En Egipto no hubo primavera

Más de 1.900 personas han sido detenidas en la última semana durante una jornada de protesta en contra del gobierno egipcio, el primer gran desafío al que se enfrenta el autoritario presidente Abdelfatah al Sisi, quien desde el 2014 ha dirigido el país con mano dura.

Jesús Mesa / @JesusMesa
27 de septiembre de 2019 - 02:00 a. m.
Manifestantes egipcios se reúnen en el centro de El Cairo gritando consignas antigubernamentales./ AFP
Manifestantes egipcios se reúnen en el centro de El Cairo gritando consignas antigubernamentales./ AFP

El júbilo que sucedió a las históricas protestas que en 2011, en el marco de la primavera árabe, desencadenaron la salida de Hosni Mubarak, hombre fuerte egipcio y gobernante de ese país por dos décadas, se ha diluido con los años y hoy Egipto parece estar atrapado en su propio laberinto.

Desde el pasado viernes, miles de manifestantes han salido a las calles de las principales ciudades egipcias para exigir cambios al régimen del presidente Abdelfatah al Sisi, las primeras protestas en su contra desde el 2016. La corrupción y la política de austeridad promovida por el gobierno es la más atacada, pues a pesar de recuperar la maltrecha economía de su país, dicen que el recorte en ayudas y subsidios ha provocado también un aumento en la tasa de pobreza, que se sitúa por encima del 32 % según los últimos datos oficiales.

Las manifestaciones se han convertido entonces en el más serio desafío a al Sisi, quien asumió el poder en 2014 tras derrocar al primer presidente electo democráticamente en Egipto, Mohamed Morsi, miembro de la opositoria, y hoy considerada terrorista organización, Hermanos Musulmanes. Desde entonces, como lo hiciera Mubarak, Al Sisi ha gobernado a su antojo, con una oposición perseguida y una ciudadanía temerosa en un país en el que no ha sido tolerada ninguna crítica contra el líder, ni en las calles ni en internet.

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"Cuatro veces en la misma maldita calle (...), abrieron mi WhatsApp para leer las conversaciones, lo que es ilegal", relata Omar, un joven manifestante, a Efe, ocultando su identidad bajo otro nombre por miedo a represalias. "Gracias a Dios no vieron mi Facebook, porque no tenía conexión a internet en el móvil", agrega Omar.

Y es que por protestar, solo en una semana, centenares de personas han sido detenidas, acusadas de varios cargos y puestas en prisión preventiva. Pero el número, dicen abogados y organizaciones de derechos humanos, puede aumentar porque aún hay muchos desaparecidos. También han sido arrestados periodistas, académicos y políticos, y ciudadanos que mostraron de alguna forma su apoyo a los pocos que se atrevieron a protestar a pesar del riesgo al que se exponían.

"Lo que está sucediendo muyserio. La situación no está totalmente bajo control", dice Mohamed Zaree del Instituto de Estudios de Derechos Humanos de El Cairo a Reuters. Zaree considera que la mayoría de las personas que salieron a las calles no hacen parte de partidos políticos, algo “que demuestra que hay un enojo auténtico del pueblo".

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Al Sisi, sin embargo, ha dicho en repetidas ocasiones que no tolerará ninguna nueva primavera. Ahmed Mohy, un manifestante solitario que sostenía públicamente un cartel en la plaza Tahrir, de El Cairo, exigiendo que Sisi renunciara, fue arrestado en marzo y aún no ha recuperado su libertad. En mayo, veintiún personas fueron arrestadas y luego encarceladas por cargos de terrorismo por protestar contra un aumento de tarifas en el metro de la ciudad. Varias organizaciones no gubernamentales calculan que hay al menos 60.000 prisioneros políticos en Egipto.

Los protestantes, además, cuentan con un problema que no tenían en 2011. Al Sisi, a diferencia de lo que le ocurrió a Mubarak ha sido respaldado por potencias como EE. UU. y Reino Unido, que reafirmaron su apoyo al exgeneral durante la Asamblea General de la ONU. Donald Trump, presidente estadounidense, llegó incluso a decir que Al Sisi era su “dictador favorito”.

Pero para muchos, a pesar del miedo y la represión, la protesta parece ser la única forma de buscar un cambio. Para hoy, diferentes sectores políticos egipcios y opositores a Al Sisi convocaron a la gente a las calles para una gran movilización pacífica.

“Depende del tamaño de la protesta. Si muchas personas se unen, yo también podría hacerlo ”, dijo un conductor que solo se identificó como Abdallah. "Si los números son demasiado pequeños, es demasiado inseguro", dijo antes de agregar que "la gente está harta".

Por Jesús Mesa / @JesusMesa

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