Psicópatas: sin empatía y de sangre fría

“Ya no me sorprende nada de lo que veo, después de haber trabajado 28 años en el FBI, donde dediqué más de la mitad del tiempo investigando la mente de asesinos y crímenes de violencia.“ comenta la doctora Mary Ellen O´Toole a El Espectador.

A lo largo de su carrera O´Toole ayudó a entrevistar, entender y capturar a algunas de las personas más crueles de Estados Unidos. Unas de ellas fueron los autores de la masacre de la escuela de Columbine, en 1999, y el asesino en serie de Florence en Montana, quien aniquiló a tres mujeres en un salón de belleza en 2001.

(Le puede interesar: Las respuestas tardías de la masacre de Columbine)

El autor de la matanza de Red Lake fue otro. Después de que el chico de 16 años matara a su abuelo (un agente de policía), cogió el arma, fue a su antiguo colegio y disparó a estudiantes, profesores y guardias de seguridad.

Lo que todos ellos tienen en común: no fue una reacción espontánea. Lo llevaban pensando durante mucho tiempo. “Si yo te pasase un arma y te dijera que dispares al mayor número de gente posible, no serías capaz de hacerlo. Ni yo. Ese cambio de pensamiento necesita años para que uno se convierta en un individuo sin empatía y de sangre fría”, explica la especialista en mentes psicópatas.   

(Le puede interesar: Genética y salud, claves en el caso del asesino de Las Vegas)

Para cometer una masacre así, los asesinos pasaron por un proceso largo de objetificación. Eso quiere decir, que para ellos las personas se convirtieron en objetos. Esto no ocurre de lunes a domingo. “Lo vimos ya muchas veces en la historia: los nazis de Alemania, el Estado Islámico, en los casos de la matanza de Columbine”, recuerda Mary Ellen O´Toole.

“Mucha gente piensa que los psicópatas saltan a la vista por su apariencia física, pero ellos tienen el mismo aspecto que tú y yo. Son personas, seres humanos que no sienten culpa por sus acciones y que carecen de empatía con sus víctimas”, añade en una entrevista en su página web, y concluye que “muchas veces me pregunto qué hubiera pasado con los agresores, si hubieran nacido en otra familia; si alguien se hubiera dado cuenta e intervenido a tiempo; si esta persona hubiera cambiado el rumbo de su vida”.

(Le puede intersar: ¿Cómo nace un psicópata?)

“Ya no me sorprende nada de lo que veo, después de haber trabajado 28 años en el FBI, donde dediqué más de la mitad del tiempo investigando la mente de asesinos y crímenes de violencia.“ comenta la doctora Mary Ellen O´Toole a El Espectador.

A lo largo de su carrera O´Toole ayudó a entrevistar, entender y capturar a algunas de las personas más crueles de Estados Unidos. Unas de ellas fueron los autores de la masacre de la escuela de Columbine, en 1999, y el asesino en serie de Florence en Montana, quien aniquiló a tres mujeres en un salón de belleza en 2001.

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El autor de la matanza de Red Lake fue otro. Después de que el chico de 16 años matara a su abuelo (un agente de policía), cogió el arma, fue a su antiguo colegio y disparó a estudiantes, profesores y guardias de seguridad.

Lo que todos ellos tienen en común: no fue una reacción espontánea. Lo llevaban pensando durante mucho tiempo. “Si yo te pasase un arma y te dijera que dispares al mayor número de gente posible, no serías capaz de hacerlo. Ni yo. Ese cambio de pensamiento necesita años para que uno se convierta en un individuo sin empatía y de sangre fría”, explica la especialista en mentes psicópatas.   

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Para cometer una masacre así, los asesinos pasaron por un proceso largo de objetificación. Eso quiere decir, que para ellos las personas se convirtieron en objetos. Esto no ocurre de lunes a domingo. “Lo vimos ya muchas veces en la historia: los nazis de Alemania, el Estado Islámico, en los casos de la matanza de Columbine”, recuerda Mary Ellen O´Toole.

“Mucha gente piensa que los psicópatas saltan a la vista por su apariencia física, pero ellos tienen el mismo aspecto que tú y yo. Son personas, seres humanos que no sienten culpa por sus acciones y que carecen de empatía con sus víctimas”, añade en una entrevista en su página web, y concluye que “muchas veces me pregunto qué hubiera pasado con los agresores, si hubieran nacido en otra familia; si alguien se hubiera dado cuenta e intervenido a tiempo; si esta persona hubiera cambiado el rumbo de su vida”.

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