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El protocolo de Kioto cumple diez años

Legalmente vinculante, el Protocolo de Kioto nació en la III Conferencia de las Partes del Convenio Marco sobre Cambio Climático, que reunió a representantes de 125 países del dos al 11 de diciembre de 1997 en la ciudad japonesa del mismo nombre.

El Espectador
03 de diciembre de 2007 - 03:14 p. m.

Se trataba del primer protocolo que limitaba las emisiones de gases causantes del efecto invernadero en los países industrializados.

En el Protocolo de Kioto se recogió el compromiso de reducir en el periodo 2008-2012 las emisiones de gases causantes del calentamiento global de la tierra en un 5,2 por ciento respecto de los niveles de 1990.

Conforme a lo previsto en el tratado, para el segundo periodo, es decir a partir de 2012, las negociaciones internacionales se iniciaron a finales de 2005.

Los seis gases contra los que se decidió actuar en Kioto fueron anhídrico carbónico, dióxido de carbono, el más importante; metano, óxido nitroso, hidrofluorocarbono, perfluorocarbono y sulfuro hexafluoruro.

Para alcanzar los compromisos adquiridos, el protocolo define los objetivos que debe cumplir cada uno de los países.

Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y Canadá aceptaron, en un principio reducir sus emanaciones en porcentajes que van del ocho al seis por ciento. EEUU se apartó de Kioto posteriormente.

En el caso de la UE, el compromiso consiste en reducir un ocho por ciento esas emanaciones durante el primer periodo acordado en el protocolo, aunque con un reparto interno entre países, permitiendo incluso en algunos casos aumentar las emisiones de gases. En concreto España puede aumentar las emisiones en un 15 por ciento.

Los diez países miembros de la UE desde mayo de 2004 ratificaron todos el Protocolo de Kioto, con unos objetivos que varían entre el seis y el ocho por ciento, sin que con la ampliación varíe el objetivo del ocho por ciento inicial acordado para la UE.

Bulgaria y Rumanía, miembros de la UE desde enero de 2007, también han ratificado el tratado, que está en vigor desde febrero de 2005. Ambos países deben reducir el nivel de emisiones de gases para el cuatrienio 1008-2012, hasta un ocho por ciento por debajo de los niveles de 1990.


Para los países en vías de desarrollo no se fijan objetivos de emisiones. Sin embargo, al fracaso de la reunión de La Haya en noviembre de 2000 , en la que se advirtieron las diferencias entre los países industrializados y las naciones en desarrollo, se añadió la decisión adoptada en marzo de 2001 por el presidente de Estados Unidos, George. W Bush, de no cumplir el Protocolo de Kioto por "afectar negativamente a los intereses" económicos de su país.

Además, las posturas contrapuestas entre la Unión Europea y los países del denominado "grupo paraguas" integrado por Estados Unidos, Japón, Nueva Zelanda, Australia y Canadá, impidieron avanzar en los compromisos adquiridos en 1997 en la lucha contra el cambio climático.

Pese a todo, el cambio significativo se produjo el 30 de septiembre de 2004, con la ratificación del Tratado por Rusia, que supuso la puesta en marcha inmediata del mismo.

La adhesión de Rusia al protocolo y la promulgación de éste por el presidente Vladimir Putin el cinco de noviembre de 2004, era imprescindible para su entrada en vigor.

Hasta ese momento, los países que habían ratificado el Tratado sumaban el 44,3 por ciento de las emisiones. Con la adhesión de Rusia, que aportó el 17,4 por ciento, se superó el umbral del 55 por ciento de emisiones requerido para que el tratado tuviera efecto.

El 16 de febrero de 2005 el Protocolo de Kioto entró en vigor y adoptó valor jurídico para los estados que lo han ratificado.

El Tratado se hizo efectivo con la ausencia de países contaminantes como Estados Unidos y Australia. Sin embargo, a finales de 2005, en la XI Conferencia de la ONU celebrada en Montreal, la primera desde la entrada en vigor del tratado, países no adheridos a Kioto, como EEUU, aceptaron "involucrarse" con la comunidad internacional en la lucha contra el cambio climático.

China e India, aunque han ratificado el tratado, no están obligados a recortar sus emisiones por ser países en vías de desarrollo, aunque junto a los anteriores, son los países que más contaminan del mundo.

Por El Espectador

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