“La amnistía sería un gran peldaño en la resolución de este conflicto”: Puigdemont

El expresidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, habla en exclusiva con El Espectador sobre su pérdida de inmunidad y su destino en los tribunales belgas.

Sebastián Montes Sandoval
25 de marzo de 2021 - 02:00 a. m.
El pasado 9 de marzo, el expresidente de la Generalitat de Cataluña y actual diputado del Parlamento Europeo, Carles Puigdemont, perdió la inmunidad de la que gozaba desde 2019, con 400 votos a favor, 248 en contra y 45 abstenciones.
El pasado 9 de marzo, el expresidente de la Generalitat de Cataluña y actual diputado del Parlamento Europeo, Carles Puigdemont, perdió la inmunidad de la que gozaba desde 2019, con 400 votos a favor, 248 en contra y 45 abstenciones.
Foto: Francisco Seco

El pasado 9 de marzo, el expresidente de la Generalitat de Cataluña y actual diputado del Parlamento Europeo, Carles Puigdemont, perdió la inmunidad de la que gozaba desde 2019, con 400 votos a favor, 248 en contra y 45 abstenciones. Tanto el exministro de Salud catalán, Toni Comín, como la exministra de Educación, Clara Ponsatí, también eurodiputados por Cataluña, enfrentaron un escenario similar. Desde entonces, los tribunales belgas tienen la última palabra sobre el destino de Puigdemont, quien habla en exclusiva con El Espectador sobre la decisión, que atribuye a la continua persecución política del gobierno español.

¿Cómo han cambiado las cosas desde que perdió la inmunidad?

A nivel práctico no ha cambiado nada. Seguimos haciendo exactamente el mismo trabajo como miembros del Parlamento Europeo. Ahora queda esperar que la justicia belga reinicie el proceso para examinar la petición de extradición a España, que ya se presentó en octubre de 2019, pero esto no ha pasado porque la justicia española ha pedido unas cuestiones extrajudiciales al Tribunal Europeo, y esto se va a demorar.

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¿Qué posibilidades hay de que prospere la apelación ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE)?

Esta es una decisión de nulidad del acuerdo del Parlamento Europeo porque entendemos que es un acuerdo tomado de forma ilegítima. En tanto que es una persecución política, el Parlamento no debería haber permitido que a tres de sus representantes se les persiga políticamente. Estamos preparando todo el material y la documentación que se presentará en breve, y es una decisión ya tomada. Vamos a pedir medidas cautelares primero, porque mientras ellos resuelven, nuestra actividad como diputados ya está siendo afectada. Esto provocó que perdiéramos seis meses de nuestro mandato, y al final nos dieron la razón.

Si bien la pérdida de inmunidad reactiva las euroórdenes paralizadas, no prevé juicio alguno. ¿Eso en qué posición los deja?

Hay una estrategia de las autoridades españolas de ponernos en una especie de limbo jurídico en el que quedemos atrapados y condicionados. Esto es un abuso claramente, pues equivale a inseguridad jurídica, y esto es lo contrario del Estado de derecho. Nos gustaría que la justicia belga tuviera la posibilidad de decidir y aclarar si somos extraditados o si no lo somos, y que pudiéramos regresar a nuestra normalidad de diputados para centrar nuestros esfuerzos en servir a quienes nos votaron. Las ideas por las que nos persiguen cuando estábamos en el gobierno catalán son las mismas que presentamos a nuestros electores. Más claro no puede ser: es un asunto político.

¿Cómo ha evolucionado esa persecución en estos tres años y medio?

No ha parado de estar presente en nuestras vidas. Tanto en el exilio como en el interior de Cataluña sigue habiendo persecuciones por el simple hecho de haber ayudado a organizar un referéndum de autodeterminación. Recién vimos hace menos de un mes que la mesa del Parlamento de Cataluña, el presidente y los vicepresidentes han sido enviados a la justicia por haber permitido un debate sobre la monarquía española y sobre el derecho a la autodeterminación. Es decir, no ha cesado ese asedio hacia el independentismo catalán.

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¿Qué cambios se pueden apreciar?

Si tomamos como referencia las últimas elecciones, vemos que el movimiento por la independencia, a pesar de esta dura y larga represión, es más fuerte que nunca. Hemos conseguido el mayor apoyo de la historia, pues de los 135 diputados, 74 están a favor de la independencia, y hemos llegado casi a 52 % en el voto popular. Por un lado, no ha habido un efecto contrario al independentismo como consecuencia de la represión, sino justo lo contrario: la gente se ha dado cuenta de que, a pesar de ser un camino muy duro y muy incierto, no hay alternativa y hay que seguir ahí. La gente es más resiliente.

Tanto Esquerra Republicana (ERC) como el Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC) lograron 33 escaños y JuntsXCataluña, su partido, quedó con uno menos, obligándolos a pactar. ¿Cómo resolver este ajedrez político en el Parlamento?

Hay una clara mayoría en el Parlamento catalán a favor de la independencia. De esta mayoría parlamentaria debe salir un gobierno con un apoyo muy fuerte. Es evidente que tiene que estar liderado por ERC, que sacó un diputado más que nosotros, y por tanto les corresponde proponer una persona a la presidencia para articular un proyecto y una mayoría parlamentaria para hacer frente a estos dos grandes retos que tenemos: luchar contra la crisis sanitaria, económica y social, y obviamente resolver el conflicto político. Es inimaginable cualquier gobierno en Cataluña que no pase por ese carril central, que es el derecho a la autodeterminación y que cuenta con esta amplísima mayoría. Esto también debería ser aceptado así por el gobierno español.

¿Estaría dispuesto a repetir elecciones si ERC no acepta esa vía?

Todos estamos de acuerdo en que no nos lo podemos permitir. No es tanto que tengamos que aplicar mañana una agenda unilateral, sino que todos preferimos una vía dialogada y negociada. Nuestro interrogante es, cuando constatemos una vez más que esta vía ha fracasado porque España no quiere sentarse a hablar con todos los interlocutores ni de amnistía ni de autodeterminación, ¿qué hacemos? Esta es la cuestión clave para nosotros, pues a ese escenario vamos a llegar, tristemente, porque España no va a aceptar los resultados del pueblo catalán, que quiere un gobierno y una mayoría independentista.

Aparte de los tres primeros partidos, vemos que Ciudadanos pierde 30 escaños, PP queda como última fuerza, CUP (extrema izquierda independentista) sube y Vox entra como cuarta fuerza ¿Qué sensaciones le deja este panorama?

Ciudadanos fue un gran engaño. Fue un partido que nació contra la lengua catalana y adoptó actitudes que ahora diríamos populistas, e incluso rozando la xenofobia en algunos casos. Esto no ha aguantado el paso del tiempo porque era un suflé. Sin embargo, existe otra preocupación, porque hay un colchón de voto de ultraderecha muy preocupante. Por otro lado, hay una cantidad de bulos y de “fake news” de que el movimiento es antiespañol o que persigue a los hispanohablantes en Cataluña, de que queremos quedarnos todo nuestro dinero y no repartir nada, de que somos antieuropeos. Todo eso es propaganda falsa y muy nociva.

¿Su proyecto político como eurodiputado está ligado a desmontar los mitos sobre la independencia?

Efectivamente. Cataluña es un país profundamente europeísta y, a pesar de todos los problemas que tiene la Unión Europea (UE), sigue siendo un proyecto que agrupa a todos los catalanes por o contra la independencia. Hay varias actitudes ante Europa: una es la eurofobia, que vivimos en el caso del brexit; otra es el euroescepticismo, que son países que están en Europa más por el dinero que por otras cosas; y luego estamos los euroexigentes, y no hay que confundir. Nosotros somos muy exigentes a esa Europa que no funciona. ¿Por qué no funciona? Porque queremos que haya más Europa: que los Estados pesen menos, que los derechos y las obligaciones sean más federalizadas, que haya mucha más solidaridad y que los derechos y libertades sean garantizados en todos los espacios de la UE, cosa que ahora no ocurre. Ante eso hay que ser muy exigentes, y ahí es donde algunos euroacomodados nos sitúan como una molestia.

¿Cómo ha avanzado esto desde que tomó posesión de su escaño, en diciembre de 2019?

Bueno, nos quitaron seis meses de mandato, porque ganamos las elecciones en Cataluña con más de un millón de votos, y sin embargo las autoridades españolas, con la complicidad del presidente del Parlamento Europeo en aquel entonces, Antonio Tajani, impidieron nuestro derecho a ser diputados durante seis meses. Nos han robado una parte de nuestro mandato. Luego nosotros no hemos podido entrar en ningún grupo, entonces estamos con los no inscritos, y esto también dificulta más las cosas. En todo caso, en todas las plenarias, las cuestiones esenciales y las comisiones donde estamos, intervenimos y hacemos propuestas, presentamos enmiendas y, evidentemente, votamos a consciencia.

¿Cómo darle continuidad a su trayectoria a pesar de la pérdida de inmunidad?

Nosotros vamos a mantener nuestra exigencia, como lo hemos hecho en el pleno ante el alto representante Josep Borrell o la presidenta Ursula von der Leyen, o ante cualquier comisario. La protección de las minorías nacionales y políticas está en el test de la calidad democrática de una zona, y nosotros pertenecemos a las dos. Ahí es donde Europa debe ver que, persiguiéndonos y aislándonos, está dando un ejemplo pésimo. Creo que el caso catalán, como otros, es una oportunidad para que Europa enseñe al mundo que sabe resolver sus disensos internos solo a través de los instrumentos de la democracia, de forma pacífica y civilizada.

¿Cómo llegar a un arreglo?

Se deben crear las condiciones para que haya un proceso de negociación confiable, sincero y honesto. También hay que reconocer el panorama político de las relaciones entre Cataluña y España. Debe haber igualdad de condiciones en un proceso así. No puede ser que una buena parte de la mesa esté en la cárcel, en el exilio, o amenazada de ir a la cárcel porque la están persiguiendo los que se sientan al otro lado. Tiene que haber igualdad, y de ahí la importancia de la ley de amnistía: cada uno pone sus condiciones de mejora, y a partir de ahí vamos a hablar de agenda política, sin prisas.

¿Qué me puede adelantar de la ley de amnistía?

Ya entramos en proyecto en el Congreso de los Diputados del Parlamento español hace una semana con varias fuerzas independentistas y republicanas. Hay un apoyo importante y vamos a ver cuándo se debate, pero ya nos llega del Partido Socialista su rechazo abierto a discutir, lo cual no es muy democrático, pero nosotros vamos a insistir hasta el final. Ojalá la gente entienda, incluso en Europa, que la amnistía sería un gran peldaño a subir en la resolución jurídica de este conflicto político.

Por Sebastián Montes Sandoval

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humberto jaramillo(12832)25 de marzo de 2021 - 03:02 p. m.
¿este señor, de ser el gobierno, estaría dispuesto a hacer lo que está pidiendo? que no se nos olvide que además de ser español, es catalán, tercos como ellos solos y ventajosos, si no lo superamos los latinoamericanos.
CA(40379)25 de marzo de 2021 - 03:53 a. m.
Puid gue bon no tuvo las gue vas para quedarse y salio corriendo, dejando a sus idi otas utiles para que los condenaran. H p cobarde ojala lo encanen espanol h d p
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