Muerte de colombianos en el exterior: un largo calvario para sus familias

Las familias de los colombianos que mueren en otro país enfrentan engorrosos trámites y costosos gastos para repatriar y traer los cuerpos de sus seres queridos al país. Aunque el gobierno ofrece algunas ayudas, muchos de ellos afirman que no es suficiente.

Jesús Mesa / @JesusMesa
02 de septiembre de 2019 - 02:00 a. m.
En contadas ocasiones el costo de la repatriaciones asumido por el gobierno colombiano. / Pixabay
En contadas ocasiones el costo de la repatriaciones asumido por el gobierno colombiano. / Pixabay

Alfonso López Rojas era un joven santandereano de 23 años que, como muchos otros colombianos, decidió viajar a otro país para perseguir sus sueños. Bumangués y trabajador, López era egresado del programa de Banca y Finanzas de las Unidades Tecnológicas de Santander, UTS. Pero desde hace tiempo tenía claro que su futuro no estaba en Colombia, sino en Australia. Específicamente en la ciudad de Sydney.

Su estadía en Australia no tuvo ningún tipo de contratiempos. Trabajaba duro, repartiendo domicilios o haciendo aseo. También estudiaba inglés. En términos generales su vida transcurría como la de cualquier otro joven colombiano que se rebuscaba la vida en el extranjero. Pero todo eso cambió en la noche del 1 de agosto, cuando se disponía a ir a su casa tras terminar una de sus clases.

Ese jueves, Alfonso y una compañera, también colombiana, sufrieron un grave accidente de tránsito. Una camioneta estrelló el vehículo en el que ambos iban y el impacto hizo que cayeran a una excavación. Aunque su amiga salió ilesa, con algunas heridas menores, este no fue el caso de López, que falleció tras el estrellón.

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La noticia de la muerte del joven la recibió su padre, también de nombre Alfonso, tras una llamada telefónica. Envuelto en llanto, la impotencia de estar a miles de kilómetros lo agobió de inmediato. “Uno no está preparado para este tipo de cosas, y menos tan lejos”, dice.

El problema era ahora cómo traer el cuerpo de Alfonso de vuelta a Colombia. Además de cargar con el dolor que les produjo su inesperada muerte, la familia tenía que sufrir el calvario de la repatriación de su cuerpo. Un proceso que, para ellos, como para varias decenas de colombianos fue confuso y demasiado costoso.

Alfonso López Rojas y Alexis Torres Rojas, dos colombianos que fallecieron en el exterior. Foto: Archivo particular

“Después de saber lo de mi niño llamamos al consulado de Sydney y a la Cancillería, y no encontramos las respuestas que esperábamos”, dice Alfonso López, padre del joven fallecido. “La respuesta de las autoridades es que ellos no podían ayudarnos a traer el cuerpo, sino que nos podían colaborar con agilizar los trámites de documentos y sugerirnos quién nos podría ayudar.

Una respuesta similar fue la que encontraron los familiares de Alexis Torres Rojas, un fisiculturista colombiano que falleció en la ciudad rusa de Perm en 2017. Durante uno de sus entrenamientos, Torres sufrió una lesión en uno de sus brazos que con el pasar del tiempo se complicó. Luego de varias intervenciones quirúrgicas y medicamentos, a Torres le diagnosticaron septicemia, una infección que avanzó, le afectó su corazón y finalmente le causó la muerte.

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Dos años han pasado desde que Torres falleciera y según Ivan, su hermano menor, ha sido imposible traer sus restos mortales a Colombia. En su momento, cuenta, la familia y su esposa, de origen ruso, se comunicaron con el consulado de Colombia en Moscú para que les ayudaran con el proceso de repatriación. La respuesta de las autoridades, de acuerdo con los familiares, fue que no había recursos para ello.

En 2017, la Cancillería de Colombia emitió un comunicado afirmando que estaban acompañando a la familia Torres Rojas en ese proceso, pero según ellos esto fue lo último que supieron. De hecho, dicen que ellos optaron por la cremación de Alexis por recomendaciones de las autoridades colombianas, pues, según cuentan, así era más sencillo hacer el traslado. Pero pasado el tiempo la repatriación nunca se dio. “La voluntad final de la esposa fue la cremación de los restos mortales del connacional, pues no se logró la repatriación del cuerpo en los tiempos exigidos por las transportadoras”, respondió sobre este caso la Cancillería a El Espectador.

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La repatriación de un colombiano fallecido en el exterior puede convertirse en un verdadero drama para sus familias en el país. Una de las quejas más comunes es el alto costo de este proceso, que puede oscilar entre los 10 y los 30 millones de pesos, dependiendo del lugar donde ocurra el deceso. Otro de los inconvenientes, dicen, es la poca información que hay para tramitarlo.

Pero, además, muchas de las familias concuerdan que la ayuda por parte del gobierno colombiano es, en la mayoría de casos, “insuficiente”, y que se limita a agilizar las gestiones administrativas. La recaudación en línea de dinero y el apoyo de familiares y amigos se convierte en, quizás, la única alternativa de las familias colombianas para conseguir la repatriación de los cuerpos de sus seres queridos.

Pero lo cierto es que el Ministerio de Relaciones Exteriores sí tiene un mecanismo destinado para este tipo de contingencias: El Fondo Especial para las Migraciones (FEM). Un componente que, sin embargo, no está destinado exclusivamente para tramitar las repatriaciones de los colombianos fallecidos, que de acuerdo con cifras de Cancillería fueron 97 casos en los últimos cinco años.

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De acuerdo con la Cancillería, el FEM fue creado para “brindar apoyo económico a connacionales en el exterior de conformidad con la asistencia humanitaria impulsada a través del Consulado respectivo”. El problema, sin embargo, es que el alcance de este fondo, al que en 2019 se le asignaron $400 millones de presupuesto, es muy amplio y, a veces, no alcanza para suplir las necesidades de, por ejemplo, quienes solicitan asistencia para repatriar a un colombiano fallecido en el exterior.

El Fondo no solo cubre los costos de algunos procesos de repatriación de cuerpos, sino también las contingencias que puedan vivir los colombianos en el exterior. Un colombiano que, por ejemplo, sea víctima de trata de personas y pida ayuda en el Consulado de Colombia más cercano sería asistido con recursos del FEM. Lo mismo aplica para personas que se vean involucradas en una tragedia natural en el exterior. En pocas palabras, cualquier situación que amenace a un colombiano en el exterior puede ser asistida a través del FEM.

Resultado de imagen para pasaporte site:elespectador.comEn los últimos cinco años se han emitido más de 6 millones de pasaportes. Foto: Archivo particular

Esta problemática ha sido abordada en el Congreso de la República por el representante a la Cámara Juan David Vélez, del Centro Democrático, que propuso el año pasado un proyecto de ley que busca la creación de un mecanismo que facilite la repatriación de los colombianos fallecidos a través de una especie de seguro. Una propuesta, que, aunque ya se encuentra en segundo debate, no ha estado exenta de controversia.

De acuerdo con el representante, el seguro tendría un costo aproximado de US$1,50 ($5.000 pesos) y sería cobrado a través del trámite del pasaporte, que en la actualidad cuesta $163.000 pesos. “Es una cifra mínima frente a los beneficios que implica”, explica Vélez a El Espectador. “El dinero sería redireccionado directamente a un fondo independiente exclusivo para repatriación de fallecidos”, aclara el congresista.

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Sin embargo, sus críticos afirman que crear un seguro de repatriación, en relación con el número de solicitudes que se hacen para atender este tipo de urgencias no tiene justificación. Todo lo contrario, pues, dicen, que se malentiende “la naturaleza y la tipología de la migración colombiana”. 

“La migración no puede ser vista de manera plana y homogénea. Por el contrario es multicausal, de naturaleza diversa y realidad cambiante”, cuestiona el politólogo Javier Urrea Cuéllar en un blog en El Tiempo. De acuerdo con Urrea, esta medida obligatoria, no tendría en cuenta la opinión de las personas que dispongan de un seguro de este tipo (como los portadores de tarjetas de crédito) o de quienes, simplemente, no quieran que su cuerpo regrese al país.

Otra de las críticas al proyecto de ley tiene que ver con el dinero que se usaría para financiar el fondo, pues, dicen, se recaudaría mucho dinero en comparación con el poco número de solicitudes de repatriación que se reciben anualmente.

De hecho, si se tiene en cuenta que en los últimos cinco años se emitieron cerca de 6.221.399 pasaportes colombianos, el cobro de US$1,50 para este seguro obligatorio significaría un recaudo de cerca de US$9,3 millones para el fondo de repatriados fallecidos. Una cifra altísima teniendo en cuenta que en los últimos cinco años se han hecho tramitado aproximadamente 500 solicitudes de repatriación. Y de estas, solo 97 fueron concedidas.

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Los trámites de repatriación se hacen más difíciles cuando el fallecido está solo en otro país. En estos casos, como no hay quien responda por el cuerpo o pueda firmar los respectivos documentos, los trámites administrativos pueden ser engorrosos y tardar días o semanas. En el caso de Alfonso López Rojas, la distancia que los separaba con su familia hacía pensar que el duelo se haría lejos.

“Por tradición uno desea tener una representación de él”, dice Alfonso López padre, que cuenta que al funeral de su hijo asistió mediante una videollamada. “Es duro porque uno no se despidió bien de él y quiere darle al menos cristiana sepultura”, agrega.

La opción de la cremación en el caso de la familia de Alfonso no era una opción. La distancia entre Australia y Colombia les hacía dudar si los restos que llegaran al país eran los de él. Afortunadamente, la familia López se encontró con la ayuda del Pastor Alex Fajardo, de la Iglesia Pentecostal de Sydney, que conocía a Alfonso y acompañó el trámite de la repatriación del cuerpo desde la funeraria de la ciudad australiana hasta su llegada a Bucaramanga el pasado 15 de agosto.

Resultado de imagen para alfonso lopez go fund meLa campaña para ayudar a la familia de Alfonso recaudó 75 millones de pesos en pocos días. Foto: GoFundme
 

En cuestión de días, Fajardo recaudó 32.000 dólares australianos, cerca de 75 millones de pesos, para traer de vuelta el cuerpo de Alfonso a Colombia. El consulado de Colombia en Sydney apoyó con el trámite del certificado de defunción y el pastor se contactó con una funeraria australiana, que se encargó del proceso de traslado del cuerpo desde Australia hasta Bucaramanga, en cooperación con una funeraria colombiana.

Una vez en Bucaramanga, el padre pudo por fin despedirse de su hijo. Sin embargo, le queda aún el sinsabor del drama que tuvo que vivir durante 15 días. Dos semanas en las que pensó que el último adiós para su hijo iba a ser a través de la pantalla de un computador.

Alfonso López padre sabe que fue afortunado. No todos los colombianos que sufren esta tragedia cuentan con el apoyo o la convocatoria suficiente para recaudar tantos millones. “Espero que en un futuro el gobierno colombiano apoye un poco más y no nos deje tan solos”, afirma López. “Si debo darle una calificación a su ayuda le daría apenas un 50 %”, concluye.

Por Jesús Mesa / @JesusMesa

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