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Sudáfrica, cuyos ciudadanos fueron declarados persona non grata en muchas partes del mundo, tras el anuncio del descubrimiento de una variante de la COVID-19, se siente “castigada” e injustamente tratada, a pesar de haber dado la voz de alarma rápidamente.
El Gobierno sudafricano considera que no tienen nada que reprocharse y denuncia la estigmatización por haber anunciado la mala noticia. Muchos internautas del país expresaron su rabia y preocupación en la red.
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“Las últimas prohibiciones a los desplazamientos son un castigo contra Sudáfrica por su capacidad de secuenciar el genoma y la rápida detección de nuevas variantes. La excelencia científica debe ser reconocida, no castigada”, consideró el Gobierno, dos días después del anuncio del descubrimiento de la nueva cepa, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) bautizó ómicron.
“Se han detectado nuevas variantes en otros países. Casos que no tenían ninguna relación reciente con África del Sur. Hay que destacar que la reacción en esos casos fue radicalmente diferente a la que hubo contra nosotros”, lamentó el Ministerio de Asuntos Exteriores sudafricano en un comunicado. También quiso recordar que la OMS “pidió a los dirigentes de todo el mundo que no reaccionaran de manera impulsiva” en pos de un “acercamiento científico, basado en los riesgos”, que no tuvo mucho seguimiento, pero ante el que Pretoria “se alinea”.
Al día siguiente del anuncio de la aparición de esta nueva cepa, el ministro de Salud denunció la reacción pavloviana y “draconiana” de numerosos países que cerraron sus fronteras, antes de conocer los peligros de ómicron. “Algunos mandatarios buscan chivos expiatorios para resolver un problema que es mundial”, denunció Joe Phaahla, quien habló de reacciones de “pánico”.
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Escaso fundamento científico
Pretoria teme el impacto que los cierres de fronteras puedan tener en “familias, el sector de los viajes, del turismo y las empresas”, pero también que disuadan a otros países de avisar en el futuro de nuevos descubrimientos por temor a las sanciones.
“A veces te castigan por ser transparentes y hacer las cosas rápido”, lamentó Tulio de Oliveira, la estrella de virología en Sudáfrica, que detectó la variante junto a su equipo del instituto de investigación KRISP. Este investigador brasileño, instalado en el país africano, considera que las prohibiciones para viajar no tienen “mucho sentido, desde un punto de vista científico”, en la lucha contra la COVID-19. Estados Unidos prohibió los viajes con China al inicio de la pandemia y después alcanzó el récord de contagios, recuerda De Oliveira.
El gobierno argumenta también que Sudáfrica cuenta con muchos puntos fuertes para hacer frente a la pandemia, como su “capacidad para hacer test”, la aplicación de protocolos sanitarios, sobre todo en materia de transporte. A su vez, su nivel de vacunación, un 23,8 %, frente al 54 % de la población en el mundo, es más bajo, pero es superior al resto del continente.
Estos elementos, “apoyados por una comunidad científica en la élite mundial, deberían servir para tranquilizar a nuestros socios en el mundo sobre el hecho de que lo estamos haciendo tan bien como ellos con la pandemia”, afirma el gobierno. Por su parte, la ministra de Asuntos Exteriores, Naledi Pandor, aunque “respeta” el derecho de los países a proteger a sus ciudadanos, recuerda que “esta pandemia exige colaboración y compartir experiencia”.
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