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En la página de aspirantes a cargos dentro del Gobierno se publicó, el pasado jueves, la hoja de vida del general Alberto José Mejía Ferrero, excomandante del Ejército, para el cargo de embajador de Colombia ante Australia.
Esta aspiración se da antes de que se cumpla su fecha de retiro del Ejército, que está prevista para el próximo 5 de julio. En su currículo se destaca su carrera académica con el pregrado de Ciencias Militares y las maestrías de Seguridad Nacional, Estudios Estratégicos y Seguridad y Defensa Nacional.
El general Mejía ingresó al Ejército el 6 de febrero de 1978, desempeñando cargos como director de Planeación del Ejército, comandante de Asalta Aéreo, líder del Comité de Revisión Estratégica, comandante del Ejército entre 2015 y 2017 y comandante de las Fuerzas Militares desde 2017 hasta el cambio de cúpula que hizo Iván Duque el pasado 10 diciembre.
Este posible nombramiento en el gobierno de IVán Duque, quien como senador y en campaña criticó fuertemente el Acuerdo de La Habana y el funcionamiento de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), se da pese al papel que tuvo el general Mejía en el proceso de paz. Cuando el tribunal transicional comenzó a recibir los informes de las víctimas, el excomandante de las Fuerzas Militares aseguró que la institución iba a “ponerle la cara y el pecho a la JEP”.
“Queremos que los militares investigados y condenados entiendan que hoy tienen una oportunidad que les brinda seguridad jurídica y la posibilidad de aportar para dignificar a las víctimas. Por supuesto, no todos los investigados son culpables y para aquellos que llevan años tratando de demostrar su inocencia también existe en la JEP una ventana de oportunidad en la medida en que serán juzgados por funcionarios especializados y bajo la normativa adecuada según la actuación que se esté investigando”, dijo el general a este medio en abril del año pasado.
En esa misma entrevista, el excomandante manifestó su compromiso con la paz y reconoció la labor del tribunal transicional para esclarecer la situación de muchos militares investigados y condenados. “Ven una luz de esperanza en la nueva jurisdicción”, dijo. Mientras él defendió el proceso, que a su juicio garantizará “un futuro de esperanza” para el país, el Centro Democrático, partido del presidente Iván Duque, ha apelado a reformar el acuerdo y a derogar la JEP, entidad a la que muchas veces, las filas más radicales del uribismo, catalogan de promover la impunidad, especialmente por su último fallo de brindar la garantía de no extradición a “Jesús Santrich”, aduciendo que no contó con las pruebas suficientes para determinar si el exguerrillero presuntamente cometió el delito de narcotráfico, por el que es pedido en extradición por EE. UU., después de la firma del Acuerdo de La Habana.
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Es más, en redes sociales el uribismo promulgó tendencias como las de #JEPCómplicesDeFARC, #JEPMiente y #JEPEsImpunidad, hasta han aparecido pancartas en Antioquia en las que asocian al tribunal transicional de estar al lado de los victimarios y no de las víctimas. “#JEPesImpunidad y corrupción, es un aparato de venganza criminal de las Farc”, “La #JEPesImpunidad y no hay duda de eso. Se juegan todas las cartas para que las Farc no paguen por ningún crimen. Son su tribunal amigo. Una burla a las víctimas”, fueron algunas de las expresiones de congresistas del Centro Democrático.
También, fue el uribismo el que propuso unas salas especiales para el tratamiento de los casos de los militares en el tribunal transicional, propuesta que no logró las mayorías para sobrevivir. A juicio del partido de gobierno, el Acuerdo de La Habana igualó los casos de los exguerrilleros con los de las Fuerzas Armadas en la JEP y por eso era necesario que otros magistrados investigaran a los uniformados. Es más, esa sigue siendo una de las ideas de reforma a lo suscrito en Cuba.
Por ahora, voces desde el uribismo no han cuestionado el probable nombramiento del general Mejía como diplomático, sin embargo, se esperan las críticas, debido a que una vez posesionado Duque, congresistas como María Fernanda Cabal y Edward Rodríguez, pidieron el cambio de la cúpula militar al considerarla “inservible”. Para Cabal, por ejemplo, el excomandante no tenía honor militar y lo culpó, junto a Santos, de igualar la Fuerzas Militares con el terrorismo.