Muchas son las críticas que ha recibido el gobierno de Dilma Rouseff en torno a la inversión que se realizará en el mundial en contraste con las necesidades sociales que tiene actualmente Brasil. Si bien se trata de un país que busca ser del primer mundo, los sobrecostos de las obras para la copa de fútbol, denuncias de posible corrupción detrás de proyectos de construcción, la inseguridad y una inflación que parece dispararse han llevado a los brasileños a mostrar su descontento social.
Las protestas de junio del año pasado en este país son una muestra de ello. El rechazo del alza del precio del transporte público derivó en manifestaciones violentas a las que se adhirieron más de un millón de personas. Es quizá por ello que para el evento deportivo el gobierno ya estima en más de 180 mil los agentes que estarán velando por la seguridad durante su realización. Pero si de inversión en infraestructura se trata, el monto resulta escandaloso no solo para los brasileños.
Por ejemplo, una de las cosas que resultaría más económica que la inversión en infraestructura de los doce estadios para Brasil 2014 sería una campaña de acción humanitaria del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Según ha señalado al organización, con 1.605 millones de euros se podría atender a las personas afectadas por conflictos, desastres naturales y otras situaciones de emergencia en 50 países de todo el mundo. En su campaña denominada “Acción Humanitaria para la Infancia” se estipula que con ese monto se lograría ayudar a 85 millones de personas, entre ellas 59 millones de niños.
De hecho, Unicef hizo un llamado en febrero de este año para recolectar fondos, debido a que en lugares como Sudán del Sur, donde 3,2 millones de personas necesitan asistencia humanitaria, “más de 400.000 niños y sus familias han quedado desplazados a causa del conflicto", tal como explicó Ted Chaiban, director de programas de emergencia de UNICEF en la página web de la entidad.
Mientras tanto, faltan menos de 50 días para la realización de uno de los eventos más importantes del fútbol. A la fecha, Brasil afronta un incremento de violencia en las periferias y confrontaciones violentas entre los ciudadanos y las autoridades. Expertos como Michel Misse, director del Departamento de Sociología de la Universidad Federal de Río de Janeiro, apuntan a que lo más probable es que la policía brasileña no esté preparada para afrontar una manifestación de gran magnitud.
Lo cierto es que en la casa del mundial muchos como Lucia Scalco, socióloga y antropóloga brasileña, quien por años ha trabajado con comunidades de bajos estratos en periferias como la de Río Grande do Sul, se siente un aire de enojo entre las clases bajas, que como ella, tal vez piensan que “el gobierno está criminalizando sus actos de protestar, lo cual es un absurdo. Tendremos sin duda más enfrentamientos, violencia y represión”.
Hasta ahora el presupuesto para el torneo asciende a unos 10.000 millones de euros, uno de los mayores montos en la historia de este evento futbolístico, una cifra escandalosa si se considera, una vez más, aspectos como que con 4.250 millones de euros se reconstruiría Filipinas, devastada por el tifón Haiyan a finales de 2013- un monto estimado por el gobierno de este país-.