Ante la inestabilidad política creada por el rechazo del presupuesto, el presidente portugués Marcelo Rebelo de Sousa consultará a los partidos políticos con miras a disolver el Parlamento y convocar elecciones legislativas anticipadas.
Esta semana, las formaciones de la izquierda radical votaron junto a la oposición de derecha para rechazar el proyecto de ley de finanzas 2022 presentado por el gobierno socialista minoritario del primer ministro Antonio Costa, sellando el fin del apoyo que le había permitido gobernar Portugal desde finales de 2015.
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Antes de decidir la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas -como prometió hacer en caso de rechazo del presupuesto-, Rebelo de Sousa está obligado a celebrar varias reuniones inscritas en la Constitución.
Así, después de la consulta de los interlocutores sociales el viernes y de los diferentes partidos políticos el sábado, está prevista una “reunión especial” del Consejo de Estado el próximo miércoles.
De la convocatoria de las elecciones legislativas, que normalmente se celebrarían en el otoño boreal de 2023, queda pendiente la fecha.
Una vez que el jefe del Estado conservador haya aprobado la disolución del Parlamento, deben ser celebradas en un plazo de dos meses.
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Sin embargo, por el momento no hay consenso sobre la fecha de las elecciones. El sábado, el diario de Noticias preveía el plazo político para el 16 de enero, mientras que el semanario Expresso indicaba el 30 de enero o el 6 de febrero.
Mientras tanto, Costa, que excluyó la posibilidad de dimitir, seguiría al frente de un gobierno provisional hasta el resultado de las elecciones.
El jueves, durante una visita a España, expresó la esperanza de ganar esta votación para obtener “una mayoría reforzada, estable y duradera”.
El país de 10 millones de habitantes se vería entonces privado de presupuesto hasta la primavera y este retraso “corre el riesgo de comprometer los plazos del plan de recuperación” pos-COVID-19, que debía permitir a Portugal recibir fondos europeos hasta 8,4% de su producto interior bruto, explicó esta semana el banco de negocios estadounidense Morgan Stanley en una nota de análisis.
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