La policía francesa desmanteló este miércoles un campamento que albergaba a más de 100 consumidores de crack ubicado en el noreste de París y que fue bautizado como “Crack land” (La tierra del crack). Este es el último episodio de una larga lucha de las autoridades locales por combatir el consumo de drogas en la ciudad.
A media mañana, tiendas de campaña, muebles y otros objetivos habían sido retirados en su mayor parte y los servicios de limpieza habían llegado al lugar, donde merodeaban todavía algunos drogodependientes.
- 🔵 El campamento estaba ubicado en la Plaza Forceval, también conocida como plaza de la Porte de la Villete. Según las asociaciones, entre 300 y 400 personas de día y unas 150 de noche frecuentaban esta plaza, donde los traficantes vendían la “droga del pobre” a unos 10 euros (9,90 dólares) la dosis. El 40 % de los habitantes del campamento eran mujeres.
- 159 personas fueron aprehendidas el miércoles, entre ellos, 39 delincuentes buscados fueron detenidos” y serán llevados ante la justicia.
- 52 extranjeros en situación irregular fueron “ubicados en centros de detención administrativa (CRA) con miras a su deportación. Otros 68 fueron “dirigidos a centros de alojamiento”.
- 🔵 Los residentes de los barrios aledaños se quejaban constantemente de la situación. El prefecto de París, Laurent Núñez, a quien se le encargó la tarea de erradicar el tráfico de crack en un año, manifestó que “comprendía la exasperación de los residentes locales”, y dijo que hay un plan de acción que presentará pronto para que no se instale un nuevo campamento en este lugar.
- “Desde hace un año pedimos la evacuación, pero también la atención de los toxicómanos”, aseguró Melinda Bernardo, del colectivo 93 Anti-Crack, quien se dijo “escéptica” sobre el seguimiento médico que solicitan.
- 🔵 El noroeste de París enfrenta graves problemas por el consumo de drogas desde hace cuatro décadas, pero la situación empeoró en los últimos cuatro años.
- Además de los desalojos, una de las ideas que se ejecutó para evitar la expansión de los consumidores de crack fue la construcción de un muro para separar la plaza Porte de la Villete.
El ministro del Interior, Gérald Darmanin, dijo que le dio instrucciones a las fuerzas de seguridad para “hacer cumplir la ley” y que el campamento no sea instalado en otro lugar, luego de desmantelado. Un total de 1000 policías fueron movilizados para esta tarea.
Las personas buscadas por la policía serán detenidas y trasladadas, en el caso de extranjeros en situación irregular, a los centros de retención de cara a su expulsión.
“Los otros ocupantes serán orientados a dispositivos de alojamiento con un acompañamiento médico-social o a unidades de cuidados”, señalaron las autoridades.
Pero la asociación Médicos del Mundo alertó de los eventuales riesgos de que los drogodependientes se instalen en otra zona.
“Hay una dispersión de los usuarios y en algunos meses los veremos en las entradas de los edificios”, aseguró Marie Debrus, de esta oenegé, denunciando “una crisis humanitaria orquestada por los poderes públicos”.
Hay muchas razones para permanecer escéptico sobre la efectividad de este desalojo. Históricamente, estas medidas no han resuelto el problema.
De hecho, el campamento de la Plaza Forceval es un reasentamiento del campamento que existía en la localidad Jardins d’Éole —que el ministro Darmanin ordenó acabar—, el cual fue un reasentamiento del campamento que había en la plaza de la Batalla de Stalingrado, que fue otro reasentamiento del campamento que se formó en el barrio Porte de la Chapelle, alguna vez conocido como “la colina del crack”.
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¿Ahora a dónde vamos?
Es más que entendible el temor de las familias en los barrios aledaños. “Tengo miedo por mi hijo de 14 años cuando vaya a la escuela secundaria, estoy ansiosa, no puedo dormir”, dice una madre francesa.
Sin embargo, los drogodependientes dicen ser tranquilos, no violentos y dicen necesitar ayuda también. Ahora manifiestan estar confundidos y llenos de temor, pues no saben a dónde van a parar, ni dónde están sus conocidos.
“¿Dónde están sus amigos?”, se preguntaba una de las personas desalojadas por la Guardia Republicana.
Se teme que se forme otro campamento, esta vez en el sur, por las inmediaciones de Bercy-Charenton. Algunos, de hecho, ya han regresado al viejo campamento de Stalingrado. Por eso, políticos socialistas y republicanos han visto con recelo el anuncio del desmantelamiento del campamento el miércoles.
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Eso lo reconoce François Dagnaux, alcalde del distrito 19 de París, quien manifestó que aunque esta evacuación era inevitable para el distrito, “será necesario ofrecer una respuesta médico-social que por el momento sigue siendo demasiado tímida, lamenta el concejal”. “¿Qué pasará después de la operación policial?”, se pregunta el funcionario, “Existe el riesgo, por supuesto, de que el campamento sea reconstituido”, respondió.
Cuando las personas consumidoras fueron desalojadas de la calle Requiet, por Jardins d’Éole, no recibieron apoyo. El desalojo se pensó como una “medida temporal”, que terminó, como vimos el miércoles, en otro desalojo.
“No esperamos mucho, nuestra consigna es ‘trátalos, protégenos’. Pero si es solo una evacuación, no cambia nada, hay que acompañarlos al tratamiento. Simplemente moverán el problema”, le dijo Rafael, un vecino del campamento desalojado y miembro del colectivo Anticrack 93, al periódico Liberation.
Marie Debrus, experto en reducción de riesgos de Médecin du monde, tampoco ve con buenos ojos el desalojo. “Es una vez más una nueva dispersión de usuarios. Y no se dan las condiciones para permitir el apoyo sanitario. No es con la instalación de camas de emergencia, que parece estar en el horizonte, que esto resolverá el problema”, le dijo a Liberation.
La alcaldesa de Aubervilliers, Karine Franclet, celebró una “victoria de los vecinos“, pero lamentó que los políticos locales no respondan al problema central: “¿cuál es la respuesta de salud para los drogadictos?”, se preguntó.
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