchos analistas ven a Moro como un candidato posible para las elecciones de 2022.

Moro está casado desde hace más de veinte años y tiene dos hijos con la abogada Rosângela Wolff, una ardiente defensora de su marido en las redes sociales.

Por redacción internacional con información de agencias

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