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‘Propiciar un debate sobre los objetivos de desarrollo del mundo sería una ganancia’

Bjorn Lomborg experto en política exterior, y denominado por la Revista Time como una las 75 personas más influyentes del mundo, explicó a El Espectador por qué cree que la ONU tendría un mayor impacto en la creación de una nueva agenda sobre los objetivos globales si estos se redujeran de 169 a 19.



Daniela Franco García
01 de junio de 2015 - 11:53 p. m.
Cortesía / Cortesía
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 Bjorn Lomborg, presidente del Copenhagen Consensus Center (CCC: entidad integrada por expertos destinada a la investigación de políticas públicas globales), profesor adjunto de la universidad de Australia Occidental y la Escuela de Negocios de Copenhague, así como una de las 75 personas más influyentes del mundo según la revista Time; habló con El Espectador sobre lo que, junto con el CCC, consideran los objetivos de desarrollo sostenibles más inteligentes para el mundo.

“La inclinación política natural es la de prometer cosas buenas para todos, y actualmente la ONU está lista para escoger 169 objetivos bienintencionados. Pero la evidencia disponible, aunque limitada, indica muy claramente que algunos de estos objetivos son mucho más prometedores que otros”, resalta Lomborg.

Las problemáticas en el mundo son múltiples. ¿Por qué enfocarse en abordar e investigar el impacto de los objetivos del milenio fijados por la ONU?

Efectivamente hay muchísimos problemas en el mundo y muchas soluciones, pero no todas son iguales. Tratamos de enfocarnos en los mejores objetivos con el fin de incentivar a que más gobiernos gasten su dinero en las metas más inteligentes, creemos que si logramos esto tendremos un mayor impacto en el mundo.
Desde el Copenhagen Consensuss Center nos enfocamos en soluciones para un espectro de trabajo muy amplio, pero este es el proyecto en el que estamos trabajando ahora porque estos son los objetivos que trabajarán los 193 países miembro de las Naciones Unidas y de esta forma más países estarán involucrados en el proceso.

Teniendo en cuenta que personas como Ban Ki Moon han aceptado que queda mucho por hacer frente a las metas de los objetivos del milenio, fijadas para el periodo 2000-2015, y que muchos de los objetivos firmados no cumplieron las perspectivas, ¿podría decir que hubo un fracaso en el cumplimiento de estos?

Cuando no alcanzas objetivos que son muy ambiciosos no quiere decir que fracasaste, quiere decir que no fuiste tan exitoso como hubieras querido. Pero mirando al futuro sí es necesario entender la lección, y es que debemos encarar las metas hacia las que podemos impactar de la mejor manera durante los próximos 15 años. Con esto en mente, algunos irán en la línea de los anteriores objetivos y otros serán nuevos, pero con seguridad serán metas mucho más inteligentes.

La lucha contra el sida o la reducción de la mortalidad infantil son unos de los temas en los que sí se vieron resultados positivos. ¿Cree que deberían implementarse estos objetivos nuevamente? ¿O por el contrario se debería concretar una renovación de objetivos?

Encontramos que puede ser increíblemente efectivo salvar a neonatos, especialmente a través de la inmunización. Por cada billón de dólares que se invierte anualmente, se puede salvar un millón de niños, podemos lograr 60 pesos en impacto positivo por cada peso invertido.

Desafortunadamente ayudar a la gente con Sida es mucho más costoso, aun al implementar las políticas más eficientes. Cada peso solo resultará en 10 pesos de impacto positivo.

La fortaleza de nuestra aproximación o investigación realizada es precisamente esa, que puedes seleccionar las metas más efectivas basadas en el costo-beneficio para llevarlas a cabo primero.

Usted habla de implementar objetivos inteligentes. ¿Concluye entonces que el mundo no ha sido muy inteligente al implementar los Objetivos de Desarrollo del Milenio?

No se trata de qué tan inteligentes han sido esos objetivos, sino en qué hemos fijado nuestra atención. Se ha gastado capital en que muchos determinen su mirada en animales bonitos, en grandes campañas de relaciones públicas, en bebes que lloran, etc. Cuando gastamos el dinero en objetivos ineficientes, estamos malgastando el capital que habríamos podido invertir en objetivos inteligentes.

Hemos logrado llevar a cabo de forma adecuada algunos objetivos planteados, pero también hemos demostrado que podemos hacer un bien mayor con el siguiente grupo de objetivos post 2015 si seleccionamos aquellos que generarán un mayor costo-beneficio.

Usted habla de 19 objetivos principales a tener en consideración. Con tantos problemas en el mundo a muchos les resulta ilógica esta cifra…

Los 19 objetivos que planteamos son los que definitivamente son más efectivos para ayudar al mundo si hablamos de cómo invertir nuestro dinero. Es decir, con 40 objetivos haríamos de igual forma mucho bien, pero no con el mismo impacto.

Así que la pregunta real debería ser ¿por qué la Organización de Naciones Unidas quiere establecer 169 objetivos cuando enfocarse en solo 19 puede generar un impacto mucho mayor?

¿Por qué basarse solo en el costo-beneficio al momento de hablar de problemáticas mundiales?

Estamos usando el esquema costo- beneficio que, cabe recordar, no se trata solo de un asunto económico sino con nociones que tienen de fondo un gran interés en temas como el medio ambiente. Claro, el costo-beneficio no es el único factor importante para decidir qué hacer, pero ciertamente es relevante, así como el precio en un menú no es lo único que te hace decidirte por un plato pero sí hace parte importante de tu decisión.

Sugerimos que establecer 169 objetivos es tonto y estos 19 que planteamos son los mejores que pudimos seleccionar. La verdad es que estamos contentos solo por el hecho de que podemos propiciar un debate respecto a los objetivos que debe seleccionar el mundo.

Usted presentó su iniciativa sobre “los 19 objetivos más inteligentes para el mundo” al presidente Juan Manuel Santos. ¿Cuáles fueron las conclusiones de su encuentro?

Estoy complacido de que el Presidente haya tenido el tiempo para recibirme y de que haya tenido la oportunidad de ojear nuestra publicación. En nuestro encuentro le expliqué porque los 169 objetivos de la ONU significarían prometer de todo para todos y hacer poco por cualquiera, y el presidente Santos no solo encontró este argumento vigorizante sino que además estuvo de acuerdo en que esa cantidad de objetivos es exorbitante. Que él pudiera entender nuestra tesis me llevó concluir que se trató de un encuentro estimulante, fructífero y muy interesante.

Por Daniela Franco García

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