La sociedad austriaca está conmocionada por la muerte de Lisa-Maria Kellermayr, una médica de cabecera que sufrió un continuo matoneo por parte de los antivacunas desde noviembre de 2021, luego de criticarlos en Twitter por seguir teorías conspirativas y bloquear la entrada a una clínica en la que había trabajado. Según los fiscales del caso, Kellermayr dejó tres notas de suicidio en las que indicaba sus motivos.
Los homenajes a médica, descrita por sus familiares como una “mujer apasionada, cariñosa y franca”, estuvieron encabezados por el presidente austriaco, Alexander Van der Bellen, quien dejó un arreglo de flores fuera del consultorio de Kellemayr. El ministro de Salud, Johannes Rauch, también se presentó a la vigilia del lunes y declaró que “el odio contra las personas es inexcusable. Miles de personas vestidas de rosa, el color favorito de Kellemayr, se reunieron en la Catedral de San Esteban en Viena el lunes por la noche para rendirle un sentido homenaje.
“(Tiene que acabar) esta intimidación y alarmismo”, dijo Van der Bellen.
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El movimiento antivacunas en Austria se ha consolidado rápidamente. El partido que los representa, Libertad de los Pueblos y Derechos Fundamentales (MFG, por sus siglas en alemán), ya cuenta con tres diputados en el Parlamento, y las continuas protestas hicieron que el gobierno abandonara el mes pasado los planes para introducir el requisito de vacunas obligatorias para adultos en todo el país.
Ante la fortaleza que ha demostrado este movimiento, ha llamado la atención la respuesta del gobierno frente al caso de Kellemayr, quien había alertado de las continuas amenazas que recibía por parte de los antivacunas. Según Florian Klenk, editor en jefe del semanario Falter, “no la tomaron en serio”.
Kellermayr le había pedido a la policía que le diera protección, pero las autoridades no tomaron su caso, por lo que tuvo que contratar un guardia de seguridad para que la acompañara en su consultorio y revisara a sus pacientes antes de que la vieran a ella. Según dijo la médica en una entrevista, para junio de 2022 había gastado 100.000 euros en costos de seguridad. Los gastos la llevaron a la ruina financiera y la obligaron a abandonar su negocio. Fue una de las primeras médicas en compartir sus observaciones sobre la relación de los pacientes de asma con los síntomas de Covid-19.
“Lo que me ha pasado a mí le puede pasar a cualquier ciudadano que no sea muy conocido”, dijo en su última entrevista.
El abogado Zaid Rauf también criticó el papel del gobierno. En su sitio web, dijo que era responsabilidad de las autoridades “investigar una amenaza peligrosa”, pero no lo hicieron. El diario austriaco Der Standard no tuvo dificultades en rastrear a uno de los sospechosos de las amenazas a la médica: un hombre neonazi del área de Berlín.
La policía austriaca se ha defendido y ha asegurado que se tomaron las medidas necesarias sobre las amenazas a Kellermayr. “La investigación continuará”, según un portavoz de la policía.
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