Ha asumido Blaise Metreweli como la nueva jefe del MI6, el servicio de inteligencia exterior británico. Ella, y otros líderes militares y de seguridad, han elaborado una serie de discursos que dejan ver las serias preocupaciones que atormentan a los tomadores de decisiones en estos momentos.
Metreweli empezó su intervención anunciando que ahora los sistemas de inteligencia operan en un espacio entre la paz y la guerra. Su visión del mundo es que es un lugar gris, lleno de pasillos desconocidos y con altas probabilidades de que todo salga mal. Notó que China, por ejemplo, es una amenaza a la seguridad nacional, pero más a la ontológica que a la táctica o infraestructural. Esto debido a que Pekín representa un asunto de alcance mayor, que tiene que ver con una apuesta por el cambio de reglas y orden, mientras que Rusia, por otro lado, es puntualmente una amenaza a la seguridad británica y europea. Tanto que, según la nueva jefe del MI6, Rusia está poniendo a prueba al Reino Unido en la zona gris, con tácticas que están justo por debajo del umbral de la guerra. La guerra entra bajo nuevas definiciones, unas muy peligrosas, que se escapan de los clásicos marcos y canónicas configuraciones. La inteligencia británica ha resaltado que los enemigos de occidente han dispuesto de mecanismos y repertorios que, de forma aislada, no son parte de los marcos de la guerra, pero, si se atan con cuidado y se confeccionan las piezas, es algo mucho más complejo que sobrepasa las dinámicas propias de la guerra. En otras palabras, la guerra dejó de ser lo que creíamos que era y ahora es algo que no sabemos qué es, a ciencia cierta.
Mientras Blaise Metreweli dejaba ver la visión estratégica de la inteligencia británica, se publicaba, al mismo tiempo, el Informe Anual 2023-2025 del Comité de Inteligencia y Seguridad del Parlamento. El informe cubre el periodo de abril de 2023 a marzo de 2025 y detalla la supervisión parlamentaria sobre las agencias de inteligencia del Reino Unido (MI5, MI6, GCHQ) y otras entidades relacionadas con seguridad nacional. El documento resalta, con gran preocupación, amenazas crecientes y complejas, deficiencias en la gobernanza y recursos propios del Comité, y la evolución del panorama de seguridad nacional.
Tanto el informe como lo expuesto por el MI6 dejan ver que la normalidad será hostil y que la incertidumbre será la regla. Ambos plantean un asedio dirigido por tres grandes poderes revisionistas. Cada una con sus propias formas de operar, pero las tres con un objetivo común: debilitar la cohesión, diluir la soberanía y minimizar la proyección británica.
Esos actores revisionistas son China, Rusia e Irán. El primero, Pekín, significa una amenaza estratégica de gran calado. El informe ha sugerido que China tiene un enfoque de operaciones “totalizante”, moviliza sus aparatos de inteligencia, empresas, academia y ciudadanos en una campaña que pasa por lo cognitivo (guerra cognitiva) hasta lo táctico y militar. Su amenaza es dual, encubierta y abierta. El segundo, Moscú, representa una amenaza existencial. Es considerado un actor desestabilizador y confrontador.
Su playbook tiene un repertorio configurado con el sabotaje, campañas de erosión democrática, ciberataques y asesinatos selectivos de disidentes en territorio extranjero. La invasión sobre Ucrania se ha convertido en el catalizador de la amenaza rusa y su amenaza se ha globalizado. Londres se ha convertido en un objetivo de Moscú por su apoyo a Kiev. El tercero, Irán, es considerado como una amenaza asimétrica, irregular y terrorista. Londres identifica que, en el régimen del Ayatolá, los mecanismos para conseguir sus objetivos pasan por la intimidación, el secuestro, asesinatos selectivos y terrorismo. Su actividad cibernética, aunque menos sofisticada técnicamente, es agresiva y se sirve de proxies y grupos criminales. Es un actor motivado por una ideología sectaria y la supervivencia del régimen, lo que lo hace particularmente impredecible.
Sumado a lo anterior, el panorama se complica aún más. El terrorismo ha mutado de un fenómeno impulsado por organizaciones jerárquicas a uno inspirado digitalmente e individualizado. La amenaza es “SUBSTANCIAL” (probable), pero su naturaleza es fragmentaria y sugieren que las probabilidades de ataque en su territorio son muy altas. Por eso, y entre otras razones, tanto el MI6 como el Comité han pedido elevar el presupuesto para el aparato de seguridad nacional, porque argumentan que las amenazas del presente son más parecidas a las del futuro y ahora se combaten con recursos del pasado en el presente.
Los sistemas de inteligencia y operadores de seguridad han entrado en un momento de absoluto estrés geopolítico. Aumentan las preocupaciones y probabilidades de que los problemas se conviertan en amenazas, justo cuando sus sistemas burocráticos reclaman recortes de presupuestos y la capacidad operativa se repliega frente a las necesidades estratégicas. La inteligencia ha entrado en recesión.
*Profesor de Relaciones Internacionales
X: @cesarnino4
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