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Entre 2015 y 2022, el país cayó 30 puntos en la prueba internacional más reputada del campo.
En primer lugar, hay que valorar que hemos ido creando una trayectoria de participación en las pruebas internacionales de educación más importantes, como el Estudio Internacional sobre Educación Cívica y Ciudadana (ICCS), realizado por la Asociación Internacional para la Evaluación del Logro Educativo (IEA). Los resultados pueden no ser alentadores, pero al menos sabemos cómo estamos, al igual que con los exámenes médicos.
El ICCS evalúa a estudiantes de grado octavo (14 años en promedio) sobre su preparación para “desempeñarse como ciudadanos en la sociedad, indagando sobre el grado de conocimiento y comprensión de los conceptos y temas relacionados con el civismo y la ciudadanía, así como sus creencias, actitudes y comportamientos en estos ámbitos”.
Colombia ha participado en los tres cortes del estudio: 2009, 2015 y 2022, en el que concurren alrededor de 22 países: Brasil, Francia, Rumanía, Bulgaria, Italia, Serbia, Chipre, Letonia, Suecia, Colombia, Lituania, Taiwán, Croacia, Malta, Dinamarca, Noruega, Eslovenia, Países Bajos, España, Polonia, Alemania, Estonia y República Eslovaca. Es una buena muestra del mundo para compararse.
Los puntajes globales de nuestro país han sido 462 en 2009, 482 en 2015 y 452 en 2022, el resultado más bajo de la muestra de países (Taiwán el primero, con 583, y una media de 508). De 2009 a 2022 mejoraron su rendimiento Suecia, Taiwán, Estonia y Polonia; se mantuvieron Letonia, Chipre, España, Malta, Italia, Noruega y Bulgaria; y desmejoraron mucho Colombia, Eslovenia y República Eslovaca. Nos toca preguntarnos qué pasó, por qué esta caída tan fuerte de 2015 al 2022.
Descartemos que hubo problemas técnicos con los datos, ya que Colombia superó los estándares de calidad de la IEA, lo que no ocurrió con Brasil y Dinamarca. Tendríamos como hipótesis explicativa la confluencia de la pandemia del Covid-19 (con la virtual interrupción o disminución dramática del servicio educativo) y el llamado “estallido social” con sus secuelas (los visos de legitimación de una cultura de impugnación violenta de la ley y de un espíritu de confrontación social por principio).
El Icfes y el Ministerio de Educación obviamente tienen estos resultados del ICCS 2022, que recibieron el año pasado, pero no los han dado a conocer al país, tal vez por lo poco grato que es salir a contar que nos caímos al último lugar. Pero también porque los contenidos evaluados, muy de la civilización a la que se supone que aspiramos, chocan con la ideología del gobierno.
Mientras el ICCS les preguntaba sobre la comprensión del respeto de la ley y de los derechos de los demás, los estudiantes de grado octavo veían a un candidato presidencial que glorificaba a la “primera línea”. Pudieron estar confundidos y equivocarse en la respuesta. El entorno percibido influye.
Solo 12 % de los colombianos quedó en el nivel superior de rendimiento versus 31 % promedio y 62 % de Taiwán. Ojalá esto inmute a los que creen que “Cívica y Urbanidad” no merece estar al lado de “Competencias socioemocionales”. Algo que se debe reflejar en el boletín de notas, pero ajá, están embelesados con “reescribir la historia de la educación”. Y, por favor, no vayan a sacar al país del ICCS.