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Recuperación ambiental en la sabana de Bogotá a lo largo de sus ríos: no más adecuaciones hidráulicas

Columnista invitado EE: Sergio Gaviria Melo*
12 de septiembre de 2020 - 05:00 a. m.

La estructura ecológica principal (EEP) es el término propuesto por el profesor Thomas van der Hammen para zonificar un territorio desde el punto de vista ambiental, en referencia a la situación original. Se basa en el estudio de los (geo)ecosistemas potenciales que existían antes de cualquier proceso de degradación antrópica y de las interrelaciones entre la vegetación, la fauna, el clima y el suelo que establecen los equilibrios necesarios para su funcionamiento, en estrecha dependencia con el ciclo del agua. Este trabajo de reconocimiento de la EEP fue realizado para la sabana de Bogotá y publicado por la CAR Cundinamarca en 1998¹.

La CAR elaboró para la región un conjunto de determinantes ambientales que tenían que ser considerados para los Planes de Ordenamiento Territorial (POT) que entraron en vigencia por primera vez en el año 2000. La conservación de los elementos que todavía existen y la restauración de aquellos que han desaparecido de la EEP fueron acordadas para la aprobación de los POT entre la CAR y los municipios durante ese proceso. De esta manera se pretendía obtener un conjunto armónico de zonas de protección y usos del suelo que llevara progresivamente a la restauración de los ecosistemas sobre la EEP regional.

Para poner un caso, el eje articulador principal que atraviesa la zona poblada del municipio de Chía en la parte plana es el río Frío. Alrededor de este curso de agua se establecen los usos del suelo con mayor impacto en la EEP, por la fuerte deforestación que han sufrido a lo largo de la historia. Los ecosistemas de bosques de la planicie fueron reemplazados por agrosistemas y potreros para la ganadería, industrias de flores y actualmente para uso urbano, con la ocupación de los suelos de protección por centros poblados y vivienda rural desordenada. A pesar de su importancia y función ambiental vital, el manejo que se ha dado al sistema hídrico y sus rondas ha sido desastroso.

Luego de las inundaciones del 2010-2011 en la sabana de Bogotá, el concepto de adecuación hidráulica, en términos de ingeniería para la mitigación de riesgos y prevención de desastres, ha anulado cualquier consideración sobre la estructura ecológica relacionada con el sistema hídrico. Consiste en intervenciones periódicas del cauce con dragados, tala de árboles de la ronda, perfilado de taludes y disposición de los sedimentos en los bordes, en contra de las recomendaciones de manejo ambiental, según el Acuerdo 17/2009 de la CAR. La CAR afectó el río Frío aguas arriba del casco urbano de Chía en 2015-2016 en un proyecto de adecuación hidráulica que fue investigado por la Contraloría, con hallazgos de carácter fiscal con presunto detrimento patrimonial de $1.681 millones por hacer una intervención del cauce donde no se requería².

La recomendación de la misma CAR había sido la restauración del bosque de ronda de los ríos con las especies nativas resistentes a la inundación, desde el borde del cauce hasta el límite entre el valle aluvial con la altiplanicie de la sabana (Acuerdo 17/2009). Asimismo, se debían proteger los humedales, espacios de alivio de crecientes, con la prohibición de rellenos para construcción de viviendas y otras obras. Conservar el cauce y la morfología de los ríos asegura la estabilidad de los taludes, evita la erosión, la sedimentación y las inundaciones catastróficas, preservando la vida en estos ecosistemas hídricos sensibles. Las obras de adecuación hidráulica destruyen el ecosistema de ronda y la conectividad ecológica de la EEP, y generan inestabilidad en los bordes que caen al cauce, lo que obliga a intervenir con “mantenimientos” frecuentes el río para evitar la sedimentación inducida por las mismas obras.

La ciudadanía, consciente de esta situación repetitiva, exige a la autoridad ambiental que detenga hoy las obras de adecuación hidráulica del río Teusacá que ella ejecuta en La Calera; presuntamente se han violado las normas impuestas por la misma CAR y se desconoce la función del río como eje vital de la EEP. Pareciera que se ha dejado al ratón cuidando el queso.

* Geoquímico, doctor en Ciencias del Suelo, exsubdirector científico de la CAR Cundinamarca (2000-2001).

¹ Van der Hammen T., 1998. “Plan ambiental de la cuenca alta del río Bogotá. Análisis y orientaciones para el ordenamiento territorial”, Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, 142 pp.

² Observatorio Transparencia y Anticorrupción, 04/10/2016. Edición 2015-2016 del ITEP, Secretaría de Transparencia Presidencia de la República.

Por Sergio Gaviria Melo*

 

Camilo(03596)12 de septiembre de 2020 - 06:26 p. m.
Las barbaridades ecológicas en Chia fueron realizadas para favorecer el lugar de la universidad de la sabana. Quien puede con el opus dei ? Las obras de dios como gran ofensa a la humanidad y al ambiente. Alguien dice que el debate es entre la muerte y la vida. A la muerte se afilia con firmeza ese opus dei. Las minúsculas son merecidas.
Octavio(58841)12 de septiembre de 2020 - 01:07 p. m.
La sensatez no tiene cabida cuando los que priman son los negocios, y es algo similar a lo que sucede en todas partes de este mundo materializado, hasta el extremo que la cordura no hace parte del progreso humano, mucho menos del equilibrio y bienestar natural.
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