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Renuncias exponen la fractura de la prensa frente a Gaza y desafían a los medios

Las dimisiones en Reuters, BBC y el “NYT”, por nombrar algunos, muestran la fractura del periodismo global ante Gaza y el reto de informar con ética en guerra. No hay soluciones fáciles, pero un primer paso es garantizar la entrada de reporteros.

Camilo Gómez Forero

01 de septiembre de 2025 - 08:20 a. m.
Unos 247 reporteros y fotorreporteros han muerto en Gaza, según la ONU.
Foto: AFP - -
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El punto de quiebre para Valerie Zink, fotorreportera canadiense de la agencia Reuters, llegó tras las muertes de Anas al Sharif, periodista emblemático de la cadena Al Jazeera en Gaza, y Hussam al-Masri, otro colega. Un bombardeo directo de Israel mató al primero y a todo su equipo el 10 de agosto. Él estuvo, como informaron compañeros en la zona, hasta el último minuto narrando el dolor de su gente. Dos semanas después, otro bombardeo israelí contra un hospital también mató a Al-Masri.

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Para muchas personas del gremio, la muerte de al Sharif fue especialmente devastadora. En enero, él había registrado y celebrado en vivo y en directo la llegada del acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamás. Se quitó el chaleco y el casco que lo identificaba como prensa, en un momento que se hizo viral en redes, pensando erróneamente que había presenciado el principio del fin del horror en su tierra. Mientras, en paralelo, vivía su tormento en silencio: Israel lo acusaba sin pruebas de ser miembro del brazo armado de Hamás.

Dicha hipótesis de Israel, que todavía carece de pruebas, terminó siendo difundida tras su muerte por Reuters y otras agencias, desatando la furia de Zink. Un día después de la muerte de al-Masri, la canadiense vio su paciencia colmada e hizo pública su renuncia en redes sociales con una carta en la que plasmó su inconformismo con el cubrimiento de la situación en Gaza por parte de su empleador.

En la carta, Zink destacó que ni siquiera el hecho de que el reportero hubiera ganado un Pulitzer para la agencia (al Sharif ganó el premio en 2024 por sus fotos) hizo que la empresa saliera en su defensa “cuando las fuerzas de ocupación israelíes lo incluyeron en una lista negra de periodistas acusados de ser militantes de Hamás y la Yihad Islámica”. Según Zink, la afirmación de que Sharif era parte de Hamás es “totalmente infundada por Israel”, y acusó a los medios occidentales de “servir como cadena de suministro para la propaganda israelí” y de abandonar su compromiso con la información ética.

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Más de 240 reporteros y fotorreporteros han sido asesinados en Gaza, la mayoría bajo la primicia de Israel de que pertenecían a Hamás. Pero esta no es la primera vez que algo así ocurre. En 2018, durante las protestas masivas sin armas en Gaza, conocidas como la Gran Marcha del Retorno, las fuerzas israelíes mataron al periodista Yaser Murtaja alegando que era un militante de Hamás. No se presentaron pruebas.

El asedio a la prensa se remonta mucho antes: durante la Primera Intifada, 47 periodistas palestinos, prohibieron temporalmente ocho periódicos locales y regionales. Incluso antes que esto: en 1967, tras la ocupación, Israel prohibió toda publicación “propagandística” en territorios palestinos.

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Periodistas renuncian por cubrimiento en Gaza

Karishma Patel, periodista y crítica de medios, también renunció a la BBC el año pasado tras meses cubriendo Gaza tras concluir que “Israel ha estado cometiendo crímenes de guerra y de lesa humanidad”, mientras su organización “fracasaba en dar forma a la coberutra en torno a esto como lo hace con otros hallazgos basados en evidencia (como que el cambio climático es real)”.

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Y no hay que olvidar que en 2023, tras un mes de que estallara el conflicto, la galardonada periodista Anne Boyer renunció a The New York Times ante el cubrimiento de su medio que consideraba parcializado a favor de Israel. Son algunas de las renuncias de periodistas en protesta contra varios de los medios más destacados de Occidente. Al elegir un caso de cada año, se refuerza un punto: la acción simbólica de renunciar no ha mejorado el ejercicio periodístico que se hace sobre lo que ocurre en Gaza en los grandes medios, aunque por supuesto que da un golpe en la mesa. ¿Qué hacer entonces?

No es un camino sencillo. Como señaló la profesora de periodismo Colleen Murrell, de la Universidad de Dublín, informar sobre la guerra de Gaza ha sido un desafío enorme —y lo seguirá siendo— para los periodistas dentro y fuera de la zona. Cada publicación sobre la guerra genera acusaciones de parcialidad por parte de “todos los bandos”, y lo primero que habría que entender es que es imposible ganar esa guerra de palabras.

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“Una semana después del ataque de Hamás, en octubre de 2023, la BBC ya había recibido 1.500 quejas sobre su cobertura. Según informes, estas se repartían casi a partes iguales entre quienes afirmaban que su cobertura estaba sesgada contra Israel y quienes afirmaban que estaba sesgada contra los palestinos”, recoge Murrell.

El lenguaje que se usa para describir lo que pasa en Gaza es una de las molestias más citadas por periodistas que cubren la guerra, según un reportaje de Al Jazeera. Para afrontar este difícil cubrimiento, la BBC adoptó un lenguaje totalmente neutral, pero esto no evitó que las quejas siguieran llegando: se multiplicaron. Ante la acumulación de protestas de lectores, Deborah Turness, directora ejecutiva de BBC News, acusó a los críticos de estar atrapados en cámaras de eco en las redes sociales y sentenció que “en esta guerra, no podemos ser un lugar donde ningún bando sienta que su perspectiva prevalece”.

La lección de este caso es que acomodarse a la neutralidad para evitar incomodar a una de las partes no da resultados. Lo que sí puede dar resultados en este sentido, como escribió Patel, es llamar a los hechos como son y estar en el lugar de los hechos: “Como dice el viejo refrán, el trabajo del periodista no es informar que puede que esté lloviendo o no: es salir, mirar afuera y decirle al público si está”. Y esto solo se logrará, coinciden las académicas y analistas, cuando Israel permita la entrada y protección de la prensa a Gaza, algo que Israel rechaza.

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