Dos pilotos franceses usan su propio avión para ayudar a los migrantes

Foto de referencia de un migrante dentro de un bote en la costa de Libia. / AFP

Después de comprar un avión con sus ahorros, dos pilotos franceses empezarán el viernes a patrullar frente a las costas de Libia para localizar embarcaciones en peligro con migrantes a bordo, informó el miércoles uno de los dos aviadores.

"Estos días, las condiciones meteorológicas serán propicias para las salidas de las lanchas de migrantes de la costa libia y, por lo tanto, de nuestra primera patrulla. Hoy hay demasiado viento", declaró Benoît Micolon, interrogado por teléfono por la AFP desde Malta. 

Su monomotor ligero "Colibri", un MCR-4S capaz de recorrer "más de 1.500 kilómetros por día", llegó el lunes a Malta, procedente de los Alpes franceses. Los dos amigos esperan poder realizar desde esta isla "20 vuelos al mes", de una duración "de cuatro a ocho horas cada uno". La intención es rastrear una superficie de 150 kilómetros de largo y 50 km de ancho frente a Trípoli, "donde se concentran naufragios y rescates de migrantes".

Micolon, de 35 años, es uno de los fundadores de la asociación "Pilotos voluntarios", junto a José Benavente, de 49 años. La foto reportera Isabelle Serro encontró la historia.

"Desde el cielo, el campo de visión se amplía y la velocidad del vuelo permiten cubrir una zona de búsqueda muy extensa. La capacidad de localización desde el aire es unas 100 veces superior que desde los barcos", explica su asociación en su página web.

José Benavente y Benoît Micolon han invertido en total 130.000 euros y actualmente hacen un llamado a donaciones. Desde 2017, la oenegé alemana Sea-Watch, que fletó varias embarcaciones humanitarias frente a las costas libias en los últimos años, también organiza patrullas aéreas con la ayuda de un pequeño avión, desde Malta. 

Desde principios de 2018, al menos 370 migrantes murieron o desaparecieron a lo largo de las costas libias, según un balance de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), aunque las llegadas a Italia cayeron en cerca de 70% respecto a los años anteriores.

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