Las claves del diálogo en Nicaragua

Las conversaciones entre el presidente, Daniel Ortega, y los opositores en Managua se ve muy complejo. Esto es lo que está pasando en el país.

-Redacción Internacional
16 de junio de 2018 - 01:23 a. m.
Las protestas en Nicaragua estallaron el 18 de abril.  / AFP
Las protestas en Nicaragua estallaron el 18 de abril. / AFP
Foto: EFE - Jorge Torres

El diálogo nacional para superar la crisis en Nicaragua, que deja casi 200 muertos en las protestas desde abril pasado, se reanudó el viernes sin la presencia del mandatario Daniel Ortega.

Las partes enfrentadas

La delegación del Gobierno es dirigida por el canciller, Denis Moncada, mientras que la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia está representada por empresarios, miembros de la sociedad civil, campesinos y universitarios.

La mesa de diálogo se reinstala luego de haber sido suspendida el pasado 23 de mayo por los ataques contra los manifestantes. Hasta el viernes los muertos ascendían a 200. 

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El obispo polaco Stanislaw Waldemar Sommertag fue presentado como nuevo nuncio del Vaticano en Nicaragua, en febrero. Cuando el polaco de 50 años fue delegado para representar al Vaticano en Nicaragua, el país centroamericano era ejemplo de seguridad y desarrollo económico en la región, sin embargo, el contexto cambió el 18 de abril pasado y actualmente se vive una crisis que ha dejado unos 200 muertos.

Los puntos de debate

El obispo de la Diócesis de Matagalpa, Rolando José Álvarez, explicó al inicio de la instalación del diálogo que  se debatirán dos puntos, uno relacionado con los derechos humanos, y otro sobre la democratización del país.

"Debido a que con dolor en el corazón y lamentándolo como nicaragüenses, la violencia y el derramamiento de sangre ha continuado, hemos creído oportuno que el primer punto a tratar en esta mañana sea el de los derechos humanos", indicó el obispo.

En este punto, apuntó, "proponemos a la mesa plenaria el diálogo sobre urgir la presencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), invitar al Alto Comisionado de las Naciones Unidas (para los Derechos Humanos) e igualmente a la Unión Europea".

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El organismo internacional visitó Nicaragua del 17 al 21 de mayo pasado y emitió una serie de recomendaciones, entre ellas la creación de este grupo independiente, que fue aprobado tanto por el Gobierno y por la oposición en el diálogo, antes de que este se suspendiera el pasado 23 de mayo.

Una vez alcanzado el consenso sobre el primer punto, los obispos darán a conocer la hoja de ruta para solucionar el conflicto que le propusieron a Ortega el pasado 7 de junio durante una reunión privada y también desvelarán la respuesta que les dio del exmandatario, un exguerrillero de 72 años que lleva en el poder desde 2007.

Los manifestantes coinciden en que el diálogo debe dar paso a que se convoquen elecciones presidenciales y tanto el mandatario Ortega como su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, dejen el poder lo antes posible.

Falta de concenso

Sin embargo, la falta de acuerdo a la propuesta de organismos internacionales de derechos humanos llevó a un receso a la mesa de diálogo nacional. 

La Conferencia Episcopal, mediadora del diálogo, propuso a la mesa plenaria urgir la presencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), invitar al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos e igualmente a la Unión Europea (UE).

El obispo de la diócesis de Matagalpa (norte), Rolando Álvarez, explicó que esa propuesta está basada en dos puntos de las recomendaciones hechas por la CIDH, entre ellos uno que pide crear un grupo internacional para investigar los hechos de violencia.

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La misma contó con el respaldo de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, representada por empresarios, miembros de la sociedad civil, campesinos y universitarios, mientras que la delegación del Gobierno, encabezada por el canciller Denis Moncada, se abstuvo.

"Lamentablemente no encontramos consenso", dijo el obispo Álvarez, quien explicó que esa propuesta había sido consensuada y aceptada de antemano por las partes.

"Lo lamentamos porque creemos, en consciencia, que nuestra propuesta no dañaba a nadie y le hacía bien al país", afirmó.

Salvajismo inédito 

El canciller Moncada advirtió que Nicaragua vive "una ola de criminalidad nunca vista por sus niveles de salvajismo, de barbarie y de odio", que tildó como un "salvajismo inaudito sin precedentes" e hizo un llamado a "basta ya de violencia" y violar los derechos humanos fundamentales.

El académico Carlos Tünnermann, de la Alianza Cívica, replicó y acusó al Gobierno, a la Policía Nacional y a las fuerzas paramilitares afines al oficialismo de causar esa ola de violencia.

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"En las manos del presidente Ortega está que cese (la violencia). En Nicaragua se han cometido crímenes de lesa humanidad. ¿Dónde ha quedado la Constitución? Manchada de sangre. Mientras hablamos aquí, están cayendo los muertos", lanzó, por su lado, el líder estudiantil Lésther Alemán.

"Nos sentimos indignados dolidos, amenazados por tantas muertes, hay irracionalidad, falta de conciencia, falta de alma en esta situación que agobia a Nicaragua, que no merece esta situación", dijo la vicepresidenta, Rosario Murillo, a través de medios del Gobierno.

Recrudece la represión

Mientras se celebraba el encuentro de diálogo, centenares de policías y paramilitares atacaron los barrios de Managua, deteniendo y secuestrando a centenares de opositores.

Moncada pidió al comienzo del encuentro un minuto de silencio por las víctimas de la violencia. El canciller obvió en su propuesta que esas víctimas lo son en su inmensa mayoría de balazos de armas de guerra disparados por la policía y las bandas de sandinistas parapoliciales, certeramente dirigidos a cabeza, cuello y torso contra los manifestantes que exigen la democratización del país.

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La vicepresidenta y esposa de Ortega, Rosario Murillo, llama casi a diario al amor, la paz y la conciliación en sus alocuciones, mientras la policía y los partidarios del Gobierno del ametrallan con sus AK-47 a los opositores, o a los viandantes del centro de Managua, o a cualquiera que se encuentre cenando en un restaurante.

 

Por -Redacción Internacional

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