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El antiguo primer ministro italiano Silvio Berlusconi está considerando renunciar como candidato a la Jefatura del Estado ya que no ha convencido al número de parlamentarios que necesita, lo que lo tiene “bastante triste”, según los reportes de un colaborador suyo.
De acuerdo con el diputado e historiador, Vittorio Sgarbi, el exmandatario el día anterior “estaba bastante triste”, confesó a Radio RAI. Sgarbi se encuentra en estos días ayudando a Berlusconi a convencer a diputados y senadores para que voten por él para el cargo de presidente de la República.
El próximo lunes el Parlamento se reunirá en sesión conjunta -630 diputados, 320 senadores y 58 delegados regionales- para escoger al presidente para los próximos 7 años, pues el 3 de febrero acaba el mandato del actual mandatario, Sergio Mattarella.
El multimillonario y exmandatario había conseguido el apoyo de los principales partidos de la derecha, el suyo, Forza Italia, los ultraderechistas Liga y Hermanos de Italia, de Matteo Salvini y Giorgia Meloni, respectivamente, además de otras pequeñas formaciones conservadoras.
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Sin embargo, para ser elegido jefe de Estado se requiere los dos tercios del Parlamento o una mayoría absoluta a partir de la cuarta votación y, puesto a que el magnate no suma los escaños suficientes, estuvo llamando por teléfono a parlamentarios del Grupo Mixto para ganar esos votos a su favor.
No obstante de acuerdo con Sgarbi, quien le ha ayudado en esta misión, explicó que Berlusconi ya es consciente de que no lo logrará, porque necesita al menos un centenar de votos, y en estos momentos busca “una salida digna”, por eso está pensando en el nombre de un candidato de su agrado.
Esta situación se presenta después de que ayer su aliado Matteo Salvini le lanzara un ultimátum y le diera tiempo hasta el domingo para hacer los cálculos de los votos a su favor y anunciar su candidatura, pues de lo contrario el mismo lunes lanzaría el nombre de otro candidato.
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Lo cierto es que el nombre de Berlusconi, apoyado por la alianza de derechas en un comunicado, era un escollo importante en un proceso, el de la elección del jefe del Estado, para el que los bloques de derecha e izquierda deben acercar posturas, pues ninguno suma el quórum por sí solo.
Y ni la izquierda, encabezada por el Partido Demócrata, ni el Movimiento Cinco Estrellas, de orígenes “anticasta”, querían ni oír hablar del magnate como presidente de la República, debido a su historial de desmanes, polémicas y sentencias.
Está previsto que esta semana la alianza de derechas se reúna en Roma para cuadrar una nueva estrategia y un Plan B, a la candidatura de Silvio Berlusconi.
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