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Lo que está en juego (Relatos y reflexiones)

Casi todos aún duermen en el sueño del miedo y la credulidad; de hecho, no pueden ver más allá de sus narices lo que está ocurriendo, y es comprensible, pues la propaganda de los medios se ha encargado de amansarlos y hacer que crean todas las mentiras que a diario les bombardean a través de la caja idiota, el celular, el radio o las redes sociales.

Javier Lozano Quintero
08 de agosto de 2020 - 07:34 p. m.
"Te están acostumbrando a que no cuestiones ni revires ante la 'autoridad', pues ellos son la suprema sabiduría y saben qué debes hacer para 'protegerte'".
"Te están acostumbrando a que no cuestiones ni revires ante la 'autoridad', pues ellos son la suprema sabiduría y saben qué debes hacer para 'protegerte'".
Foto: Archivo Particular

La mayoría de la gente lo ignora, pero desde hace muchos siglos se viene peleando una guerra en la que está en juego el destino de la humanidad y más concretamente su libertad, y que en este tiempo se han agudizado los métodos de represión y sometimiento. Sin que nadie se diera cuenta, la sociedad ha ido perdiendo sus derechos de una manera disfrazada; a partir del 9-11, dijeron que había que poner cámaras en todas partes, porque había enemigos acechando y había que combatirlos por el “bienestar” de todos; y aceptamos felices; endurecieron las políticas de migración y casi que te hacen desnudar en un aeropuerto, porque eres sospechoso de ser uno de aquellos “malos” para el sistema; ahora crearon una enfermedad y con la excusa de “protegerte” te dijeron que te aislaras, que no respiraras oxígeno porque está “contaminado” y te puede enfermar, mejor respira tu anhídrido carbónico (veneno), que es más “saludable”; te prohibieron visitar a tus abuelos porque hay que “protegerlos”, aunque eso signifique que los abandones y entren en depresión y soledad, lo cual los mata más rápido.

Te dijeron que no puedes salir a la calle, abrazar a tus seres queridos ni entrar en un supermercado con ellos, porque “contaminas” y pones en peligro a los demás; te prohibieron reunirte con tus amigos, porque eres una “fuente” de contagio y pones en peligro al vecindario; te dijeron que los bebés deben quedarse en casa y no salir por nada del mundo, pues se pueden “contagiar”, aun cuando la medicina clásica prescribe que los bebés deben estar en contacto con la naturaleza y la gente para fortalecer su sistema inmunológico —encerrados se harán más débiles, perderán sus defensas y quedarán expuestos a enfermarse por cualquier cosa—; te quitaron el derecho a la cultura: prohibido asistir a un concierto, una biblioteca, un museo, una tertulia, un cine y a todo aquello que signifique alimento para el alma; buena manera de deshumanizarte. Te prohibieron todas las actividades deportivas y recreativas: cerraron los estadios, las playas, los parques, los viajes y todo aquello que represente fortalecimiento físico y mental. Te prohibieron salir con tu familia, pues si van más de dos en un auto, son multados; así que prohibido para la familia recrearse. Te prohibieron trabajar o abrir tu negocio, porque pones en riesgo a la sociedad; claro que ellos sí pueden abrir sus grandes supermercados y negocios, ya que curiosamente allí, con doscientas o quinientas personas adentro, no hay peligro de contagio.

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Te están acostumbrando a que acates órdenes de cualquiera que tenga uniforme y hagas solo lo que él te diga, sea policía, militar o un simple guarda de seguridad; te están acostumbrando a que no cuestiones ni revires ante la “autoridad”, pues ellos son la suprema sabiduría y saben qué debes hacer para “protegerte”; si te opones, entonces por ahora puedes ser multado, más adelante quizá te desaparezcan.  Pero lo más grave de todo es que te lavaron el cerebro, haciéndote creer que el otro es el enemigo y nunca se debe acercar a ti; que te debes distanciar “socialmente” y tener mucho, pero mucho miedo, si alguien te llega a tocar; corre al primer baño que puedas y lávate con agua y jabón, porque ese que te tocó te puede matar. En otras palabras, te dijeron que estás solo y que los otros son un peligro para ti.

Ahora bien, la cereza sobre el pastel será el método que piensan imponer a toda la población mundial para “salvarlos” de la terrible enfermedad; no te van a dejar opción de elegir: si no aceptas su “método”, te convertirás en un paria “infectado”, pero no por el virus, sino por lo que ellos en realidad quieren combatir: el libre albedrío. Su método está diseñado para que te conviertas en un ser sumiso al recibirlo, ya que tus sueños, deseos, anhelos y planes para el futuro no serán más; te convertirás en un autómata, el pensar déjaselo a los nuevos amos, que ya vienen: los androides con inteligencia artificial; que serán, a su vez, controlados por la élite que quiere reducirnos a nada. ¿Se acuerdan de la película Elyseum, con Matt Damon? Véanla, que para allá vamos.

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Sé que muchos se mofarán de lo que estoy diciendo, y me tildarán de loco y estúpido; pero alguien tiene que hablar.

Por cierto, aquí en la ciudad donde vivo, ya mandaron un comunicado de que va a seguir la prisión preventiva con fecha indefinida; bueno, hasta que consigan el método que nos quieren poner en nuestros brazos; total todos encerrados, no hay forma de salir a protestar y hacer oposición.

Está en juego tu libertad. Tú decides si quieres perderla o piensas hacer algo al respecto; no son los otros los que van a perder, somos todos.

Por Javier Lozano Quintero

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