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El líder chavista Nicolás Maduro defendió este viernes su investidura presidencial para un tercer sexenio (2025-2031), cuestionada por el antichavismo y gran parte de la comunidad internacional tras las denuncias opositoras de “fraude” en las elecciones de julio pasado, como una “gran victoria venezolanista” y celebró que no la pudieran “impedir”.
“Esta toma de posesión venezolana, constitucional, no la pudieron impedir y es una gran victoria de la democracia venezolana”, dijo Maduro ante un reducido grupo de invitados, entre ellos los mandatarios de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y Nicaragua, Daniel Ortega, los únicos dos jefes de Estado latinoamericanos presentes.
Los asistentes se reunieron en la Asamblea Nacional (Parlamento), aunque la investidura no se hizo en el hemiciclo de la plenaria, como es usual, sino en un salón más privado.
Ataviado con la banda presidencial con el tricolor de la bandera venezolana y el collar “Orden libertadores y libertadoras” que le impuso, en una breve ceremonia, el presidente del Parlamento, el oficialista Jorge Rodríguez, Maduro dijo haber cumplido con la Constitución.
“Hemos logrado lo que sabíamos que íbamos a lograr”, agregó Maduro, que asumió el poder en 2013, primero como presidente encargado y luego tras su elección en abril de ese año, en reemplazo del fallecido gobernante Hugo Chávez.
El también presidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) aseguró que no ha sido “colocado” en el poder por el “Gobierno de los Estados Unidos ni los Gobiernos proimperialistas de la derecha latinoamericana” ni la “oligarquía de los apellidos”, por lo que señaló que su poder emana “de la historia y del pueblo”.
“A Venezuela no le impone un presidente nadie en este mundo”, manifestó en su intervención, en la que reiteró sus ataques a los expresidentes colombianos Álvaro Uribe (2002-2010) e Iván Duque (2018-2022) y al opositor venezolano Juan Guaidó.
Insistió en su agenda de siete puntos para “transformar” a Venezuela, que incluyen “independencia plena”, “consolidación de la paz y la seguridad”, “recuperación de la protección social”, “proceso de repolitización”, “ecología” y “geopolítica”.
Llamó, además, a una “jornada de diálogo” nacional e insistió en su intención de impulsar una reforma de la Constitución promovida por Chávez hace 25 años, sobre la que, sin embargo, no ha dado más detalles. Según es para “democratizar” más el país, pero según analistas críticos probablemente se trata de nuevos instrumentos para ejercer control sobre el Estado y reprimir a la oposición.
Maduro fue proclamado ganador de las elecciones presidenciales del 28 de julio por el Consejo Nacional Electoral (CNE), sin que hasta la fecha haya publicado los resultados desagregados, como establecía su propio cronograma, y después de las denuncias de fraude vertidas por el antichavismo.
La oposición mayoritaria de Venezuela, agrupada en la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), ha insistido en que su líder, Edmundo González Urrutia, fue el ganador de los comicios, y exhibe como evidencia el “85 % de las actas electorales” que fueron publicadas en una página web para su consulta, documentos que el chavismo califica de “falsos”.
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