Turquía conmemora este lunes el fracaso de un intento de golpe de Estado que buscaba derrocar al presidente Recep Tayyip Erdogan, cuya enérgica respuesta se manifiesta con una serie de purgas tres años después.
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Durante las jornadas para marcar "el 15 de julio", un día además feriado en Turquía, están previstas varias ceremonias, entre ellas discursos de Erdogan y la inauguración de un museo a las 19H00 GMT en Estambul.
Esas actividades ofrecen a Erdogan la oportunidad de reunir a la población en torno a él en un contexto difícil, con una economía tambaleante, una espectacular derrota de su candidato en la alcaldía de Estambul el mes pasado y nuevas tensiones con occidente.
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Hace tres años, la noche del 15 al 16 de julio de 2016, miembros de facciones del ejército intentaron apoderarse del poder bombardeando sitios estratégicos en Ankara y desplegando tanques en las calles de la capital.
La intentona fracasó tras la intervención de efectivos leales en las fuerzas de seguridad y de miles de partidarios que salieron a las calles respondiendo al llamado del presidente. Cerca de 250 personas, sin contar con los golpistas, murieron.
Las autoridades acusan de orquestar el golpe al predicador Fethullah Gülen, un antiguo aliado de Erdogan convertido en su peor enemigo. Gülen, quien vive desde hace una veintena de años en Estados Unidos, niega toda implicación.
¿Qué ha pasado desde entonces?
Tres años después continúan las purgas contra los supuestos partidarios de Gülen, con olas de arrestos semanales.
Tras el golpe fallido, Turquía, miembro de la OTAN, tomó distancia con los países de occidente, acusado por el gobierno de Erdogan de "falta de empatía", y se acercó a Rusia.
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El claro deterioro de las relaciones de Ankara con Estados Unidos y la Unión Europea ha sido por diversos motivos. Uno de los disensos es la negativa de algunos países a acceder a las solicitudes de extradición de personas acusadas por Turquía de golpismo, por estar vinculadas a la red de Gülen.
Entre ellas está el propio Gülen, al que Washington se ha negado hasta ahora a entregar a la justicia turca.
La conmemoración del fallido golpe, además, coincide con nuevas tensiones entre Turquía y sus socios occidentales, debido a la compra por parte de Ankara de misiles rusos y a las perforaciones turcas frente a las costas de Chipre a pesar de las presiones europeas.