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Torre de Tokio: Japón, anclado


Columna para acercar a los hispanohablantes a la cultura japonesa.

Gonzalo Robledo * @RobledoEnJapon / Especial para El Espectador, Tokio
11 de mayo de 2025 - 02:00 a. m.
La gata Hello Kitty coloreada de verde en homenaje a la investigación de las algas en el pabellón de Japón en la Exposición Universal de Osaka 2025.
La gata Hello Kitty coloreada de verde en homenaje a la investigación de las algas en el pabellón de Japón en la Exposición Universal de Osaka 2025.
Foto: Gonzalo Robledo
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El experimento humano de convivir durante seis meses con personas de cientos de nacionalidades en un recinto acotado convierte la Exposición Universal de Osaka 2025 en un observatorio excepcional para confirmar aspectos singulares de la cultura japonesa. (Lea más columnas de Gonzalo Robledo sobre Japón).

Desde la inauguración del evento mundial, hace casi un mes, miles de extranjeros llegamos cada mañana a la Expo para dar la bienvenida en los respectivos pabellones a miles de familias, turistas y hombres de negocios en busca de culturas lejanas, comidas exóticas e inventos portentosos.

Como país anfitrión, Japón tiene la tarea de proveer la infraestructura de agua, electricidad, wifi, vigilancia y limpieza para los cientos de construcciones.

La precisión, la extrema cortesía y la higiene japonesas deslumbran a los foráneos y los comentarios admirados suelen incluir la comparación con el propio país, donde todo suele ser menos preciso, la gente no tan amable y los espacios públicos menos limpios. Pero el deslumbramiento con lo nipón se termina cuando empieza la más mínima gestión, análoga o digital.

Comprar por correo una mesa barata para poner la impresora en el despacho dedicado a la prensa resulta ser un proceso similar a adquirir una vivienda para el que se exigen múltiples documentos y confirmaciones y toma, según mi experiencia, cerca de un mes.

Al guitarrista que toca flamenco en el pabellón español se le exige llevar su guitarra con un permiso similar al de una autorización para el porte de armas. Antes de pasar por los rayos X, un par de guardias, corteses pero intransigentes, lo obligan a abrir cada día el estuche para confirmar que lleva de verdad un instrumento musical.

Los organizadores japoneses de la Expo Osaka 2025 ofrecen a los pabellones la posibilidad de tener una página web gratuita, que requiere un registro para el que se recibe un manual en inglés de 36 páginas. Asombrado y preocupado, consulto con un miembro de la organización japonesa, el señor F., quien se solidariza con mi razonamiento de que lo farragoso de muchos de los procedimientos que exige la Expo contradice la agilidad de un evento que solo va a durar seis meses.

“Lamento decirle que parte de Japón sigue anclado en otra época”, me dice en referencia a los gloriosos tiempos de primacía económica y tecnológica, cuando la minuciosa manufactura japonesa parecía imparable y Occidente se inclinaba ante los métodos nipones de gestión y administración. Agacha la cabeza apenado y en su gesto leo la inquietud de un hombre que se pregunta si la alambicada forma de pensar y proceder nipona será una condena o, por el contrario, servirá para mantener al archipiélago felizmente aislado y viviendo a su aire el devenir de la historia.

* Periodista y documentalista colombiano radicado en Japón.

Por Gonzalo Robledo * @RobledoEnJapon / Especial para El Espectador, Tokio

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Melmalo(21794)11 de mayo de 2025 - 04:56 p. m.
Tramitomanía y formalismos son un lastre en estos vertiginosos tiempos.
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