Las autoridades rusas siguen en labores de investigación luego de un ataque terrorista ocurrido en Crocus City Hall, una sala de conciertos a las afueras de Moscú. Aunque inicialmente se hablaba de 60 personas muertas, la cifra ya aumentó a 133. Lo que se sabe por ahora es que en la noche del pasado 22 de marzo entre tres y cinco hombres armados y vestidos con uniformes militares irrumpieron en el recinto y dispararon a quemaropa y lanzaron una granada o bomba incendiaria.
El grupo yihadista Estado Islámico ya se atribuyó la responsabilidad del ataque, pese a que minutos antes, el alto funcionario de Seguridad ruso y expresidente Dmitri Medvédev había apuntado a Ucrania. No obstante, el Gobierno ucraniano aseguró que “no tiene nada que ver” con el atentado. Por su parte, el presidente de Ruisa, Vladímir Putin condenó el “bárbaro” atentado terrorista y pidió venganza contra los responsables.
Vladímir Putin condena el atentado
“Todos los autores, organizadores y los que encargaron este crimen recibirán un merecido e inevitable castigo, sean quienes sean e independientemente de que los hayan enviado”, dijo Putin durante una alocución televisiva. El presidente no se refirió puntualmente a los responsables del atentado, pero sí aseguró que cuatro sospechosos pretendían escapar de Rusia por la frontera con Ucrania.
“A los terroristas, asesinos y bestias, que no tienen ni pueden tener nacionalidad, les espera un funesto destino: venganza y olvido. No tienen futuro. (...) Esperamos la cooperación con todos los países que comparten sinceramente nuestro dolor y están dispuestos en la práctica a aunar esfuerzos en la lucha contra el enemigo común, el terrorismo internacional en todas sus manifestaciones”, agregó el presidente Putin.
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El primer mandatario ruso destacó que las autoridades han decidido reforzar las medidas antiterroristas en la capital del país y la adyacente región de Moscú, donde tuvo lugar el ataque. Además, anunció que el domingo será día de luto nacional por el mayor atentado terrorista sufrido por este país desde la matanza de Beslán, de 2004, que causó más de 300 muertos.
Ya van 11 capturados por el atentado en Moscú
Según la Agencia Rusa de Información, las autoridades de ese país ya capturaron a 11 personas que estarían detrás del ataque, incluyendo a cuatro hombres que estaban armados. Mientras tanto que el número de muertos sigue creciendo y cientos de personas heridas se recuperan en hospital es de la zona, la comunidad internacional reaccionó a lo ocurrido. La comunicación más reciente es de la Unión Europea (UE)
El alto representante para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, condenó este sábado “en los términos más enérgicos” el “atroz” atentado de ayer “contra personas indefensas (...) La comunidad internacional debe permanecer firmemente unida contra la lacra del terrorismo”, publicó Borrell en su cuenta oficial de la red social X este sábado. Por su parte, Estados Unidos reaccionó rápidamente a la noticia.
Los “sentimientos de la Casa Blanca están con las víctimas del terrible ataque”, dijo un portavoz de la Presidencia estadounidense, refiriéndose a “imágenes horribles que son difíciles de ver”. La embajada estadounidense en Rusia también se dijo conmocionada por el tiroteo y expresó sus condolencias al pueblo ruso. La legación también aconsejó a los ciudadanos estadounidenses que evitaran la zona donde se produjo el tiroteo.
Uno de los atentados más graves en los últimos 20 años
Rusia ha sido objeto en el pasado de numerosos atentados. El del 22 de marzo es el más mortífero en los últimos 20 años en la capital rusa. El último, que dejó al menos 40 muertos, fue en 2004 al estallar una bomba en un vagón del metro de Moscú. Otro, el 29 de marzo de 2010, dejo 39 muertos y más de 60 heridos en dos atentados suicidas también en el metro de Moscú.
Hasta ahora el atentado más mortífero en el país en las últimas décadas es el del 23 de octubre de 2002, cuando un grupo de terroristas chechenos asaltó el Teatro Dubrovka y tomó como rehenes a al menos 700 personas para exigir la retirada de las tropas rusas de Chechenia. La toma terminó con un asalto de las fuerzas especiales y la muerte de 130 personas y 41 asaltantes. La mayoría fallecieron asfixiados por el gas utilizado por la Policía.
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